Microsoft ya va por su cuarta generación de consolas, pero hace unos años era una empresa totalmente centrada en el PC. Pasar del ordenador a las consolas era mucho más que sacar juegos con un mando; había que definir una marca, una estética y una identidad. Obviamente, el proceso hasta llegar a la consola y el mando que todos conocemos fue largo y curioso, y hoy, para coincidir (una semana tarde) con el lanzamiento de Xbox Series X/S, queremos echar la vista atrás y desenterrar varios diseños.
Es un tanto irónico comparar el ostentoso diseño del prototipo original de Xbox, esa equis plateada gigantesca, con Xbox Series X o S, dos consolas increíblemente compactas y sobrias, totales antítesis de su tatarabuela. Aunque en teoría Microsoft sólo utilizó ese vistoso diseño para atraer a los desarrolladores, la idea de la X –derivada de su Direct-X– estuvo siempre presente en los bocetos.
Más o menos, parece ser que la idea de una caja siempre estuvo presente, y los mayores cambios pasaron por decidir la posición –si vertical u horizontal– y cómo se colocaría el disco, con mención especial a la que llamaron bento box, que se abría como una caja con solapas. Poco a poco, podemos ver cómo va cogiendo forma, adquiriendo su diseño rectangular que todos conocemos.
Sin desmerecer la creación de la consola, el proceso de darle vida al mando es, probablemente, mucho más interesante. Microsoft había estado desarrollando un mando que había sido aprobado por los altos cargos, pero que no terminaba de convencer. Para encargarse del rediseño, contrataron a Denise Chaudhari, experta en diseño industrial y ergonomía... y que jamás había tocado un mando en su vida.
La idea era que alguien sin las preconcepciones de los jugadores crease algo nuevo con la comodidad como bandera. ¿El problema? Microsoft ya había fabricado las placas de circuitos impresos que llevarían los mandos, por lo que tenía que diseñar un mando que encajase en los gigantescos componentes. Microsoft sabía que era grande, pero el mando necesitaba espacio para los puertos de expansión, y ya era tarde para cambiar nada.
Seamus Backley, uno de padres de Xbox, asegura que la posición de los sticks se debe a que varios diseñadores, grandes aficionados a Tony Hawk’s Pro Skater, pensaron que así sería más cómodo disfrutar del monopatín virtual. Esta configuración también le venía como anillo al dedo a Halo: Combat Evolve, y decidieron dejarla así. No hay ni la menor duda de que el mando de Dreamcast fue una fuente de inspiración para Microsoft, y tampoco resulta extraño pensar que el segundo stick acabase encajando ahí con la configuración de Sega.
Varios de los diseños que Microsoft contempló tienen similitudes indiscutibles con el mando de Dreamcast, incluyendo su propia versión de la Visual Memory. Si no termináis de ver la similitudes, uno de ellos es prácticamente el mando de la última consola de Sega con un segundo stick.
Durante las pruebas confidenciales en Estados Unidos, los usuarios, tanto jugadores habituales como casuales, estaban completamente divididos. A algunos les encantaba el mando bautizado como Duke, mientras que otros lo odiaban. Las pruebas realizadas en Japón fueron mucho peor, y el rechazo a este mando fue unánime. Para complicar más la cosa, Microsoft había decidido recurrir a un empleado que hablaba japonés para llevar a cabo el test sin revelar que era una consola americana y condicionar así la respuesta del público nipón, y las horas de explicaciones de quienes participaron en las pruebas se traducían en simples «no le gusta; demasiado grande».
Microsoft lanzó Xbox con su gigantesco mando y recibió una respuesta similar del público americano. Estaba claro que para Japón iba a hacer falta otro mando, y siguiendo los consejos de Denise Chaudhari, crearon un mando mucho más pequeño, que era el que la diseñadora quería haber hecho desde el principio. Curiosamente, todo el mundo en Microsoft pensaba que el Duke iba a ser un mando para el olvido, y acabó convirtiéndose en un mando para el recuerdo, que incluso ha visto un relanzamiento para Xbox One.
Denise Chaudhari from Allison McGrath on Vimeo.