El survival horror con la mejor historia para los amantes de la ciencia ficción - Recomendación

Esta misma semana llega al mercado sin hacer mucho ruido y entre dos pesos pesados como Dragon's Dogma II y Rise of the Ronin el nuevo Alone in the Dark, título que viene para revivir la que para muchos es considerada la saga que dio inicio al género de los survival horror en la industria del videojuego allá por 1989. Tal y como algunos coincidirán, este género nos ha brindado a lo largo de las décadas historias apasionantes que nos atrapan por sus atmósferas o personajes (como ocurre con el legendario Silent Hill 2) y además ha sabido reinventarse en numerosas ocasiones.

Precisamente, Frictional Games, el equipo sueco que sorprendió al mundo hace ya más de una década con el popular Amnesia: The Dark Descent, fue pionero con esta obra a la hora de crear una nueva corriente de survival horror muy inmersivos en los que el jugador está prácticamente indefenso. Desde entonces, muchos otros proyectos han bebido de su influencia. Pero, en lo que respecta a sus trabajos, hay uno en especial que atesoramos con un gran recuerdo por su maravillosa historia. Nos referimos a SOMA.

¿Por qué deberías jugar a SOMA si te gusta la ciencia ficción?

SOMA es un survival horror lanzado inicialmente en 2015 para PC y PlayStation 4 (dos años después también llegaría a Xbox One) que nos pone en la piel de Simon Jarrett a lo largo de una historia que tiene como telón de fondo un argumento de ciencia ficción de lo más jugoso para los amantes de este género. Y es que la premisa parte con Simon, un hombre que sufre un accidente de coche, sometiéndose a un experimento cerebral para tratar de recuperarse de los daños graves que ha sufrido.

Sin embargo, algo sale mal durante el experimento, y Simon recupera la conciencia para descubrir que se encuentra en una especie de instalación submarina misteriosa. No tardará mucho tiempo en desvelarse que, en realidad, ahora es el año 2104 y la Tierra ha sido devastada a causa del impacto de un cometa.

PATHOS-II, que así se llama la instalación de minería térmica en medio del Océano Atlántico Norte en la que Simon se ha despertado, es el último puesto de avanzada de la humanidad que queda, controlado por una inteligencia artificial que maneja todos los sistemas informáticos.

¿Cómo ha llegado Simon a este lugar? ¿Qué es lo que queda del resto de la humanidad? ¿Dónde se encuentran las demás personas de la instalación? Todas estas preguntas y muchas otras comenzarán a invadir la mente del jugador mientras empieza a avanzar por PATHOS-II y la trama va desvelando poco a poco sus incógnitas. Todo ello sin olvidarse de que estamos ante un survival horror, por lo que por supuesto en las instalaciones nos toparemos con unas criaturas de lo más macabras que sacarán a relucir nuestros mayores temores...

En términos jugables, si bien SOMA no innova demasiado con respecto a otros juegos pasados de Frictional Games y es bastante convencional en sus mecánicas en primera persona, centra sobre todo su atención en cuidar la narrativa del título, priorizando que la historia nos atrape desde su primer momento, algo que consigue gracias a un diseño de sonido soberbio y una ambientación magnífica. Las instalaciones de PATHOS-II (que pueden recordarnos inevitablemente en cierta medida a juegos como BioShock), resultan intrigantes, claustrofóbicas y terroríficas.

No en vano, el juego presenta de principio a fin una fuerte presencia de temas filosóficos y retorcidos, dignos de la mejor ciencia ficción especulativa salida de la pluma de autores como Philip K. Dick, China Miéville o Greg Egan, escritores cuyos trabajos sirvieron de fuentes de inspiración para el equipo de Frictional durante el desarrollo del juego. Esto, sin duda, logró que la historia de SOMA fuese perturbadoramente brillante y que explorase terrenos poco vistos en el videojuego, como la conciencia humana, el libre albedrío o la identidad del propio ser.

Triste y angustioso, SOMA es uno de esos juegos que pueden marcarte fácilmente y dejar una huella imborrable en tu memoria después de llegar a su créditos. Su final, de hecho, es una delicia que eleva esta obra a lo mejorcito que hemos tenido en el género en los últimos años. De ahí que su recomendación sea inevitable por muchos años que pasen desde su estreno.

Aunque no es un juego exento de errores, y puede flaquear en algún que otro punto, os animamos a probarlo si nunca lo habéis hecho. Sobre todo si su premisa os llama la atención, no os defraudará.