Yellowstone es todo un fenómeno televisivo. Su responsable, Taylor Sheridan, lleva años siendo uno de los pilares creativos más rentables de la televisión norteamericana. Su sello de autor ha dado forma a un universo narrativo reconocible, musculoso y profundo en términos de tramas y personajes, que además está constante expansión. Pero no todo son llanuras abiertas, ranchos y terneros: en el horizonte se avecina una tormenta. Y no es una cualquiera.
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Todas las series firmadas por Sheridan —desde Mayor of Kingstown hasta Tulsa King, pasando por las múltiples ramificaciones de Yellowstone— nacen de su acuerdo con Paramount Global. Con la excepción de la serie madre, que se emite en Paramount Network pero cuyo streaming en EE.UU. pertenece a Peacock, todo lo demás vive y respira en Paramount+. Y, por extensión en Europa, en SkyShowtime, donde su catálogo se ha convertido en uno de los principales atractivos de la plataforma.
Pero algo se está moviendo en las alturas corporativas. Paramount Global está a punto de cerrar una fusión con Skydance Media, la productora de David Ellison, con la intención de frenar una sangría financiera que no ha dejado de agravarse en los últimos tiempos. Si no hay contratiempos, el acuerdo se firmará en las próximas horas, 7 de abril.
Y con ese nuevo matrimonio llegan también nuevas prioridades. Tal y como adelanta Puck News, la recién nombrada directora de streaming, Cindy Holland (una de las arquitectas del éxito inicial de Netflix), aterriza con una misión clara: apretarse el cinturón. Su plan pasa por reducir costes en todas las producciones originales para streaming, limitando el presupuesto máximo por episodio a unos 9 millones de dólares. Suficiente para muchos, pero no para Sheridan, cuyos capítulos suelen moverse en la horquilla de los 12 a 16 millones.
Dicho de otro modo: el tren de alta gama que Sheridan ha estado pilotando sin freno podría verse obligado a bajar revoluciones. Y eso supone un problema, porque el texano tiene ahora mismo varias locomotoras en marcha: la temporada 4 de Mayor of Kingstown, la segunda de Landman y la tercera de Tulsa King. Por no hablar de 1923, que encara su recta final, y de los nuevos spin-offs del universo Yellowstone ya en desarrollo: The Madison, 1944, 6666, y las series centradas en Kayce Dutton o la pareja formada por Rip y Beth.
Aunque algunas estrategias ya se están poniendo en marcha —como licenciar temporalmente Yellowstone a plataformas como Netflix y Prime Video en algunos territorios—, el núcleo del conflicto está claro: Sheridan gasta mucho, pero también genera mucho. Cada serie que lanza, triunfa, sin miramientos. Los datos está ahí. Y eso no es fácil de replicar en un ecosistema de streaming cada vez más competitivo y menos paciente.
El acuerdo general entre Sheridan y Paramount expira en 2027, lo que da cierto margen de maniobra. Pero la pregunta no es si llegará el momento de renegociar, sino cómo y con qué condiciones lo hará. Porque tanto la compañía como su creador estrella van a tener que tomar decisiones importantes. Y pronto.















