Sir Clive Sinclair, el creador del ordenador personal ZX Spectrum, de la primera calculadora de bolsillo y de muchas otras invenciones como el coche eléctrico C5, ha fallecido a los 81 años en su casa tras una larga enfermedad, según ha informado su hija, Belinda Sinclair, a la cabecera británica The Guardian.
Aunque Sinclair Research se fundó en 1973, fue el lanzamiento del ordenador ZX80 en 1980 lo que puso el nombre del inventor y empresario en los titulares de los periódicos de todo el mundo. Tal y como reportan desde PC Gamer, aquel equipo se vendía en dos versiones: una lista para usar por menos de 100 libras, el ordenador más barato hasta la fecha, y otra versión más económica, de 80 libras que el usuario debía montar. Vendió 50.000 unidades.
No fue el primer, ni el último éxito del inventor. Poco después de fundar la compañía lanzó la primera calculadora electrónica de bolsillo, también con un precio económico.
El ordenador ZX81 fue más popular que su predecesor: costaba aún menos que el anterior, 70 libras, y colocó más de 250.000 ordenadores en las casas de los hogares británicos.
Del hito del ZX Spectrum al vehículo eléctrico
El auténtico hito llegó en 1982 con el Sinclair ZX Spectrum 48K, que por todo el mundo, pero especialmente en Europa, se convirtió en el ordenador que conquistó a los interesados en los videojuegos. Su precio oscilaba, según el modelo, entre las 125 y las 175 libras que en España, según Clipset, se tradujeron entre 39.000 y 52.000 pesetas (234-313 euros). Un año después, fue honrado caballero por sus contribuciones a la industria de Reino Unido.
En la empresa que fundó con los ingresos que obtuvo trabajando como periodista tecnológico antes de cumplir la mayoría de edad realizó otros inventos que no funcionaron tan bien, pero que estaban adelantados a su tiempo. En 1983 llegó a las tiendas, con poco éxito, la televisión portátil Sinclair TV80, un dispositivo que cabe en una mano. El Sinclair C5 es un triciclo eléctrico lanzado en 1985 que, por su poco éxito, dañó las finanzas del inventor; un año después vendió su negocio a Amstrad.
En varias entrevistas Sinclair dijo que no utilizaba sus inventos, ni usaba ordenadores ni el correo electrónico. Pero sus creaciones han cimentado en Europa una industria y una cultura tecnológica, y han inspirado a muchos, entre otros a su nieta, quien junto a su marido discutían con el creador de Spectrum sobre ingeniería. "Lo que encontraba emocionante eran las ideas, el desafío", dice su hija, Belinda Sinclair, en The Guardian. "Si le llegaba una idea, decía: 'No hay motivo para preguntarse si alguien lo quiere porque no pueden imaginarlo'".