Decían de Julio Verne que, además de un soñador, también era ante un hombre adelantado a su tiempo. Imaginó y concibió la creación de máquinas que excedían la tecnología de la época. Un sinfín de invenciones que no se correspondían para nada con aquella realidad, y eran imposibles de realizar. Es entonces cuando, efectivamente podríamos estar ante la presencia de un verdadero genio, pues para muchos son aquellas personas que siempre se adelantaron a su tiempo.
Es exactamente el caso de Gunpei Yokoi, a menudo denominado y reconocido como un verdadero soñador. Aunque es desconocido para muchos jugadores, especialmente los más jóvenes, Yokoi es una de las piedras angulares en lo que hoy conocemos como consolas portátiles y quizás también de la compañía nipona Nintendo, por no decir casi seguro. Hoy desde Vandal os alentamos a continuar leyendo y acompañarnos en otro relato sobre una gran figura más del mundo de los Videojuegos: Gunpei Yokoi, el gran olvidado. Tal solo le recuerdan algunos honores póstumos y la saga de videojuegos Gunpey de Bandai Namco, nombrada en su honor.
Los inicios del creador de las consolas portátiles
Siendo un niño bastante pequeño y en los albores de su infancia, una de las mayores aficiones de este futuro genio nipón era la de desmontar y volver a montar una y otra vez objetos.
Tendencia acusada de muchos ingenieros, desarrolladores y programadores de diversos medios e industrias, de hecho, fue por ello que Yokoi no tardó en graduarse en electrónica en la Facultad de Doshisha, desde la que en apenas unos escasos meses sería trasladado hasta Nintendo. Y no precisamente para mejorar nada, o algún videojuego, sino la cadena de montaje de las famosas cartas Hanafuda.
La mente de Gunpei veía más allá de aquellas cartas, o al menos buscaba satisfacer su necesidad de crear y fabricar pequeños juguetes. Poco a poco fue concibiendo y elaborando juguetes electrónicos como pasatiempo, aprovechando cada una de las pequeñas piezas electrónicas que iba encontrando en su trabajo. No tardó en llamar la atención de Hiroshi Yamauchi, ni más ni menos, que por aquel entonces el presidente de Nintendo, que al ver las invenciones y adorables juguetes que Gunpei construía, supo ver la unión que tecnología y juguetes suponían. Desde entonces se dedicó a crear pequeños juguetes electrónicos, sin embargo, esto era tan solo el preludio de algo mucho, mucho mayor.
Nintendo pasó de las cartas Hanafuda a entrar de lleno a la industria de los videojuegos. El futuro de los juguetes y el público estaban ahí, y nuestro querido Gunpei debía dar aún el Do de pecho en su brillante carrera. Pero lo primero era lo primero, tratar de aventajar a EE.UU en el sector y ponerse a la cabeza de la industria, y había mucho trabajo por hacer.
Lustros que pasaron volando junto con compañeros de trabajo que pasaron a ser grandes e inseparables amigos, junto con los que nacieron algunos de los videojuegos que han definido los títulos que conocemos hoy día y perduran hasta la actualidad: Ice Climber, Kid Icarus, Mario Bros por supuesto, Donkey Kong... e incluso Metroid. Yokoi es creador tanto de esta última saga como de Kid Icarus. También es el creador de la cruceta digital, al que suele pasar a un segundo plano, eclipsada por su gran creación.
Game Boy, su gran invento
¿Pero cuál fue la gran idea de Gunpei? Pues nada más ni menos que la gloriosa y mítica Game Boy. Una consola eterna e imperecedera, incapaz de ser destruida por la memoria colectiva y por el recuerdo que muchos jugadores conservamos de ella. Ni más ni menos sucedió que, el verdadero germen de esta idea, tuvo lugar un día normal y corriente de la vida de Gunpei.
La vida se paraba ante los ojos de Gunpei cuando contempló a un hombre sentado junto a él en el tren. Ambos volvían de trabajar, y este empresario sujetaba una pequeña calculadora LCD. El pasatiempo del mismo consistía en borrar, sumar, restar de camino a casa en la pequeña calculadora. Una nimiedad a ojos de cualquier persona pero no a los de un genio: que acaba de concebir la idea primigenia de la Game Boy, que se traduciría como los primeros Game & Watch.
El verdadero bombazo fue cuando la Game Boy original y posterior la Game Boy Color salieron al mercado. No estamos hablando de tan solo una consola, sino también de un potente evento de la cultura pop que atravesó el mundo de lado a lado. Toda esa filosofía que Gunpei prodigaba con lo de "menos es más", se veía reforzado con la aparición de la Game Boy. Nada en aquel momento estaba al nivel de la Game Boy, al menos a nivel portátil: horas y horas de autonomía, tamaño perfecto, transportable e ideal para los niños. Probablemente Gunpei había creado el juguete perfecto, al menos para la década de los 90, y así lo fue. Fue codiciado por millones de niños, que a su vez convirtieron el invento en una de las primeras consolas que jamás olvidarán en la vida. Y eso es algo más que un logro.
Virtual Boy, su gran desliz
Sin embargo el hecho de, ser un genio y un adelantado a su tiempo, hizo que Gunpei también conociera el lado amargo de su carrera. Y probablemente la invención que hizo que su estela se perdiera. Coincidió además en un momento de la historia en el que se empezó a fantasear excesivamente con la idea de la realidad virtual, la ciencia ficción.. Metas imposibles para una época que apenas tenía los recursos y los medios para poder llevarlo a cabo. Al menos de manera eficiente. Virtual Boy fue el gran fracaso de Gunpei, y algo que llegó a incluso a obsesionarlo: fue precisamente su faceta de genio y haber nacido años antes de que la tecnología lo permitiera los motivos de que su estela se apagara.
La idea y concepto estaba ahí, y fue una de las más sólidas que se construyó para tratarse de aquel momento. Sin embargo la Virtual Boy fue una consola que no gustó desde el principio, la campaña de marketing, su fragilidad y aspecto estético, además de producir mareos, dolor de cabeza... Gunpei no quiso lanzar una versión inacabada al mercado ni mucho menos, pero la dinámica de las empresas obligó a su lanzamiento.
El abandono de Nintendo, Wonderswan y su fallecimiento prematuro
Tras el fracaso de Virtual Boy y el éxito de la muy conservadora Game Boy Pocket, Yokoi abandonó Nintendo en agosto de 1996 tras 31 años en la compañía para fundar Koto Laboratory junto con otros veteranos de Nintendo. Allí diseñó para Bandai la consola portátil Wonderswan, que gozaría a finales de los 90 y principios de los 2000 de un relativo éxito en Japón.
Yokoi ni siquiera sería testigo de su lanzamiento, ya que en octubre 1997 fallecería atropellado en una autopista japonesa, tras salir de su coche tras un leve accidente. Uno de los grandes artífices del mundo del videojuego al que tanto le debemos.