Parece ser que nuestro querido Carcharodon carcharias compartió unos años de cadena alimenticia con el Otodus Megalodón. Los tiburones blancos, los primeros mencionados, pueden llegar a crecer hasta seis metros de largo y pesar alrededor de 2.300 kilos. Una barbaridad que por ende concluye en que este depredador es un de los más peligrosos de nuestro planeta, por lo que es mejor evitar sus aguas a toda costa. Hace más de 3 millones de años, no obstante, estos tiburones no eran nada comparado con el grandioso Megalodón. Este último podía medir 19 metros de largo, y os podéis imaginar lo que pesaría eso. No obstante, a pesar de la gran diferencia de fuerzas una investigación publicada en Nature Communications ha determinado que el tiburón blanco fue clave para la extinción del Megalodón.
Todo ha empezado con los niveles de zinc que se pueden encontrar en los dientes de los tiburones. Estos pueden ayudar a determinar la alimentación de un animal. Es decir, que es indicador de su dieta y por tanto puede dar señales de cuál es la posición del mismo dentro de la cadena alimenticia.
Gizmodo se ha puesto en contacto con Jeremy McCormack, geocientífico del Instituto Max Planck para Antropología evolutiva en Leipzig, para obtener más detalles sobre el estudio del zinc en los dientes.
El estudio es bastante detallado y deja claro que la competencia por la comida era evidente
"La proporción de cambios de zinc más pesados a más livianos en los tejidos corporales en comparación con la dieta nos proporciona una forma de rastrear la posición relativa de un animal en su cadena alimentaria", decía McCormack, que es además responsable de este estudio en cuestión. "Nuestro nuevo estudio muestra que el rango dietético del gran tiburón blanco del Plioceno temprano es muy similar al del megalodón, lo que indica que nuestros datos no contradicen la hipótesis de la competencia".
El estudio de isótopos de zinc de más de 20 especies diferentes de tiburón, contrastado con el del Megalodón, determinó que este último pasó bastante hambre a causa de que el Carcharodon carcharias tenía demasiado apetitito (por decirlo de forma resumida). Evidentemente el mundo estaba cambiando, según estudios, y el Megalodón no encontraba su lugar para poder alimentarse cómodamente. De hecho, se cree que la especie recurrió a un proceso llamado oofagia (comerse a sus hermanos no nacidos), para poder conseguir un chute de nutrientes rápidamente. Aunque no ha servido de mucho...
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