El Mediterráneo siempre ha sido un mar cargado de misterios, pero este verano se ha convertido en escenario de un fenómeno tan fascinante como inquietante: la irrupción masiva de la raya Mobula, también conocida como el “diablo de mar mediterráneo”. Estos animales, capaces de alcanzar los 350 kilos de peso y de moverse bajo el agua como si volasen, han aparecido con inusual frecuencia en enclaves como Béziers, Marsella, Agde o Sète, sorprendiendo tanto a turistas como a especialistas.
Lo que antes era un encuentro excepcional se ha convertido en una postal recurrente. Para muchos bañistas, el avistamiento de estos gigantes ha rozado lo mágico. “Vi dos pequeñas aletas y pensé que no podía ser… ¡era una raya!”, relataba una testigo aún incrédula. Otro turista lo describía como “un momento único, casi irreal”.
Los “diablos” del Mediterráneo: la inquietante llegada masiva de la raya Mobula a las costas europeas
A día de hoy, no existe una explicación cerrada para justificar esta llegada masiva a la costa. La hipótesis más extendida apunta a cambios en la disponibilidad del plancton, su principal fuente de alimento. Según Aurélien Guay, experto en excursiones de observación marina, nunca se había registrado una concentración tan elevada. "Podemos imaginar que la composición del plancton ha variado. Es su dieta principal, y si cambia, ellos cambian con ella”, explicaba.
Otros factores como el viento, la temperatura del agua o la salinidad también podrían estar jugando un papel decisivo. Normalmente, las Mobula prefieren las aguas profundas y abiertas, muy lejos de la arena y el bullicio de los bañistas. Sus parientes más cercanas, las mantas raya, son todavía más espectaculares: llegan a medir hasta nueve metros de envergadura y superar las dos toneladas de peso.
Pero lo que a simple vista parece un espectáculo de la naturaleza tiene un reverso inquietante. En playas cercanas a Béziers, varios ejemplares han aparecido varados en la arena, un comportamiento que los biólogos califican de alarmante. “Estas no son rayas costeras, viven en alta mar a profundidades de más de mil metros”, advertía el biólogo marino Matthieu Lapinski, presidente de la asociación Ailerons. “Que se acerquen a la playa y queden atrapadas en la arena es una muy mala señal. Este año ha sido especialmente preocupante”.
La raya Mobula figura entre las especies marinas más amenazadas del planeta. La pesca intensiva y la contaminación por plásticos han reducido drásticamente su población, situándola al borde de la extinción. Su inesperada proximidad a las costas mediterráneas, lejos de ser un simple capricho de la naturaleza, podría ser el reflejo de un desequilibrio ambiental de gran calado. Cada nuevo avistamiento, cada varamiento, es una postal que mezcla maravilla y advertencia. Un recordatorio de que la belleza del Mediterráneo convive con la fragilidad de un ecosistema sometido a presiones crecientes.















