Una de las obras de ingeniería más ambiciosas de Europa está a punto de cambiar por completo la forma en que se conectan Dinamarca y Alemania. El túnel de Fehmarnbelt, una estructura de 18 kilómetros que implicará una inversión de 7400 millones de euros, promete revolucionar tanto el transporte de personas como el comercio en la región.
A diferencia del conocido Eurotúnel, que atraviesa tierra firme, esta maravilla se construye bajo una de las rutas marítimas más transitadas del continente utilizando enormes secciones de hormigón prefabricadas. Cada bloque mide 217 metros de largo, 42 de ancho y 9 de alto, y pesa unas 73.000 toneladas. Estas piezas se colocan en zanjas excavadas en el fondo del mar, se ensamblan y finalmente se cubren, creando un túnel que integrará dos calzadas para vehículos y dos líneas de tren electrificadas.
El impresionante túnel submarino de 18 km que une Europa: una obra titánica que transforma el continente
Las primeras secciones ya han salido de la fábrica danesa de Rødbyhavn, marcando un hito inicial en un proyecto que apunta a completarse en 2030. Según Denise Juchem, responsable de Femern A/S, la inmersión de la primera sección aún depende del clima y se prevé que dure unas 40 horas. “Cada maniobra debe ser perfecta. No habrá segundas oportunidades”, explica, mientras los 22 miembros del equipo se someten a un entrenamiento intensivo para garantizar que todo salga a la primera.
El impacto del túnel se dejará notar de inmediato en la movilidad: lo que hoy supone un viaje de 45 minutos en ferry entre Rødbyhavn y Puttgarden se reducirá a apenas 10 minutos en coche y 7 en tren. Los trayectos más largos, como el de Hamburgo a Copenhague, que actualmente lleva unas cinco horas en tren, se acortarán a la mitad, según las estimaciones de los responsables del proyecto.
Más allá de la logística y el comercio, Fehmarnbelt se perfila como un motor de turismo para la región. “Será un punto de inflexión para el turismo en Dinamarca y el norte de Europa”, comenta Mads Schreiner, director de marketing internacional de VisitDenmark. La nueva conexión no solo atraerá visitantes, sino que fomentará la economía local, generará empleo y permitirá que ciudades fuera de Copenhague se beneficien del flujo turístico. Schreiner subraya que la clave está en transformar la infraestructura en experiencias atractivas que inviten a los turistas a quedarse y vivir Dinamarca, en lugar de limitarse a pasar de largo.
El túnel de Fehmarnbelt no es solo un paso bajo el mar: es una ventana al futuro de la movilidad europea, al crecimiento económico y a un turismo que busca experiencias rápidas, eficientes y memorables.
