Parecía el Dorado. El lugar en el que el mundo del entretenimiento podría refugiarse tras años de problemas con el modelo de distribución cinematográfica tradicional. Pero en estos momentos, las grandes empresas del mundo del streaming, tras años de bonanza y éxitos comerciales, afirman que el horizonte no es prometedor. Los beneficios han caído más de un 90% en la última década y la competencia es tan grande que es difícil que algún portal salga victorioso de una guerra encarnizada de contenidos originales, presupuestos desorbitados y grandes fracasos.
Hollywood teme que el colapso del streaming le salpique: las grandes plataformas tienen miedo de que todo el negocio se venga abajo en los próximos años
Hay incertidumbre y algo de pánico en las grandes oficinas del mundo del streaming. Y no, no tiene nada que ver con la huelga de guionistas o la posible huelga de actores y actrices que parece formarse en el horizonte. Los grandes directores, productores, jefes de estudio, agentes y responsables de finanzas de Hollywood saben que hay nubarrones que se están formando desde hace unos años.
"Estamos en el peor momento para hacer una película o serie en la historia del medio", vaticinan. Y sí, el desastre podría ser inminente. Medios como Bloomberg destacan que el fracaso del modelo del streaming es algo que nadie preveía a corto plazo, pero que se producirá por culpa de la codicia de las grandes plataformas y el abuso a los suscriptores. En otras palabras: han agotado sus bondades demasiado rápido.
En Vulture han sido especialmente duros, indicando que hay graves fallos o vicios en el sistema de distribución, producción y consumo en lo relativo al vídeo bajo demanda. "Tenían un modelo económico extraordinariamente exitoso y lo destruyeron en favor de un modelo que puede o no funcionar, pero casi seguro que no funcionará tan bien como el viejo modelo", comentaban fuentes anónimas desde los grandes estudios de Hollywood. Es una cuestión matemática. Sí, durante años se ha ganado mucho dinero, y si en 2013 los beneficios del negocio del streaming ascendían a 23.400 millones de dólares, ahora, en pleno 2023, grandes plataformas apenas rascan 2600 millones de dólares en beneficios combinados.
Sigue siendo mucho dinero, pero cuando grandes del sector del streaming como Netflix, Disney y Paramount no alcanzan los 10.000 millones de dólares de beneficios, hay problemas. Pese a que el modelo sigue siendo rentable, está muy por debajo de lo que se esperaba en estos años postpandemia, cuando el streaming parecía la salvación a una taquilla agónica en cines, y que ha afectado a la compañía del ratón, que no encuentra la clave del éxito, otrora marca de la casa, en películas de Marvel o la saga Indiana Jones. ¿Ha muerto de éxito? Además, hay que sumarle la inestabilidad existente en Warner Bros Discovery, que tras estrenar The Flash y pegársela en taquilla ha decidido adelantar su salida en streaming, asumiendo que ha tenido pérdidas multimillonarias.
Amazon, con Prime Video, ha desembolsado una enorme cantidad de dinero con Citadel, pero la serie no ha despegado en EE.UU, algo que parece no importarle al portal, pero que demuestra que las grandes inversiones no están cosechando el retorno que se esperaba. Citando a Bloomberg, el consejero delegado de Amazon, Andy Jassy, ha admitido que están realizando auditorias de cara a evaluar cuánto y de qué manera se gasta el dinero la división centrada en proyectos de Hollywood en la compañía y cómo se destina el dinero para producciones originales en formato televisivos. Sin ir más lejos, se dice que han pedido a los principales ejecutivos de Prime Video análisis presupuestarios detallados de algunas de las series estrenadas en los últimos años.
Para ponerlo en perspectiva, en Amazon se gastaron más de 7000 millones de dólares en producir shows con licencia y grandes espectáculos deportivos, frente a los 5000 millones del ejercicio anterior. Según afirman en Hollywood, el modelo de inversión desorbitada no va a ningún sitio, las películas y series no son relevantes, y los beneficios obtenidos, como ya afirmó Bob Iger, consejero delegado de Disney, no merecen la pena. Es un crecimiento artificial y poco justificado. Hace unas semanas, para recortar gastos, Disney anunció una gigantesca purga de contenido, borrando series y películas de gran presupuesto y promocionadas hasta la saciedad durante el año pasado. ¿El ahorro? De más de 1200 millones de dólares. Y Netflix sigue una estrategia similar: cancelar todo lo que se ponga por delante si no recibe el interés que ellos estipulan. El negocio del streaming está roto. Queda por ver si Hollywood puede mantener el tipo en los meses venideros y aportar algo de equilibrio a una balanza que está completamente desquiciada.