Una de las consolas más veneradas de la historia es la Atari 2600. El impacto que tuvo la máquina en los años 80 es desmesurado, e incluso hoy en día, la futura Atari VCS ha tomado algunas características para incorporarlas a su diseño. Toda compañía sabe que alcanzar el éxito no garantiza, ni mucho menos, ser capaz de mantenerlo, y Atari era consciente de que no podía dormirse en los laureles.
Puede parecer que las revisiones de consolas es algo actual, pero nada más alejado de la realidad. En su misión de mantener la Atari 2600 en lo más alto, Atari experimentó con varias ideas para relanzarla al mercado. Hay una de esas ideas que llegó bastante lejos, y cuya existencia se hace obvia simplemente si miramos a la nomenclatura de las consolas. Si tenemos la Atari 2600 y la Atari 2800 (nombre de la versión japonesa), ¿dónde está la Atari 2700?
Allá por 1980, tres años después del lanzamiento de la máquina, Atari estaba buscando maneras de ofrecer un pequeño salto de calidad sin dividir el mercado. La idea fue revisar ligeramente el hardware para hacerlo compatible con unos nuevos mandos inalámbricos, algo que, como bien sabemos, nos ofrece mucha más comodidad que los cables. Tal era la tecnología que hasta podríamos cambiar de juego o reiniciarlo desde el mando, de acuerdo con los documentos de entonces. Pero no os olvidéis de los mandos; volveremos a ellos.
Aparte de estos mandos, la consola como tal no cambiaría mucho. Iba a ser compatible con todos los juegos y periféricos de Atari 2600, y por supuesto venía con los puertos correspondientes para ello. Además, su diseño se había revisado para hacerlo casi futurístico de la época, con una elegante superficie plana y botones táctiles y luces LED que nos permitirían, por ejemplo, modificar y conocer el modo de juego asignado a cada mando. La Atari 2700 contaba, de hecho, incluso con un compartimento para guardar los mandos inalámbricos en la propia consola y evitar perderlos.
Prevista para su lanzamiento en 1981, el desarrollo avanzó bastante bien e incluso se publicaron anuncios en las revistas de la época. ¿Qué pasó, entonces, para que se cancelara una revisión con algo tan sencillo –a priori– como unos mandos inalámbricos?
Bien, pues parece ser que la tecnología no era tan potente como se pensaban. O, mejor dicho, era demasiado potente. Estos mandos no tenían ningún tipo de sistema de vinculación, sino que venían predefinidos como mando uno y mando dos. Esto les permitía funcionar directamente con cualquier consola sin tener que emparejarlos, lo que unido a que tenían un alcance de 300 metros, significa que podrías controlar todas las Atari 2700 de tus vecinos con tu mando.
Por si fuera poco, Atari sospechaba que la tecnología de estos mandos inalámbricos podría interferir con puertas de garaje automáticas, por lo que lo mismo le destrozabas la partida al vecino de tu izquierda mientras le abrías la puerta del garaje al de la derecha. Con semejantes perspectivas de futuro, es normal que Atari prefiriese que la 2700 no saliese de sus oficinas.
Algo, dicho sea de paso, que no consiguió. Hay varios prototipos en manos de coleccionistas, incluyendo uno que se encontraron en una tienda de segunda mano de California el año pasado. Otros están, por suerte, al alcance de todos los amantes de la historia de los videojuegos, como es el caso de prototipo expuesto en el National Videogame Museum de Texas.
El lanzamiento de la Atari 2700, incluso funcionando bien, no habría cambiado mucho el transcurso de la historia, probablemente, y prueba de ello es que a posteriori se lanzaron unos mandos inalámbricos para la Atari 2600 que funcionaban como era debido (aunque tenían un tamaño considerable y se bebían las pilas), pero siempre es interesante recordar productos perdidos como éste.