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Cada semana te contamos cómo eran juegos cancelados que nunca vieron la luz, o juegos conocidos que podrían haber sido de otra manera.

Kurayami Dance, la adaptación del Shadows of the Damned original

Goichi Suda tenía una historia muy diferente en mente cuando creó este título, pero en vez de descartarla por completo la reconvirtió en un manga.
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Actualizado: 27: 0/0/11:54

El artículo de hoy es un tanto diferente de lo habitual. El que firma estas líneas ha estado rejugándose Shadows of the Damned, y ha decidido que nunca es mal momento para hablar de él. Con los ojos de 2020, es absolutamente demencial ver a Electronic Arts dándole una cantidad razonable de dinero a Suda51, Shinji Mikami y Akira Yamaoka para hacer semejante locura, y más cuando semejante locura es la versión «comercial» de la que querían hacer en un primer momento.

De vuelta al castillo

Como ya os contamos hace mucho tiempo en esta misma sección, el proyecto original se llamaba Kurayami, algo así como «oscuridad» en japonés. Este título, más centrado en el terror psicológico e inspirado por la obra inacabada de Kafka El castillo no llegó a entrar en desarrollo, ya que Electronic Arts prefería algo más directo que pudiese atraer a más jugadores. Lo que os queremos contar hoy es cómo la historia que Suda tenía en mente renació en Kurayami Dance.

A pesar de que, aparentemente, ‘Kurayami Dance’ no tiene nada que ver con ‘Shadows of the Damned’, al leerlo es fácil ver las similitudes.

Kurayami Dance, por supuesto, retoma la temática de El castillo, aunque cambia por completo la estética del Kurayami (es decir, el juego original presentado a EA) que, en cierto modo, sí que se usó en la versión final de Shadows of the Damned. Esta vez vamos hasta Japón en la actualidad, y nuestro protagonista, Wataru Kaido, trabaja en una funeraria conduciendo el coche fúnebre y realizando los servicios.

Este manga mezcla temas bastante serios y profundos con situaciones y comentarios mucho más cómicos.

Wataru, acostumbrado a trabajar cada día con la muerte, siente la necesidad de vivir rápido; de vivir al límite. Un pensamiento recurrente que ha tenido es el de superar los 300 kilómetros por hora con su moto, algo que le permitiría disfrutar de esa sensación de estar vivo, de ver «el mundo más allá de la razón». A partir de aquí vamos a comentar lo que pasa al final del primer capítulo y algunos detalles más sobre lo que sobrevivió de este concepto en el juego final. Ningún destripe que no fueseis a encontrar en una sinopsis cualquiera, pero si os hemos convencido ya para que leáis Kurayami Dance, lo mismo queréis dejar de leer este artículo y descubrirlo por vosotros mismos.

El mundo más allá de la razón

Con el aviso de destripe de rigor dado por sentado, os podemos contar que cuando Wataru supera los 300 kilómetros con su moto, las cosas no salen nada bien. Nuestro protagonista sufre un accidente que lo deja en coma varios años, y cuando despierta lo hace acompañado por una extraña entidad con la que inicia un viaje. Nuestro nuevo compañero de aventuras, Challia, nos ayuda a descubrir más sobre lo que está pasando, sirviendo a veces como una extraña voz de la razón que, indudablemente, se convirtió en Johnson, el demonio especialista en cambiar de forma (fálica).

La necesidad de vivir al límite lleva a Wataru a superar los 300 km/h con su moto.

Al poco de recuperarse del coma, Wataru recibe una nueva misión: llevar un ataúd al Reino Kurogane, coronado por un castillo ridículamente gigantesco. Así se inicia esta road movie, otro concepto presente en Shadows of the Damned, que nos llevará a conocer multitud de lugares y personajes extraños, siempre, con el castillo en el horizonte, tal y como en el juego final.

El castillo Kurogane se levanta infinito en el horizonte.

Kurayami Dance trata de manera mucho más explícita los temas por los que se caracteriza El castillo de Kafka, con la teología y la burocracia ganando importancia, además de enfatizar en ciertas ocasiones la importancia y el significado de la muerte. Hay, de hecho, una secuencia bastante interesante, en la que una persona que ha estado relacionada sentimentalmente con Wataru le pide que la ayude a morir, un paralelismo que se puede trazar con Paula en algunas partes de Shadows of the Damned.

Dentro de lo esperpéntico, es una obra repleta de significado.

Una obra para fans

Ciertos críticos creen que en El castillo se tratan más temas, como la soledad, el dolor o la búsqueda de compañía, temas que creemos que se ven claros en Kurayami Dance. A nivel personal, nos parece interesantísimo poder ver todo lo que Suda51 quería contar antes del filtro comercial, incluso si es a través de un filtro de surrealismo que a veces puede resultar complejo, aunque aquellos que hayáis disfrutado de juegos como Killer7 estaréis acostumbrados a la particular narrativa de Suda.

Hablando de Killer7 hay multitud de referencias a otros juegos de Suda, algo que los seguidores del creativo agradecerán. No vamos a contar mucho más, pero os animamos a echarle un vistazo al manga si os interesa lo que habéis leído hoy aquí. No se ha lanzado de manera oficial fuera de Japón, pero hay una traducción hecha por fans al inglés que podéis encontrar aquí. Sí, el de hoy es un artículo diferente, pero no siempre un juego medio cancelado se convierte en manga.

Colaborador
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