Así ha marcado Super Mario Bros. a los redactores de Vandal

A las puertas del lanzamiento en Switch de Super Mario Bros. Wonder echamos la vista atrás para recordar nuestros momentos más felices con el fontanero.
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Ofrecido por Nintendo

Hay algo en Mario que lo hace diferente a cualquier otro personaje, a cualquier otra mascota identificativa. El fontanero es un icono: de Nintendo, del videojuego, de la diversión. El simbolismo de ese señor pegado a un bigote, de ese peto azul y de esa gorra roja se lo ha ganado a pulso de distintas maneras. Ha revolucionado el ocio interactivo y lo ha acercado a más gente, ha pasado por pantallas de todo tipo (de las catódicas a las OLED, de la de Game Boy a la del cine), ha creado amigos y ha unido a familiares, y ha sabido renovarse una y otra vez.

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Esto último es sine qua non para que estemos hablando del excarpintero en estas líneas. El hijo predilecto de Shigeru Miyamoto no ha parado de crecer, y lo sigue haciendo a sus más de 40 años. Un crecimiento que ha llegado acompañado de varias adaptaciones a los tiempos que corrían, de innovaciones, de ideas rematadamente inteligentes, de maneras diferentes de entretener y de llevar más allá la diversión directa, inmediata y feliz, frente a una pantalla, en solitario o en compañía.

El 20 de octubre volverá a hacerlo (lo de la diversión, lo de la innovación, lo de la imaginación) con Super Mario Bros. Wonder para Switch, un plataformas bidimensional que parece venir de una explosión de creatividad, como si en Nintendo hubieran puesto un globo en el grifo de las ideas, que ha ido inflándose desde el lanzamiento de New Super Mario Bros. U y finalmente ha explotado, salpicándonos de color, de alegría y de buen humor. Para celebrar tal hito, en Vandal hemos echado la vista atrás para recordar nuestros mejores momentos con el fontanero y cómo esperamos que Wonder los traiga de vuelta.

Mario se apoya en sus amigos - Fran G. Matas

Un poco de contexto antes de desvelar el momento que me hizo repensar lo que significa Mario para mí. No sabría decir cuántos años tenía por aquel entonces, pero seguro que me costaba subirme a una silla de tamaño normal. Para mí, Game Boy era un cacharro que me permitía capturar Pokémon, intercambiarlos con los amigos (y cualquier otro chaval que se acercara en la plaza o en el recreo) y presumir de la colección. Alguien me prestó un Super Mario Land, y la máquina de Pokémon pasó a ser otra cosa. Un lugar donde protagonizar una aventura mágica, en la que de repente estabas esquivando bolas de fuego de una especie de león egipcio y poco después controlabas un submarino. Más tarde probé Super Mario Bros. Deluxe y acabé maravillado descubriendo, sin internet ni guías, sus secretos. Y luego llegó Wario Land 3, y Super Mario World en Game Boy Advance, y New Super Mario Bros.

Mario lo disfrutaba yo, y quiero pensar que él disfrutaba conmigo. Alguna vez le dejé la consola a algún colega para que me enseñara un secreto o cómo pasarse una fase, pero era una experiencia de diversión íntima. No la concebía de otra manera que con la concentración apasionada que un chaval y su consola pueden alcanzar. Hubo una fiesta, quizá un cumpleaños. Tengo que admitir que jamás había jugado a un Mario de los de toda la vida en un televisor hasta New Super Mario Bros. Wii. Y mucho menos se me había pasado por la cabeza compartir esa experiencia con otros: la tensión y la precisión del salto, la liberación y la alegría de alcanzar el banderín, eran algo para . Hace muchos años, pero recuerdo ese momento de manera muy viva. Había pingüinos, creo, y deslizamientos, y personajes volando por la pantalla, y jugadores haciéndose la puñeta, y risas, y gritos, y una felicidad que no cabía en la habitación, con más gente de la que el juego permitía participar a la vez.

Super Mario Bros. Wonder - Multijugador

Mario no es un héroe solitario: tiene a Peach, a Luigi, a Daisy, a Toad, a Yoshi y a muchos otros amigos. Puedes disfrutarlo solo, puedes empeñarte en una supuesta pureza de la relación entre el jugador y el único avatar en pantalla, pero el juego de Wii cambió mi manera de ver el fontanero, y de los momentos que más deseo cuando sale una nueva entrega. Por supuesto, quiero disfrutar de su imaginación, de su diseño arquitectónico, de su dificultad perfectamente medida, pero quiero hacerlo con amigos, con las risas, los gritos y la felicidad de una tarde que si no se hubiera repetido en más ocasiones, con otros juegos de Mario, calificaría de nostálgica. Y sé que Super Mario Bros. Wonder me lo va a dar con su multijugador local para hasta ocho jugadores, y que a pesar de que ya (en condición de adultos) no tenga tardes enteras que pasar con colegas, siempre podremos quedar para echarnos una mano, y unas risas, en el online.

Mario siempre es mejor en compañía - Gerard Martí

Si echo la vista atrás y pienso en los primeros años en los que los videojuegos pasaron de ser un mero pasatiempos o un hobby cualquiera a una verdadera pasión para mí, me doy cuenta de que Mario es un personaje que jugó un papel fundamental a la hora de enamorarme perdidamente del octavo arte. Si bien es cierto que de pequeño tenía cierta predilección por la saga Pokémon, algo en lo que muchos de los que estáis leyendo estas líneas coincidiréis, el fontanero italiano de Nintendo fue una de esas sagas que consiguieron expandir la inocente visión que tenía por aquel entonces del mundo de los videojuegos. La culpa se la atribuyo a Super Mario World, una obra maestra atemporal de las plataformas en dos dimensiones que tuve la suerte de experimentar por primera vez tras desempolvar una vieja Super Nintendo que se encontraba en lo más profundo del trastero de la antigua casa de campo de mis abuelos.

A pesar de los años que ya tenía a sus espaldas cuando pude disfrutarlo, Super Mario World me fascinó por su cantidad ingente de secretos, la variedad de sus niveles exquisitamente diseñados e incluso por su nivel de desafío en algunas secciones concretas. Sin embargo, la verdadera fiebre por Mario llegó de la mano de New Super Mario Bros. para Nintendo DS, un auténtico portento para la consola portátil de doble pantalla que hasta consiguió arrebatarle decenas de horas de juego a los monstruos de bolsillo. Debo admitir que nunca llegué a prestarle demasiada atención a Mario vs. Luigi, su modo multijugador, aunque la experiencia de disfrutarlo en compañía de mis amigos, que cada uno comentase sus propias jugadas y trucos con los demás y que nos ayudásemos a superar las fases que se nos atascaban son recuerdos que atesoro con muchísimo cariño. Para mí, Mario era sinónimo de compañía y de compartir momentos con personas especiales aunque no jugásemos en la misma partida.

Super Mario Bros. Wonder

El componente social que siempre había asociado a Mario evolucionó gracias a New Super Mario Bros. Wii, un juego que, por primera vez en mi círculo de amistades, nos permitió poner a prueba nuestras habilidades en conjunto y realizar toda clase de locuras para superar los niveles de las maneras más surrealistas que se puedan imaginar. Es por ello que Super Mario Bros. Wonder es, con amplia diferencia, uno de los lanzamientos que más espero de la recta final de 2023. Quiero sumergirme en su mundo en compañía de las mismas personas con las que me he criado jugando a títulos del fontanero, quiero disfrutar de tardes enteras cargadas de carcajadas y de un buen rollo contagioso, quiero que me cautive y que me haga sentir de nuevo como un niño con su imaginación desbordante. Quiero, en definitiva, revivir todos aquellos momentos que ocupan un lugar privilegiado en mi memoria y que me hacen sentir una profunda nostalgia.

Creatividad y libertad al estilo Mario - Manu Delgado

Poder coger y lanzar objetos y enemigos fue una cosa que me impresionó muchísimo de Super Mario Advance, un juego del que por aquel entonces yo no tenía ni idea que se trataba de una versión adaptada de una entrega anterior. Tampoco fue mi primer encuentro con el fontanero, y ni siquiera recuerdo exactamente si llegué a pasármelo más de una o dos veces: lo que sí recuerdo es que podía pasarme ratos enteros intentando ponerlo al límite, cogiendo monstruos y llevándolos en las alfombras voladoras para intentar crear combos al lanzarlos contra otros enemigos, usando las pociones para abrir puertas donde no se supone que deberían abrirse…

Además, me encantaba el feeling de los personajes. La manera en que las animaciones recogían la sensación de cada acción de Mario, Luigi, Peach y Toad, la forma en la que se sentía la fuerza con la que agarraban los nabos o las diferencias entre los saltos y planeos de cada uno de ellos. Era un juego muy disfrutón y que daba alas a la libertad de juego, ofreciendo maneras creativas de enfrentarte a los desafíos de cada mundo, con un diseño de niveles que ha logrado mantener el paso de los años y con un estilo artístico que potencia la magnífica estética del original.

Captura de Super Mario Bros. Wonder.

Con el paso del tiempo, y a medida que he sido consciente de las decisiones detrás del diseño de videojuegos, me ha llamado la atención cómo la fórmula Mario ha sabido recoger, adaptar e interpretar a su manera una filosofía de juego abierta a la creatividad sin que llegue a ser uno de sus rasgos más evidentes. Creo que esa misma sensación de juego libre se intuye en Super Mario Bros Wonder., una entrega que parece llevar la expresión del jugador por bandera enmarcándola además en escenarios estimulantes que cambian a lo largo de la partida. Al sumarle un apartado artístico tan cautivador como hemos visto, parece que hay razones suficientes para esperar esta entrega con muchas ganas.

Imágenes:

Más sobre Super Mario Bros. Wonder

Super Mario Bros. Wonder es un juego de plataformas desarrollado y publicado por Nintendo para Nintendo Switch. El regreso del popular personaje de Nintendo a las plataformas en 2D, una preciosa aventura que se puede disfrutar en solitario o en cooperativo con hasta cuatro jugadores, y que incluye como mayor novedad jugable incluye las llamadas Flores Maravilla, unos objetivos que nos permitirá desatar habilidades únicas en personajes como Mario, Luigi, Peach, Daisy, Yoshi y Toad, así como nuevas y divertidas transformaciones, como Mario Elefante.

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