Poco a poco se está demostrando que no estamos tan lejos de diferentes tipos de tecnología que hemos visto en películas de ciencia ficción. ¿Recordáis el terrorífico T1000 de Terminator: El Juicio Final? Ese monstruo casi indestructible al que dio vida Robert Patrick y que fue descrito como un Porsche por el mismo James Cameron: "Si el T-800 era un Panzer, un tanque dentro de un cuerpo humano, el T-1000 debería parecer mas a un Porsche, un asesino mas astuto, un amenazador que no usaría la fuerza bruta como su principal arma sino la intimidación". El T1000 es una polialeación mimética de metal líquido con nanochips que permiten que este pueda regenerarse cuando quiera o cambiar de forma a voluntad. Pues bien, según recogen desde Gizmodo, un equipo de científicos de de la Universidad China de Hong Kong ha conseguido crear un robot de metal líquido que puede cambiar de forma.
El robot tiene como fin realizar tareas complejas y servir como salvamento
Chengfeng Pan, director del equipo a cargo de dicha investigación, ha asegurado que este tipo de robots podrían ser clave para realizar tareas de salvamento en el futuro, cuando ya estén bien desarrollados y puedan realizar acciones más avanzadas: "Dar a los robots la capacidad de cambiar entre estado líquido y sólido les otorga más funcionalidad", comenta.
Este proceso de alteración entre metal y líquido se ha conseguido gracias a un material específico que se ha bautizado como 'máquina de transición de fase sólido-líquido magnetoactiva'. El galio fue el metal elegido para este proceso, puesto que el mercurio requiere de condiciones muy frías para poder solidificarte. En cambio, el galio tiene un punto de fusión de 29,8 °C.
Carmel Majidi, de la Universidad Carnegie Mellon, detalla cómo se ha conseguido esta proeza: "Se agregaron micropartículas magnéticas de neodimio-hierro-boro al galio porque cumple dos funciones. Hacen que el material responda a un campo magnético alterno, por lo que puede, a través de la inducción, calentar el material y provocar el cambio de fase. La inducción calentó el galio de 25 a 35 °C , pero las partículas magnéticas también dan a los robots movilidad y la capacidad de moverse en respuesta al campo magnético". El robot en cuestión puede dividirse para pasar a través de obstáculos, puede trepar por muros sólidos y tiene capacidad para enfrentarse a situaciones complicadas él solo.
El robot aun necesita muchos ajustes, pero la idea es que pueda incluso arreglar problemas relacionados con el cuerpo humano: "La temperatura del cuerpo humano significa que se requerirá un metal con un punto de fusión más alto que el galio, y el cambio de fase lleva más tiempo en los líquidos que en el aire porque pierde calor más rápidamente en el medio ambiente". Ya está hecho el primer paso para que en el futuro se puedan ver robots más complejos al estilo del T1000, pero esperemos que sean menos agresivos y no necesitemos un T800 para contraatacar.