En el 2007 asistimos al nacimiento de una de las nuevas sagas de Microsoft: Crackdown. Un divertido y entretenido juego de mundo abierto que se convirtió en un título muy interesante y a tener en cuenta durante los primeros años de vida de Xbox 360. En él, controlábamos a un policía mejorado genéticamente (lo que le permitía realizar acciones sobrehumanas) mientras recorríamos una ciudad y nos liábamos a tiros con todo tipo de criminales, maleantes y pandilleros que se atrevieran a amenazar a la ciudad a la que juramos proteger. No es que fuera un juego con una calidad desbordante o fuera de lo común, y mucho menos que viniera para revolucionar el mercado, pero sí que sabía hacerte pasar un rato muy entretenido con la consola.
Sin embargo, tres años más tarde, en el 2010, Microsoft apostó por una secuela que no supo estar a la altura ni evolucionar la saga, aportando entre poco y nada a un mercado que ya estaba plagado de juegos de mundo abierto, con algunos referentes de mucha calidad. Tras este pequeño batacazo de crítica y ventas, muchos dábamos la saga prácticamente por muerta, un gran error de cálculo, ya que ahora Crackdown se prepara para regresar con su tercera entrega, dando el salto de generación a Xbox One.
Durante la conferencia de prensa de Microsoft hemos podido echarle un primer vistazo a cómo será gracias a un vídeo en el que nos han querido dejar dos cosas claras: tendrá multijugador cooperativo (algo que además parece que será muy importante) y que todo, absolutamente todo, será destruible, desde la estructura más pequeña hasta el rascacielos más grande de la ciudad.
Puede que muchos os mostrarais algo escépticos ante la promesa de esto último. Incluso nosotros teníamos ciertas dudas de que esto fuera a ser realmente así cuando presenciamos el anuncio, pero tras el evento, Microsoft nos invitó a una presentación a puerta cerrada donde pudimos comprobar que lo mostrado en el tráiler es una realidad.
De hecho, toda esta demostración estaba destinada única y exclusivamente a mostrarnos las físicas dinámicas del juego y las posibilidades que nos ofrece el título para destruir sus entornos, dejándonos realmente sorprendidos ante lo que estábamos viendo en pantalla. Para empezar, el equipo nos quiso mostrar cómo afectan los disparos de una pistola normal cuando impactan sobre un muro.
Cada bala dejaba su marca justo donde impactaba, pero no solo eso, también penetraba en la estructura y la dañaba. De hecho, a base de disparar más o menos varias veces en el mismo punto se acabó por abrir un pequeño agujero mientras los trozos del muro salían disparados por todos lados. Para mostrarnos algo más práctico, vimos cómo el protagonista comenzaba a "dibujar" un círculo a balazo limpio en la pared, consiguiendo que la parte que estaba dentro de él acabara por desplomarse de una forma bastante convincente, permitiéndonos ver lo que había al otro lado.
Lo siguiente que nos enseñaron fue cómo afectaban los disparos de un arma más potente (una metralleta, para ser más precisos) sobre ese mismo muro. Tal y como era de esperar, esto facilitó de forma considerable la destrucción de dicha estructura, ya que se hacía pedazos con mucha menos dificultad, permitiendo abrir incluso un hueco lo suficientemente grande como para pasar por él e incluso derribarlo.
Tras esto le tocaba el turno a lo que todos estábamos esperando: la destrucción de un gran edificio. Al igual que con el muro, cada disparo afectaba a la estructura, derribando adornos, protecciones, etcétera. Eso sí, un rascacielos es mucho más difícil de tumbar, ya que las paredes son más resistentes, las columnas más gruesas, así que la labor parecía que iba a llevar un tiempo considerable.
El edificio en cuestión estaba dividido en dos torres distintas conectadas por un puente en lo más alto, así que nuestro protagonista decidió dispararle a ese punto. Lo que vimos a continuación fue el puente desplomándose de tal forma que se fue cargando por el camino los pisos de una de las torres, y los que no había tocado se veían afectados por los que comenzaban a derrumbarse desde arriba, todo de una forma muy conseguida y realmente llamativa. No nos atreveríamos a usar la palabra "realista" con estos efectos, ya que la destrucción es muy exagerada (que a fin de cuentas, es lo que se pretende por su carácter de cómic), pero sí que está realmente conseguida, es convincente y resulta muy satisfactoria de ver.
Para acelerar el proceso, los desarrolladores hicieron que comenzara a llover una lluvia de misiles constante sobre el edificio, permitiéndonos ver cómo lo iban destrozando e incluso comparar sus impactos con los disparos de la metralleta del protagonista. Para terminar de convencernos de que no existen scripts de ningún tipo y que las físicas son completamente dinámicas, el equipo de desarrollo apostó por debilitar unos pilares concretos del rascacielos, para que este se empezara a derrumbar por su propio peso hacia el lado que ellos querían, que era justo donde había otro edificio más.
Lo que vimos a continuación fue una secuencia muy espectacular y en tiempo real en la que el rascacielos, que era más grande que su edificio contiguo, se estrellaba contra él, echando abajo gran parte de este último, el cual a su vez también acabó por provocar importantes daños a unos bloques cercanos. Y todo ello mientras veíamos la zona repleta de escombros (eso sí, estos a veces se comportaban de forma rara y parecía que no tuvieran peso alguno, algo que suponemos que se corregirá más adelante).
Finalmente, la lluvia de misiles acabó cayendo por toda la ciudad mientras nos la mostraban a vista de pájaro, permitiéndonos comprobar cómo toda la ciudad sufría las consecuencias del ataque. Según nos han comentado desde Microsoft, todo esto se debe a las posibilidades que ofrece la nube, una de las características más promocionadas de Xbox One pero que hasta ahora no habíamos visto aprovecharse de una manera tan evidente e impactante, ya que en este caso se aceleran los cálculos de computación de forma más que considerable.
Quitando las espectaculares posibilidades de destrucción de las que hemos hablado, a nivel gráfico nos ha parecido un juego bastante más discreto, con unos modelados simplemente correctos, unas animaciones que dejan mucho que desear, texturas "reguleras", etcétera. Eso sí, tenemos que dejar claro que lo que hemos visto es una pre-alfa, o lo que es lo mismo, una versión muy temprana y lejos de representar el resultado final. De hecho, en algún que otro momento vimos pequeños bugs, como un escombro flotante, lo que le daba bastante veracidad a que todo lo que veíamos era real y no "humo", como se suele decir.
Nos quedan muchísimas cosas por saber sobre Crackdown 3, ya que lo único que hemos podido ver de forma larga y tendida han sido sus posibilidades de destrucción. Por lo demás, no sabemos cómo se desarrollará su campaña, cómo se implementará el multijugador y lo que ofrecerá, ni qué novedades traerá consigo su historia (más allá de que volvemos a ser un policía mejorado que debe de hacer respetar la ley a tiro limpio). Eso sí, acción a raudales no parece que vaya a faltar y su uso de la nube podría sentar un interesante precedente a la hora de exprimir la potencia de Xbox One para ofrecer cosas nunca antes vistas. Mientras tanto, le seguiremos la pista, ya que puede acabar por convertirse en una sorpresa de lo más agradable.