El 1 de septiembre de 2015 llegaba Metal Gear Solid V: The Phantom Pain, el capítulo final de Hideo Kojima en la saga Metal Gear, escrita, dirigida y diseñada por él desde 1987. Diez años después, el título sigue siendo recordado como una obra brillante y polémica a la vez: el culmen jugable de lo que puede llegar a ofrecer una aventura de acción y sigilo, pero también un proyecto inacabado, como ha reconocido el propio creador japonés, que simbolizó la ruptura definitiva entre su creador y Konami.
Un gameplay de sigilo sobresaliente
Si algo convirtió a The Phantom Pain en un referente inmediato fue su jugabilidad. Kojima llevó el tradicional sigilo de la saga a un mundo abierto, que otorgaba al jugador una libertad de acción sin precedentes. Cada misión podía afrontarse de innumerables formas, desde el sigilo absoluto hasta estrategias improvisadas más ruidosas o espectaculares.
La IA enemiga reaccionaba de forma orgánica a las tácticas del jugador: si abusabas de los disparos a la cabeza, los soldados empezaban a llevar cascos; si atacabas de noche, reforzaban las bases con focos y visores nocturnos. Estos detalles creaban una experiencia dinámica que recompensaba la creatividad. La amplitud de posibilidades, sumada a la impecable precisión de los controles y la solidez técnica, fijó un listón que, diez años después, aún no ha sido superado. Para muchos, MGSV sigue siendo la cima del sigilo moderno.
Una historia inacaba plagada de grandes ideas
La historia de The Phantom Pain rompió con la tradición de extensas cinemáticas de la saga. En su lugar, Kojima optó por una narración fragmentada, apoyada en cintas de audio y misiones abiertas, lo que generó división entre los fans: para algunos resultó fría y dispersa, para otros fue una forma innovadora de explorar conceptos complejos.
El juego aborda la crudeza de la guerra y sus consecuencias, mostrando sin tapujos temas como los niños soldado o las armas biológicas. Otro eje fundamental es el poder del lenguaje: Skull Face planea borrar idiomas mediante parásitos, en un genocidio cultural que subraya cómo la lengua define la identidad. La historia también reflexiona sobre la construcción del mito: el protagonista encarna a Big Boss como idea más que como individuo, planteando hasta qué punto una leyenda puede eclipsar a la persona real.
El ciclo de la venganza impregna a personajes como Venom Snake o Kaz Miller, atrapados en un círculo de dolor. En conjunto, aunque menos explícita que en entregas anteriores, la trama de MGSV ofreció interesantísimas reflexiones, que por culpa de su historia inacaba no se valoraron en su justa medida.
La mítica Misión 51 que nunca disfrutamos
Junto a sus virtudes, The Phantom Pain arrastró un lastre que aún hoy marca su recuerdo: llegó inacabado. Tras un primer capítulo sólido, la segunda mitad repetía misiones y concluía de forma abrupta, dejando cabos sueltos. Los fans pronto detectaron vacíos argumentales y la ausencia de misiones clave que dieran un sentido completo a la historia.
La famosa Misión 51, que debía cerrar el arco de un personaje fundamental, nunca llegó al juego. Solo se conoció a través de un vídeo inacabado incluido en la edición de coleccionista, confirmando que parte de la historia había sido recortada. La comunidad interpretó esto como prueba de un lanzamiento apresurado, a pesar del largo desarrollo del juego.
Con el tiempo se supo que Konami había presionado para publicar el juego antes de completarlo, priorizando los beneficios sobre la visión de Kojima. La decepción fue profunda: tras años de espera, muchos jugadores sintieron que la gran culminación de la saga llegaba mutilada. Esa herida marcó la percepción del título durante años, incluso aunque su jugabilidad fuese impecable.
El traumático adiós de Hideo Kojima
El inacabado estado del juego estuvo ligado a un conflicto mayor: la ruptura definitiva entre Hideo Kojima y Konami. Durante el tramo final del desarrollo, las tensiones con la directiva se intensificaron, y la compañía, centrada en otros negocios como los juegos para móviles o el pachinko, consideraba que Kojima dedicaba demasiado tiempo y recursos al proyecto.
El resultado fue una separación abrupta y pública tras casi 30 años de éxitos, y un giro radical en la estrategia de la compañía en el mercado de los videojuegos. Konami retiró el nombre de Kojima de la publicidad, y en 2015 incluso le prohibió asistir a The Game Awards para recoger los posibles premios. La noticia de que MGSV sería su última participación en la saga supuso un duro golpe para los fans, que identificaban a Kojima como el alma de Metal Gear.
Tras abandonar la empresa, fundó su propio estudio, Kojima Productions, y dio vida a la saga Death Stranding, de la que ya ha lanzado dos entregas, y pronto presentará nuevos proyectos. Konami, por su parte, mantuvo la franquicia en hibernación, con la excepción del fallido Metal Gear Survive y el reciente remake Metal Gear Solid Delta: Snake Eater. El final de The Phantom Pain quedó así ligado no solo a la historia ficticia de Big Boss, sino también al cierre real de una etapa irrepetible en la industria.
Un legado agridulce e irrepetible
Ahora, al cumplirse diez años de su lanzamiento, el legado de Metal Gear Solid V: The Phantom Pain sigue siendo complejo. Por un lado, su jugabilidad de sigilo continúa siendo un referente absoluto: ningún título posterior ha igualado su libertad táctica ni su precisión en el diseño y los controles. Por otro, su condición de juego inacabado y la salida de Kojima dejaron una sombra imborrable.

Con el tiempo, tanto el creador como los jugadores han podido reconciliarse con esa dualidad. Kojima ha reconocido la importancia de MGSV en su trayectoria, transformando un episodio doloroso en parte esencial de su legado. Los fans, aunque aún lamentan lo que pudo haber sido, celebran lo que fue: un juego que redefinió el sigilo, exploró ideas arriesgadas y simbolizó la despedida de su gran creación de uno de los autores más influyentes de la historia del medio.
En retrospectiva, The Phantom Pain es un título irrepetible. Una obra maestra jugable marcada por circunstancias turbulentas, que encontró en sus virtudes y en sus carencias la manera de convertirse en un mito. Y para vosotros, ¿qué significa Metal Gear Solid V?












