Un equipo internacional de especialistas de México, España y Colombia se ha embarcado en un proyecto de estudio interdisciplinar para analizar un espectacular hallazgo submarino, conocido como el Tesoro de Alacranes, que consiste en 420 piezas de oro, esmeraldas y diamantes encontradas en un galeón español del siglo XVIII. Este tesoro fue descubierto por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en el sureste mexicano, específicamente en el Arrecife Alacranes, y se cree que podría ser parte de la carga de uno de los galeones de Tierra Firme, que facilitaban el comercio entre Perú y España. Este hallazgo no solo es significativo por su valor material sino también por lo que revela sobre las rutas comerciales y la vida cotidiana del siglo XVIII.
Helena Barba, responsable de la Oficina Península de Yucatán de la Subdirección de Arqueología Subacuática del INAH, ha señalado a EFE que en las últimas dos décadas se han encontrado 39 naufragios en el Arrecife Alacranes, un área que apenas ha sido explorada en un 5%. Estos descubrimientos subrayan la riqueza cultural y histórica que yace en las profundidades marinas de esta región y plantean un vasto campo de investigación sobre los naufragios y sus cargamentos. El Tesoro de Alacranes, en particular, destaca por su composición de joyas de alto valor, que ahora están en exhibición en el Museo de Arqueología Subacuática El Fuerte de San José El Alto en Campeche, ofreciendo al público una ventana única al pasado.
¿De quién es es el barco?
La procedencia de las piezas del tesoro ha sido un tema de gran interés para los investigadores. Los análisis iniciales sugieren que el oro de 24 quilates puede provenir de Colombia, Venezuela, Panamá o incluso de Oaxaca, en México, mientras que los diamantes probablemente sean de Brasil. Esta diversidad de orígenes subraya la complejidad de las redes comerciales de la época y el valor que estas rutas tenían para el imperio español. Este hallazgo no solo enriquece el patrimonio cultural subacuático de México sino que también plantea interrogantes sobre la propiedad y la gestión de los tesoros sumergidos, especialmente en un contexto donde los naufragios coloniales son objeto de disputas internacionales, como es el caso del galeón San José.
Joyas como anillos, medallas, relicarios, rosarios, botones, hebillas, mondadientes de oro, esmeraldas y diamantes. La investigadora subraya que más allá del valor de los metales preciosos y gemas, el tesoro es especial porque "habla de la vida cotidiana del comercio y las rutas navales del siglo XVIII". "En los últimos 20 años hemos encontrado 39 naufragios en el Arrecife Alacranes, que es una trampa para la navegación y aún nos falta mucho porque apenas llevamos el 5% de exploración en ese lugar", apunta la arqueóloga.
Una ruta entre España y Perú
Una de las hipótesis de los expertos es que el barco podría ser uno de los Galeones de Tierra Firme (embarcaciones de la Carrera de Indias) que comunicaron a España con el virreinato del Perú. "Lo que más resalta de ese naufragio es su tesoro, que apenas es el 1% del cargamento que seguramente estará en la parte del arrecife que hoy está plagado de corales de fuego y permanecerá así el resto de su vida material", indicó Barba. La carga, agregó la arqueóloga.
El Tesoro de Alacranes, ahora bajo estudio por un equipo multidisciplinario, se convierte en un caso emblemático de cómo el patrimonio sumergido puede servir como puente entre naciones, fomentando la colaboración científica y cultural. A medida que continúa la investigación y exploración del arrecife, es probable que emergan nuevos descubrimientos, ofreciendo más pistas sobre el pasado y reforzando el vínculo entre la historia y la arqueología submarina.
