Prime Video la presentó como una reinvención del clásico de la ciencia ficción. La premisa era buena, volver a contar La guerra de los mundos desde una nueva perspectiva -en parte forzada por la pandemia de coronavirus y sus limitaciones-. El resultado fue horrible.
Con un inapelable 0% en Rotten Tomatoes y críticas que la señalan como una de las peores producciones jamás estrenadas, esta versión moderna de La guerra de los mundos -con Ice Cube como protagonista- ha despertado tanto burla como morbosa curiosidad. Ahora, el propio actor ha contado lo que se escondía tras semejante despropósito cinematográfico: un rodaje exprés, sin director en el set y con los intérpretes aislados, todo fruto de las restricciones sanitarias del confinamiento.
Ice Cube, actor, sobre el fracaso histórico que hizo para Amazon: 'El director no estaba ahí, ninguno de los actores estaba'
En una charla reciente en el directo de Kai Cenat, Cube reveló que la película se rodó en apenas quince días durante 2020. "El director no estaba allí, ninguno de los actores estaba allí", confesó. La producción, en consecuencia, se llevó a cabo de manera remota: él grabando escenas en solitario, resolviendo cuestiones técnicas por su cuenta y dando forma a una cinta que, por razones obvias, acabó resentida en lo narrativo y lo visual.
El resultado fue un relato en clave digital del clásico de H.G. Wells. Aquí, Cube interpreta a Will Radford, un analista de seguridad nacional que afronta una invasión alienígena desde su escritorio, armado con videollamadas, Zoom y hasta WhatsApp. Una premisa que podría sonar interesante en papel, pero que en pantalla se traduce en una sucesión de planos estáticos y pantallas de ordenador, una decisión más propia de un anuncio corporativo que de un largometraje de ciencia ficción.
La crítica no tuvo piedad. Variety la calificó de "excesivamente publicitaria", mientras que Cinemalogue la definió como "progresivamente ridícula". Lo cierto es que su apuesta vanguardista se percibió por la gran mayoría de espectadores como un recurso forzado y cutre, un intento fallido de dar forma a un thriller pandémico que carecía de tensión y movimiento. Era realmente torpe y cutre a partes iguales.
Y sin embargo, como ocurre con algunos de los peores filmes de la historia, el tiempo y las redes sociales le han dado un segundo aire. La guerra de los mundos versión Ice Cube ha encontrado su espacio como pieza de “hate-watch”: esas películas que se disfrutan precisamente por lo malas que son. Una rareza nacida del confinamiento que, contra todo pronóstico, ha terminado por ganarse un hueco en la cultura digital contemporánea.















