Una retirada a tiempo es una victoria. Quentin Tarantino lo sabe. El realizador de Los odiosos ocho ha estado durante años hablando de su jubilación y retirada del mundo del cine. Durante meses, se especuló con su versión de Star Trek, un supuesto proyecto en relación a Godzilla -no, no es mentira- y la idea de una versión extendida de Érase una vez en Hollywood, obra de la que estrena una novelización y que tendría una supuesta edición extendida en algún momento. Pero ya tiene casi decidido qué hacer y cómo esquivar la maldición de la última película, un tema que ha abordado en el pasado y que le aterra.
Tarantino: ¿creativamente exprimido?
Tarantino se jubilará tras su décima película. Lo que parece una profecía autoimpuesta, destinada a cumplirse por la insistencia de su protagonista, ya sabe qué hacer para esquivar la maldición de la última película y no es otra cosa que dejarlo antes de que empiece a repetirse a sí mismo a nivel creativo. "Estoy aterrador por la maldición de la última película", explicaba durante un encuentro en Real Time with Bill Maher, periodista que le intentó buscarle el sentido a eso de retirarse justo cuando está en la cima de su carrera y en el que reveló que casi hace un remake de Reservoir Dogs. "Precisamente por eso mismo quería dejarlo. Mirad, conozco la historia del cine y, a partir de aquí, los directores no mejoran", explicaba. En plató interpretaron esto, en un principio, como una especie de retirada temprana. Pero lo cierto es que Quentin Tarantino todavía tiene una última cosa que decir. De hecho, se ha comprometido para dirigir un último film antes de decir adiós.
"Todavía tengo otra que hacer", espetó. "Trabajar durante 30 años haciendo tantas películas como he hecho (aunque no tantas como otras personas) es una larga carrera. Realmente larga, y he dado todo lo que tengo", proseguía. Pero no quiere terminar con algo mediocre. Quiere superarse. Y como ya explicó en el pasado, puso el ejemplo del realizador Don Siegel, uno de los cineastas más célebres de los años setenta y una figura de peso en el Hollywood de aquel entonces. "Si hubiera dejado su carrera en 1979, cuando hizo Fuga de Alcatraz, ¡qué última película habría sido! Qué forma de marcharse. Pero hizo otras dos", concluía refiriéndose a las decentes, pero no tan buenas, Golpe audaz y Blackjack. El tiempo dirá qué le espera a Tarantino, un realizador que todavía tiene mucho que decir y que, literalmente, se aburre si no está hablando o haciendo cine.
