En Vandal Random nos encantan los dinosaurios. En las últimas semanas, hemos descubierto nuevos indicios sobre su extinción, que podría ser más completa e inusual de lo que habíamos pensado en un principio. Sabemos que el meteorito o comenta que acabó con la era de los dinosaurios hace alrededor de 66 millones años fue más el comienzo del fin, y aunque teníamos datos de su destrucción, ahora sabemos que generó unos tsunamis tan grandes y colosales que dejaron marcas en la misma roca y superficie del planeta.
El día del fin del mundo: Los dinosaurios fueron testigos de tsunamis gigantescos
Hace unas semanas, os contábamos cómo la humanidad no está preparada para el impacto de un gran asteroide. Da igual que tengamos mecanismos de detección más o menos fiables, o incluso de buenos refugios para intentar sobrevivir al impacto. La colisión de un cuerpo celeste como el que asoló el mundo de los dinosaurios hace millones de años puede generar una ola de destrucción absoluta imposible de cuantificar. Ahora, como nos explican en ScienceDirect, un equipo de investigadores de la Universidad de Louisiana acaba de encontrar el primer rastro directo de aquellas enormes olas que se generaron tras el choque, todo ello examinando los datos sísmicos de la zona.
Según informan medios como Gizmodo, se tratan de unas ondas labradas en el subsuelo de Estados Unidos, a kilómetro y medio de profundidad. Como si lanzáramos una roca a un lago, las ondas siguen una pauta cuyo origen está precisamente en el Golfo de México, zona en la que se cree que impactó el meteorito que acabó con los dinosaurios.
Hay que destacar que, en aquella época, toda la región de Louisiana estaba sumergida en un mar de unos 60 metros de profundidad, no demasiado hondo, lo que probablemente ayudó a que las marcas de estas terribles olas se conservaran mejor en el lecho marino que en otros lugares.
Las ondas fosilizadas están separadas por unos 600 metros y tienen 16 metros de altura media. Son números impresionantes, aunque las medidas no permiten discernir de forma directa el tamaño de las olas que destrozaron y barrieron la zona. Sin embargo, sí hay estimaciones. Se cree que algunos de estos tsunamis pudieron alcanzar el kilómetro y medio de altura, algo difícil de imaginar. Hablamos de una auténtica montaña de agua, un muro del que es imposible huir o esconderse. Como han relatado los científicos, el dato podría ayudarnos a comprender mejor la fuerza o la escala de los efectos secundarios del impacto, destrozando todo a su paso.
Los registros fósiles que se han hallado de estas fechas, han demostrado que los tsunamis enviaron peces a más de 3000 kilómetros de distancia del impacto, barriendo con ecosistemas enteros. Los animales supervivientes tuvieron que salir adelante en un mundo en el que la temperatura cambió, la comida escaseó y los restos incandescentes del choque estuvieron presentes en la atmósfera durante meses. Un infierno de agua y fuego que lo cambió todo.
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