Cuando se comenzó a hablar de PlayStation 3, la palabra más repetida era Cell. Del mismo modo que PlayStation 2 contaba con un chip llamado Emotion Engine del que se escribieron ríos de tinta, su sucesora iba a contar -y cuenta- con un chip diseñado en conjunto por Sony, Toshiba e IBM como apuesta por un nuevo tipo de procesador con el que podrían "fabricarse" supercomputadores.
Tan grande era la fe de Sony en este chip que, originalmente, PlayStation 3 no iba a tener una unidad de procesamiento gráfico independiente (GPU), sino que iba a usar Cell como chip central para todo.
Cuando los ejecutivos de la compañía se dieron cuenta de que esto no iba a ser posible, tuvieron que buscar un proveedor de chip gráfico, lo que retrasó el desarrollo de la consola en un año.
Según informa la web americana IGN citando fuentes cercanas al proyecto, Ken Kutaragi, "padre" de las consolas PlayStation, estaba seguro de que el procesador Cell podría encargarse simultáneamente de las tareas gráficas, de juego y del sistema operativo de la consola.
No fue hasta el final del desarrollo de la consola cuando los equipos técnicos de Sony mostraron que este diseño de "un chip para todo" iba a ser imposible, por lo que tuvieron que buscar un proveedor para la GPU y añadieron este elemento al diseño hacia el final de sus desarrollo. Esta GPU finalmente sería obra de Nvidia, y el embrollo produciría el retraso de un año en el lanzamiento de PS3 en comparación con Xbox 360, según la fuente de la web. Aparentemente, este motivo, el tener que añadir un chip gráfico a última hora, fue lo que provocó el alto precio de PlayStation 3 en su lanzamiento -599 euros-.
PlayStation 3 ha sido la última consola diseñada por Sony con tecnología y desarrollo propio, y Ken Kutaragi, encargado del diseño de PS3 y creador de la "familia" PlayStation, dejó Sony poco después del lanzamiento de la consola. PlayStation 4 usará una tecnología similar a la del PC, con arquitectura x86 y un chip gráfico diseñado por AMD.