Desde que se anunciara el pasado mes de septiembre seguro que Child of Light os ha llamado a muchos la atención, sobre todo a aquellos que apreciáis un cuidado apartado artístico en los videojuegos, por encima de la técnica y los gráficos fotorrealistas. Más si cabe si además os gustan los juegos de rol de corte japonés, ya que aunque suene raro, lo nuevo de Ubisoft Montreal homenajea a los grandes RPG japoneses de los 90, juegos con los que crecieron algunos de los responsables de este nuevo título.
Ya hemos podido jugar sus primeras horas, y sí, Child of Light es tan bonito como parece, y más jugando en directo en un gran televisor a 1080p de resolución. Gracias al UbiArt Framework, el mismo motor gráfico que utilizaron Rayman Origins y Rayman Legends, los artistas y programadores pueden trasladar todos los artes directamente al juego, sin necesidad de editarlos, lo que da la sensación de estar jugando en un cuadro o en un cuento o libro de ilustraciones interactivo. Un motor con muchísimo potencial, y que esperamos que en los próximos años otros juegos sigan utilizando, porque el resultado es fantástico.
Pero además de un apartado gráfico precioso, Child of Light también es un entretenido juego de rol y aventura en el que luchamos en combates por turnos mientras además resolvemos algunos puzles y superamos secciones plataformeras, en un desarrollo muy variado y ameno, que mezcla rol japonés con toques aventureros. La historia nos cuenta cómo la joven Aurora, la hija del duque de Austria en 1895, enferma gravemente, pero en lugar de morir, despierta en el mágico mundo de Lemuria. En este la malvada Reina de la Oscuridad ha robado el Sol, la Luna y las estrellas, y nosotros tendremos que recuperarlos para erradicar la oscuridad y así poder volver a casa. Una heroína fuerte y decidida de corazón puro, sin un príncipe azul que la espere al final, en una historia que habla del crecimiento personal, el salir de casa y asumir la responsabilidad de cambiar el mundo para hacerlo un lugar mejor.
La exploración de los escenarios es la clásica de un plataformas en 2D, y más en los primeros compases de la aventura en los que apenas podemos movernos y dar un pequeño salto, además de arrastrar ciertos objetos. Es un poco más adelante, cuando conseguimos la habilidad de volar, cuando la exploración cambia bastante, y descubrimos unos escenarios enormes, que podemos recorrer en todas direcciones, muy verticales, llenos de secretos y también de trampas, que nos quitan puntos de vida. En estos vemos a los enemigos, y si entramos en contacto con ellos se inicia el combate, si los tocamos por la espalda con ventaja en el primer turno.
Tenemos los típicos comandos de atacar, defendernos, lanzar magias y usar ítems, siendo el elemento principal de las batallas el medidor de turnos, una barra que indica el momento en el que van a actuar tanto los enemigos como nosotros. Este medidor está dividido en dos secciones, una larga y azul, en la que pone "espera", y otra al final más corta y roja, que es el turno. Tantos los personajes de nuestro equipo, como los enemigos, están representados en la barra por un icono, que se desplaza de izquierda a derecha a diferente velocidad. Cuando este icono llega al final de la barra, es cuando puedes realizar una acción.
Todas las acciones, ya sean ataques físicos o magias, tienen al lado de su nombre una palabra que indica cuánto tiempo tardan en ejecutarse –corto, medio, largo-, y esto es importante, porque un enemigo puede haber llegado un poco antes que nosotros al última segmento de la barra, realizar un ataque de tiempo medio, y si nosotros ejecutamos una acción corta, adelantarle. Y si mientras el enemigo o nosotros ejecutamos un comando, recibimos un golpe, el ataque se interrumpe, en unos combates aparentemente muy sencillos, pero bastante profundos y estratégicos a la hora de jugar con los tiempos.
Tanto en la exploración de los escenarios como en los combates tiene un papel muy importante Igniculus, una luciérnaga que nos acompaña desde los primeros compases de la aventura, y que tiene varias funciones. A este personaje si jugamos solos lo controlamos con el stick derecho, y también lo puede controlar otro jugador con un segundo mando, como si se tratara de un modo cooperativo local. Su función durante la exploración es interactuar con el escenario y encontrar y recoger esferas de colores, que nos hacen recuperar vida y los puntos de magia, y paralizar a los enemigos, lo que nos permite pasar de largo si no queremos combatir. También hay algunos puzles, muy sencillos al menos en el principio de la aventura, en los que tenemos que usar a Igniculus como una linterna, para proyectar sombras sobre ciertos símbolos dibujados en las paredes.
Durante los combates su función es parecida, puede interactuar con la arena de combate para conseguir algunos puntos de salud y magia que nos vienen de perlas, puede ralentizar el avance del enemigo por el medidor de turnos, e incluso nos puede curar. Eso sí, no podemos abusar eternamente de él, ya que Igniculus tiene una barra de energía que se va agotando según realiza acciones, y que tenemos que recuperar recogiendo esferas. Su uso parece estar bien pensado, no desequilibra los combates, es un ingrediente y más, y una forma muy inteligente de introducir cooperativo en un tipo experiencia tradicionalmente muy orientada a un solo jugador.
Combatiendo obtenemos puntos de experiencia que nos permiten subir de nivel, y así obtener puntos de habilidad, que podemos usar en un enorme árbol de habilidades. No parece que vaya a ser posible hacerse con todas, por lo que tendremos que decidir cómo especializamos a los personajes, qué tipos de ataques nos gustan más, si físicos, mágicos, etcétera. Y sí, hemos dicho personajes en plural, porque Aurora e Igniculus no viajan solos por Lemuria, y otros personajes se unen a nuestra causa, ampliando el grupo. Cada uno con características propias, durante el combate solo podemos usar dos a la vez, pero podemos cambiar entre los distintos miembros del grupo cada vez que hay un turno, sin perderlo.
El equipamiento es uno de los apartados menos clásicos y más originales, ya que no conseguimos las típicas armas o escudos, sino unas piedras llamadas oculis, que dependiendo de dónde equipemos –arma, escudo o magia- nos otorgan distintos beneficios. Por ejemplo un oculi de fuego, equipado en arma, dará a nuestros ataques efecto añadido de fuego, y si equipamos esta piedra en defensa, aumentará nuestra resistencia elemental al fuego. Hay muchos tipos de oculis, y además en cualquier momento podemos fusionarlas, creando otras nuevas.
El desarrollo de la aventura es muy ameno, los combates son ágiles y entretenidos, nunca tediosos, la carga argumental es leve, sin diálogos demasiado largos, además de ser muy curiosos, escritos en verso rimado, y la exploración también es muy divertida, con cantidad de cofres y secretos escondidos en los escenarios, y trampas que tenemos que esquivar como si de un plataformas en 2D se tratara. Una aventura que durará entre 10 y 15 horas, un RPG ligero y que da gusto jugar, tanto por su propuesta jugable como por su apartado audiovisual.
Porque como ya hemos dicho gráficamente es precioso, ilustraciones en movimiento como si de un cuento infantil se tratara, realizado con muy buen gusto eso sí. Técnicamente es un poco mejor en la nueva generación, ya que aunque todas las versiones van a 60fps –el Ubi Art Framework solo puede funcionar a esta tasa de imágenes por segundo-, solo en PlayStation 4, Xbox One y PC va a 1080p, siendo 720p la resolución en el resto de plataformas. La música también está a la altura, con una banda sonora de enorme belleza, que acrecienta esa sensación de estar en mundo mágico, con melodías relajadas o épicas según la situación lo requiera, pero que siempre acompañan a la perfección. Además llegará con voces –no hablan los personajes, solo la narradora- y subtítulos en castellano, en una traducción meritoria, al estar escrito todo el texto original en verso rimado.
Lo japonés y lo occidental se dan la mano para crear un juego mágico
Child of Light es una muy buena idea que además se ha ejecutado con mucho acierto. El clásico rol japonés de los 90, cuando la saga Final Fantasy estaba en plena forma, de vuelta y mezclado con algunos elementos aventureros y una dirección artística totalmente occidental, con mucha personalidad. Una experiencia más corta y directa para lo que estamos acostumbrados dentro del género –entre 10 y 15 horas-, pero que por su precio -14,99 euros- y la calidad que atesora en todos sus apartados, va a ser un compra más que interesante para los fans del género. Estará a la venta el 30 de abril en PlayStation 4, PlayStation 3, Xbox One, Xbox 360, Wii U y PC.