No sucede demasiado a menudo que los videojuegos aborden desde una perspectiva reflexiva y detallista temas tan universales, pero a la vez esquivos, como el de la muerte. El enfrentamiento a las pérdidas de nuestros seres queridos o lo que queda tras nosotros en este mundo cuando lo abandonamos son asuntos complejos que en un medio interactivo como este aún no han sido explorados todo lo que tal vez se podría. Sin embargo, hay títulos que han tenido el arrojo de centrar sus propias narrativas en aspectos como este, y hoy queremos rescatar uno de los más interesantes de los últimos años que recientemente cumplió su tercer aniversario: hablamos de Spiritfarer.
Spiritfarer o cómo reflexionar sobre la muerte en un juego de gestión
Spiritfarer es un título indie para PC, PS4, Xbox One y Nintendo Switch de 2020 desarrollado por el estudio canadiense Thunder Lotus, autores de obras como Jotun o Sundered, que centra sus mecánicas de juego en la gestión social y de recursos a bordo de un barco.
El ejemplo más fácil y directo para entender de un plumazo las mecánicas de su gameplay es compararlo con el popular Stardew Valley o, mismamente, la saga Animal Croising. No obstante, y al contrario que en esas otras obras, Spiritfarer cimenta su narrativa sobre un argumento mitológico que aprovecha muy bien para hablarnos de la muerte y la pérdida.
En Spiritfarer tomamos el papel de Stella, una guía de espíritus que desde la escena inicial releva a Caronte, el archiconocido barquero de Hades en la mitología griega encargado de guiar a los espíritus errantes al otro lado del río Aqueronte, al más allá. Con todo, aquí, en lugar de un río tenemos un enorme océano abierto para recorrer plagado de islas, como en The Legend of Zelda: Wind Waker. Y en lugar de una barca pequeña, disponemos de un gran barco que, como si fuese el arca de Noé, nos sirve para hospedar a aquellos pobres desgraciados que deben aceptar su paso hacia el otro lado.
Cabe añadir que la mitología griega se utiliza tan solo para dar unas pinceladas al trasfondo de Spiritfarer. El juego, en realidad, derrocha una enorme personalidad propia que va acompañada de un estilo artístico sumamente precioso, por momentos digno heredero del cine de animación de Studio Ghibli. Y sus historias no son tan de nicho como podría parecer en un primer momento, sino que tocan temas globales e íntimos con los que cualquiera puede sentirse identificado rápidamente.
La premisa del título es básicamente la de ir buscando por el océano a aquellos personajes que deben realizar el viaje al más allá. Pero, evidentemente, la tarea no es sencilla ni lleva poco tiempo. Buscar a estas almas requiere de una exploración minuciosa, y por el camino debemos atender a un montón de tareas diversas que reclaman nuestra atención constantemente; desde mejorar y ampliar el barco para poder llegar a nuevas áreas inaccesibles, hasta construir nuevas edificaciones con las que producir recursos útiles. Todo ello dentro de un ciclo de día-noche que se siente muy orgánico.
Ahora bien, donde realmente brilla Spiritfarer y saca todo su potencial a relucir es en el rico abanico de personajes a los que debemos satisfacer en sus diferentes peticiones. Aquí el juego se distancia de otros títulos de gestión típicos y le da un considerable protagonismo no solo a las vidas e identidades de cada viajero, sino a la importancia de cumplir sus anhelos para "transformar" sus espíritus. De lo contrario, jamás encontrarán el valor suficiente para querer abandonar esta vida.
Y es aquí, mientras completamos las misiones relacionadas con cada personaje, que poco a poco Spiritfarer nos va haciendo reflexionar sobre la muerte. Abrazar, dar obsequios, entregar comidas u oír anécdotas son acciones que nos van uniendo cada vez más a los pasajeros hasta el punto de que, sin que nos demos cuenta, al llegar la hora de verlos partir se nos quedará un vacío enorme dentro. Un vacío que ya no podrá ser llenado y con el que tendremos que continuar avanzando, como en la vida misma.
Un juego muy reconfortante y mágico
En nuestro análisis de Spiritfarer cerrábamos la reseña mencionando que este es "un juego mágico en el que perderse, una obra cuyos aspectos negativos (relacionados con aspectos estéticos y otros dilemas éticos como que Stella siempre cuide y pocas veces sea cuidada) no empañan un conjunto único en el medio, una de esas obras irrepetibles".
Tras poco más de tres años en el mercado, Spiritfarer ha calado en miles de jugadores por su cuidada narrativa, sus entretenidas mecánicas y su bella estética a la que acompaña una igualmente preciosa banda sonora. Es uno de esos juegos tranquilos ideales para disfrutar con calma, que no dudamos en que resultará emotivo para muchos, incluso hasta cierto grado terapéutico. Por lo tanto, os animamos a probarlo si tenéis ocasión y aún no lo conocíais.
