Iron Man fue una de las grandes apuestas de Marvel en toda su historia. La empresa, que atravesaba una posición delicada, se apostó el todo o nada con Iron Man en 2008, un filme que tenía que tener éxito para cimentar una historia continuada en diversas secuelas y producciones. Su protagonista, Robert Downey Jr. era un arma de doble filo: en Marvel temían que un exadicto condenase a la película antes de estrenarse.
El duro camino de Iron Man: Marvel tenía dudas de contar con un actor problemático como Robert Downey Jr.
Marvel no quería a Roberto Downey Jr. como Tony Stark pero un hombre luchó por él. David Maisel, expresidente de Marvel Studios quizás no sea muy conocido entre los aficionados pero su labor fue clave para la construcción de Universo Cinematográfico de Marvel. Fue el arquitecto inicial del MCU, que desde entonces Kevin Feige ha ido perfilando como el amo de títeres, tomando las riendas como el actual presidente de la compañía.
El nombre de Feige se ha convertido en sinónimo del éxito de Marvel y según Maisel (vía Variety) casi ha eclipsado sus contribuciones. "Es como si hubiese desaparecido tras el chasquido de Thanos", explica entre risas. "Nadie me conoce", añade.
"David ha sido eliminado de la historia del estudio, lo que realmente creo que es extraño”, agregó el exasesor principal de Marvel Entertainment, John Turitzin, a The New Yorker. “Fue una creación suya", afirma. Maisel recuerda que todo comenzó en el verano e 2003, cuando se le ocurrió la idea de construir una saga cinematográfica en el que los personajes aparecieran en las distintas secuelas contando una historia que, llegado el caso, puede seguir para siempre. "No son 30 películas nuevas. Es una película y 29 secuelas. Lo que llamamos un universo" explica.
Con esa premisa, Maisel se reunió con el despedido Ike Perlmutter, el entonces director ejecutivo de Marvel Entertainment, a quien le gustó el tono del universo y que le permitió crear Marvel Studios. Tras recaudar 525 millones para construir los cimientos del MCU, comenzó la producción de Iron Man en 2008, un filme que era el todo o nada de Marvel. Si salía bien, guay, el éxito estaría asegurado. Si la producción fracasaba, todo se iría a la basura y el esfuerzo caería en saco roto. "Es como cuando vas a un casino y te quedas con las ganancias. No tienes que preocuparte si pierdes. La junta realmente no tuvo más remedio que aprobarme para hacer el nuevo Marvel Studios", admite. El problema vino con el actor.
El carisma de Downey Jr. era ampliamente reconocido pero era un actor problemático en Hollywood. Tras hacer Iron Man un éxito de crítica y taquilla en 2008, su vuelta a la industria del cine lo convirtió en el actor mejor pagado de la industria y en la clave del sueño de Maisel. Pero la junta de Marvel estaba nerviosa por elegir a Downey Jr. como estrella de una apuesta tan arriesgada, sobre todo dada su reputación de chico malo, que incluía ser arrestado en abril de 1996 por posesión de heroína, cocaína y un arma descargada. Downey Jr. estaba fuera de Hollywood en ese momento, no le daban papeles, y mucho menos estos grandes blockbusters. En Marvel estaba decidiendo entre él o Timothy Olyphant para interpretar a Tony Stark y ser la estrella de Iron Man. La decisión que se tomase, marcaría el destino del MCU y sus secuelas.
"La ejecutiva de Marvel pensó que estaba loco por poner el futuro de la compañía en manos de un adicto. Les ayudé a entender lo bueno que era para el papel. Todos confiábamos en que estaba limpio y se mantendría limpio", comentaba. Y así fue. El resto, como suele decirse, es historia. Marvel triunfó con Iron Man, y aunque ahora replantean su estrategia de estrenos y secuelas en cine y televisión, Marvel Studios es sinónimo de éxito.
