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España quiere acabar con los jefes que escriben por WhatsApp o llaman fuera del trabajo y llegan las primeras multas

Más allá de una cuestión de bienestar individual, el derecho a la desconexión digital es un elemento clave en la competitividad empresarial.
España quiere acabar con los jefes que escriben por WhatsApp o llaman fuera del trabajo y llegan las primeras multas
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Actualizado: 9:26 9/5/2025
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La nueva reducción de la jornada laboral en España, que plantea pasar de 40 a 37,5 horas semanales sin recorte salarial, ha copado titulares y debates. Sin embargo, en paralelo a esta reforma laboral visible, se está tramitando otro cambio igual o más transformador: la conversión del derecho a la desconexión digital en una obligación legal e irrenunciable.

Esta propuesta, impulsada por el Ministerio de Trabajo y Economía Social, pretende blindar a los trabajadores frente a la hiperconectividad laboral, un problema que, según datos sindicales, afecta actualmente al 80 % de la población asalariada en España.

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Hasta ahora era un derecho orientativo

Hasta ahora, el Estatuto de los Trabajadores contemplaba la desconexión digital como un principio orientativo, pero sin mecanismos coercitivos claros ni sanciones ante su incumplimiento. Apenas una veintena de convenios colectivos lo recogían de forma efectiva. La nueva propuesta rompe con ese modelo laxo y eleva la desconexión a categoría de derecho incondicional, que no puede ser renunciado ni restringido mediante pactos entre partes. Se equipara así con otros derechos laborales básicos, como la jornada máxima o el descanso entre turnos, reconociendo que la presión digital fuera del horario es una forma de prolongación encubierta del tiempo de trabajo.

Pretende atajar la tecnoansiedad

El texto plantea además sanciones de hasta 10.000 euros por trabajador afectado en caso de incumplimiento, y reconoce como horas extraordinarias cualquier contacto laboral fuera del horario pactado. También protege a los empleados ante posibles represalias si deciden no responder a llamadas, mensajes o correos electrónicos. Estas medidas buscan atacar no sólo los efectos visibles del agotamiento laboral, sino también trastornos mentales emergentes como la tecnoansiedad, la tecnoadicción o la fatiga informática, todos ellos reconocidos en estudios recientes como Digital Stress and Workplace Productivity.

La evidencia médica respalda la urgencia del cambio. Según la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental, la exposición continua a estímulos laborales digitales en casa reduce la calidad del sueño, incrementa los niveles de cortisol y favorece cuadros de estrés crónico. Además, organismos como la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo han advertido que la falta de separación entre vida profesional y personal incide negativamente en la productividad y favorece el burnout, que la OMS ya clasifica como fenómeno ocupacional desde 2019.

Estudios como el de la Universidad de Stanford (2022) muestran que las organizaciones que garantizan límites claros entre trabajo y descanso reducen su tasa de rotación y retienen mejor el talento. Si la reforma finalmente se aprueba, las empresas españolas tendrán hasta el 31 de diciembre de 2025 para adaptar sus políticas internas. Lo que parecía una medida de conciliación se perfila así como una redefinición estructural del tiempo de trabajo en la era digital.

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