El cielo oculta muchas cosas a simple vista. Cosas que, a veces, para encontrarlas necesitamos emplear incluso 9 telescopios. Eso es lo que le ha ocurrido al astrónomo Henry H. Hsieh, científico principal del Instituto de Ciencias Planetarias de los Estados Unidos, y a sus colegas: este mismo verano han encontrado un extraño objeto que se encontraba escondido en el cinturón de asteroides principal, entre Marte y Júpiter. Clasificado como "cometa-asteroide", los resultados de su estudio se han publicado en Astrophysical Journal Letters en colaboración con la Universidad de Cornell.
QN137 2005, una joya escondida entre asteroides
El cinturón principal, entre las órbitas de Marte y Júpiter, es la localización de este extraño objeto. Se descubrió el 7 de julio de 2021, gracias a los datos obtenidos por el telescopio Asteroid Terrestrial-Impact Last Alert System (ATLAS). Por el momento se ha bautizado con el nombre de QN137 2005, y ha sido ahora cuando hemos descubierto sus primeros detalles: cuenta con una nube de polvo y gas que recubre su núcleo, y una cola de más de 720.000 kilómetros. Su ancho es de aproximadamente 1400 kilómetros, con una órbita situada fuera del cinturón de asteroides.
“Como tal, se considera un cometa del cinturón principal, y es uno de los casi 20 objetos que se han confirmado actualmente o se sospecha que son cometas del cinturón principal, incluidos algunos que solo se han observado que han estado activos una vez", apunta Hsieh. "QN173 2005 puede considerarse tanto un asteroide como un cometa, o más específicamente, un asteroide del cinturón principal que recientemente se ha reconocido que también es un cometa”.
Mientras que los asteroides suelen ser rocosos e inertes, los cometas son típicamente helados y activos, con órbitas alargadas y situados a distancias lejanas del Sol. "Esta dualidad y difuminación del límite entre lo que antes se pensaba que eran dos tipos de objetos completamente separados, asteroides y cometas, es una parte clave de lo que hace que estos objetos sean tan interesantes", valora Hsieh.
Si bien ATLAS fue el telescopio encargado de descubrirlo, se necesitaron 5 telescopios más localizados en tres continentes distintos para seguir recabando información sobre QN137 2005. Gracias al trabajo de 4 telescopios más, se pudo determinar el tamaño y la composición del núcleo. Por el momento, Hsieh y sus colegas quieren seguir investigando los secretos que oculta esta joya recién descubierta.
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