Justo hace un año, el 25 de octubre de 2017, Microsoft anunció que Kinect, su dispositivo de control por movimiento a través de una cámara, había pasado a mejor vida y que cesaría su fabricación. Como consecuencia de esta decisión, este año solo ha llegado al mercado un único juego que haga uso de esta tecnología: Just Dance 2019, algo que no debería de sorprender a nadie, ya que en los últimos años la presencia comercial del dispositivo estaba siendo prácticamente testimonial, por lo que aquí tenemos sus últimos coletazos.
La polémica de Kinect y Xbox One

Todo esto puede resultar un tanto irónico a día de hoy, tras la polémica que generó este accesorio durante el lanzamiento de Xbox One, ya que iba incluido con la consola obligatoriamente.
Según Microsoft, era una parte imprescindible de la experiencia que querían ofrecer con su nueva máquina, algo que no tardó en cambiar y que derivó en que se comenzase a vender la plataforma sin Kinect.

No en vano, con su primera revisión, Xbox One S, se llegó a eliminar incluso el puerto de conexión para el sensor, dándonos una buena pista de la intención de la compañía de deshacerse poco a poco del fracaso de esta cámara.
Si revisamos la lista de juegos compatibles con Kinect en estos últimos cinco años, se puede entender perfectamente el movimiento de Microsoft, ya que resulta escasa a todas luces y solo unos poquísimos títulos consiguieron sacarle un buen partido a las posibilidades del dispositivo.
El primer año

Durante el primer año de vida de la consola se lanzaron varios juegos que incorporaban algunas funcionalidades que oscilaban entre lo curioso y lo anecdótico, como la posibilidad de lanzar hechizos y dar órdenes con comandos de voz en Dragon Age: Inquisition, que nos amonestaran en NBA 2K14 por soltar alguna palabrota o que los zombis de Dead Rising 3 nos detectasen por hacer demasiado ruido, una característica que compartía con Alien: Isolation.

Hubo numerosos casos similares, pero los juegos que realmente fueron diseñados para ser jugados con Kinect se podían contar con los dedos de las manos. Entre la primera hornada de estos tuvimos los habituales de baile y ejercicios como Zumba Fitness: World Party, Just Dance 2014, Shape Up, o Dance Central Spotlight, aunque también hubo un pequeño hueco para cosas como el decepcionante Crimson Dragon (jugadlo mejor con mando), el desastroso Fighter Within, o el entretenido Kinect Sports Rivals.
Dos de los más destacados fueron D4: Dark Dreams Don't Die y Fantasia: Music Evolved. El primero nos ofreció una aventura gráfica con el inconfundible y alocado estilo de Swery que, por desgracia, nunca se ha llegado a terminar, mientras que el segundo era un fascinante juego musical con ideas muy frescas y originales donde el sensor demostraba lo preciso y fiable que podía llegar a ser.
El declive
En 2015 llegó la separación de Xbox One y Kinect, y con ello, el número de juegos que le dieron soporte bajó drásticamente. Los únicos títulos destacables del dispositivo fueron Just Dance 2016 y Just Dance: Disney Party 2. También se estrenó Fruit Ninja Kinect 2, aunque este pasó sin pena ni gloria.
El declive continuó al año siguiente, aunque, curiosamente y casi salido de la nada, fue cuando se lanzó el que es, en nuestra opinión, el mejor juego jamás desarrollado para Kinect: FRU, un fantástico título de plataformas y puzles en el que teníamos que usar la silueta de nuestro cuerpo de formas muy originales para crear caminos que nos permitiesen avanzar. Sorprendente, fresco, original y totalmente recomendable.

Por lo demás, tal y como podréis imaginar, más Just Dance y un par de títulos familiares que no pasaban de la mera anécdota: Kung Fu for Kinect y Boom Ball for Kinect 2, tendencia que se mantuvo en 2017 con la nueva entrega de la saga de baile de Ubisoft, Air Guitar Warrior y Boom Ball for Kinect 3.
El final

Y de aquí tenemos que saltar directamente a octubre de 2018, ya que ha sido este mismo mes cuando se ha puesto a la venta Just Dance 2019, el único juego para Kinect de este año.

Probablemente, este sea el poco futuro que le quede al dispositivo antes de que Ubisoft decida prescindir también de él, momento en el que, seguramente, podamos dar ya por finalizado, definitivamente, el ciclo de vida de este ambicioso sensor que nunca consiguió terminar de calar entre el gran público.
















