Este año no nos hemos derretido al sol para que nos pongan las pulseras antes de pasar por la puerta principal. No hemos tenido que pasar media hora esperando a que nos sirvan en barras abarrotadas las cañas que pagamos a precio de oro mientras el grupo que más esperábamos empieza a sonar en el escenario principal. Tampoco hemos descubierto las nuevas mejores bandas de nuestra vida en esos escenarios pequeños a los que la gente suele ir para salirse un poco del gentío. Echamos de menos los festivales. Mucho. Y el puñado de horas que hemos pasado con Fuser nos ha hecho sentir aún más morriña por un tipo de evento cultural al que, tal y como va la cosa, vamos a tardar mucho en volver a ver.
Harmonix parece haber perdido la fama que tuvo hace algo más de una década cuando el primer Guitar Hero inició una burbuja que acabó pinchando con muchos afectados por el camino, pero no han estado quietos, sino experimentando y encontrando su lugar en una línea musical en la que, a un extremo, están las experiencias sociales y en el otro el videojuego más clásico: las puntuaciones, los récords y los porcentajes. El juego que tendremos en nuestras Nintendo Switch, PS4, Xbox One y PC el próximo 10 de noviembre está justo en medio de esa línea: es tan red social musical como un videojuego.
Aprendiendo a ser DJs
En Fuser nos convertiremos en DJs que tienen que animar la fiesta en festivales repartidos por todo el mundo, pero aunque el concepto es similar, la ejecución es muy distinta al infravalorado DJ Hero de FreeStyleGames. Es una interpretación más difusa con respecto al acto real de pinchar discos en tanto que no hay un accesorio que simule un plato (aquí todo se controla con el mando o, en el caso de la versión de PC que hemos probado, con el teclado y el ratón) y porque la interfaz tampoco replica lo que un DJ tiene ante sus ojos en un concierto. Al contrario, Harmonix ha creado una herramienta accesible y repleta de opciones que cumple el mismo objetivo que los aparatos del pinchadiscos, pero con una metodología bastante distinta.
Lo que tenemos en el centro de la pantalla es una mesa con cuatro discos, uno para cada pista. La mayoría de las más de 100 canciones incluidas (de Billie Eilish a 50 Cent, pasando por The Killers y The Weeknd; todas ellas dentro del mainstream) están separadas en cuatro partes: voz, percusión, instrumentos de cuerda y teclados, representados a su vez por colores distintos (rojo para la letra, azul para las baterías…) aunque en algunos temas esta división varía. Sobre la mesa tenemos una línea de tiempo separada por rayas que marcan el ritmo, algunas más cortas y otras más largas.
Los discos hay que pincharlos (un proceso tan sencillo como seleccionar la pista de cada canción en el menú superior y arrastrar a la mesa) justo cuando la línea llega a una raya de las grandes, aunque en algunos discos se marca también el momento justo en el que pincharlo para que la mezcla funcione mejor rítmicamente, y por lo tanto, conseguir más puntos.
Esta mecánica básica se va ampliando con nuevos elementos que van otorgando capas de profundidad, de dificultad y de dinamismo jugable; aunque no estamos ante un Rock Band en el que estamos constantemente introduciendo inputs, Fuser es mucho más dinámico de lo que puede parecer en una primera partida o al ver algún vídeo. Todo esto se va aprendiendo poco a poco con la campaña, un tour por seis festivales, cada uno de ellos con distintas actuaciones a lo largo del día. A lo largo de este modo historia conocemos a personajes diversos y estridentes (como los que nosotros mismos podemos crear con el amplísimo editor) que nos aúpan al estrellato de los DJ, a la vez que conocemos los pormenores del juego.
En las misiones de la campaña se nos van haciendo peticiones que cumplir en un tiempo limitado como que pongamos un disco de percusión, que la mesa solo tenga discos verdes, o que usemos el sintetizador, todo ello acompañado de tutoriales que nos van haciendo ver la complejidad del sistema; y espectadores del público, como el que se acerca al DJ en un pub, van pidiendo canciones de cierto género, temas concretos y músicas de ciertas épocas y géneros. Para conseguir las mejores puntuaciones hay que hacer caso a todas las peticiones, ir cambiando constantemente de discos y no cometer errores al pincharlos, además de utilizar las herramientas que se nos van desbloqueando mientras avanzamos.
Componiendo y compartiendo
Entre esas herramientas tenemos sintetizadores y compositores de distintos instrumentos, como baterías de hip-hop, baterías de metal, saxofones… Es muy sencillo alterar la duración de la mezcla, componer algo y pincharlo como un disco más. También podemos alterar la velocidad de reproducción de todos los discos que tenemos puestos en la mesa, cambiarles la nota, el tempo y añadir efectos de distinto tipo, como reverberaciones y retrasos, a cada pista individual o al conjunto, e incluso pinchar nosotros el efecto en el momento que queramos o que se quede pinchado. También desbloqueamos la posibilidad de tener discos alternativos en cada plato para cambiar entre ellos rápidamente, e incluso un sistema de ayuda al que le podemos indicar que suba la intensidad de la mezcla o la baje de manera automatizada. En los niveles más avanzados (nosotros pudimos probar tres misiones de la campaña, una de ellas en el tercero de los seis festivales) será complicado colmar las expectativas del público si no damos rienda suelta a nuestra creatividad con todos estos elementos: un medidor va indicando la satisfacción de los espectadores, y si se vacía, hay que volver a empezar.
Pero la herramienta o función que más nos ha sorprendido es la captura. A la campaña podremos volver una y otra vez para mejorar nuestras puntuaciones, pero claramente Harmonix tiene en mente que su videojuego se transforme en una red social musical. En el modo Estilo libre, sin las presiones de un público a disgusto ni de peticiones incesantes, podremos hacer snapshots: un recorte de lo que estamos componiendo, que a su vez se puede modificar y utilizar como un disco en las composiciones: las nuestras y las de todo el mundo.
Porque cuando hacemos una captura podemos elegir compartirla en Social, una sección del juego en la que, como en Twitter, tenemos seguidores, seguidos y likes, pero en lugar de mensajes publicamos las mencionadas capturas; te llena de satisfacción cuando le dan un "Me gusta" a un snapshot que has creado, o simplemente cuando hay gente que la ha visto. También puedes ver capturas destacadas elegidas por popularidad entre todos los jugadores del mundo y añadirlas a tu repertorio para incluirlas en tus composiciones.
En un juego que quiere ser tan social como este no podían faltar los modos multijugador, claro, y aquí hay dos para hasta cuatro jugadores a los que se pueden sumar otros cuatro espectadores, todo ello con juego cruzado entre todas las consolas y ordenador. Por un lado, el competitivo funcionará de manera similar a la campaña: se ofrecen misiones, el público hace peticiones y se van sumando puntos, pero esta modalidad aún no hemos podido probarla. En el multijugador cooperativo, los jugadores van pasando la mesa de mezclas al siguiente cada cierto tiempo, y quienes no están componiendo pueden realizar peticiones, poner emojis y decir frases predeterminadas para expresar su opinión sobre la composición.
A la venta el 10 de noviembre
En esta primera toma de contacto, Fuser, que nos pareció una buena idea desde el primer tráiler, nos ha sorprendido tanto en la profundidad que ofrece su sistema de composición como en su ambición: no solo ofrece una campaña que tiene pinta de que dará para un buen puñado de horas y será rejugable, sino que pretende convertirse en una red social de compositores donde se promueve constantemente la cooperación. Quizá el éxito o fracaso del juego dependa de la popularidad de su vertiente social, pero si hay el número suficiente de jugadores, el festival de Harmonix puede convertirse en una de las citas imperdibles del calendario para los más melómanos.
Estas impresiones se han realizado tras asistir a una presentación y jugar a una versión en desarrollo para PC ofrecida por Koch Media.
