El gobierno de Venezuela (presidido por Hugo Chávez) ha mostrado su oposición al videojuego Mercenaries 2: World in Flames, de Pandemic Studios, actualmente en desarrollo para Xbox 360 y la futura PlayStation 3.
El juego está ambientado en una situación de ficción en un futuro próximo en la que el jugador deberá combatir en territorio venezolano en una guerra que tiene como objetivo controlar el petróleo. Un representante de la desarrolladora afirmó en su momento que, aunque la trama es de ficción, sí es "lo suficientemente realista como para creer que pudiese suceder en la realidad."
Gabriela Ramírez, legisladora venezolana, ha afirmado que el juego "manda un mensaje a los americanos: tenéis un peligro cerca, aquí en Latinoamérica", incitándoles, además, a tomar las medidas necesarias para solventarlo. Considera, asimismo, el juego como "una justificación para una agresión imperialista", y cree que el juego podría ser prohibido en el país por las leyes destinadas a proteger a los niños de videojuegos violentos.
El congresista Ismael García cree que el juego puede ser una campaña del gobierno norteamericano, pues "sabe cómo preparar campañas de terror psicológico" para lograr que se apoyen sus objetivos más adelante.
No es la primera vez que un juego recibe calificativos de este tipo. Algo similar sucedió con Ghost Recon 2 (Ubisoft), que fue tachado como propagandístico en términos similares por el gobierno de Corea del Norte, que vetó el videojuego en el país.