Han pasado algunos meses desde su lanzamiento en Japón y Estados Unidos, pero a Soul Calibur Legends, -recordemos, spin-off de la saga Soul Calibur- le quedan aún unos meses para su salida en nuestro continente. Haciendo un poco de memoria, nos viene a la cabeza que Soul Calibur, de toda la vida, es un arcade de lucha 1vs1 con una jugabilidad marcada por el estilo de Tekken, si bien ha logrado desarrollar y conservar su propio estilo hasta la fecha dejando constancia de las diferencias con respecto al otro éxito de Namco. En esta ocasión, Soul Calibur cambia de receta dando el salto al estilo "yo contra el barrio" añadiendo unas pequeñas dosis de aventuras. Un cambio bastante poco común y, además , bastante arriesgado cuando una saga tiene éxito en su campo.
Al principio contaremos tan solo con Siegfried, sin embargo, a medida que vayamos avanzando por el modo historia, iremos desbloqueando viejos conocidos de la saga. Ivy, Astaroth, Miturugi o Sophitia -y un invitado especial, Lloyd, proveniente de Tales of Symphonia- serán de los primeros en unirse. Para llevar a cabo nuestra misión contaremos con una serie de movimientos básicos, y otros algo más avanzados que iremos descubriendo a medida que progresemos en nuestra aventura.
El Wiimote servirá para realizar los movimientos de nuestra arma; en esta ocasión, y a diferencia de otros juegos que le daban un uso similar al mando, la dirección será de vital importancia ya que un golpe en horizontal de derecha a izquierda con nuestro Wiimote será simulado con una gran eficacia -y notable frecuencia- por nuestro personaje.
Del mismo modo, podremos golpear también en vertical, elevar o bien asestar estocadas directas a los enemigos. Dominada esta caracteristica, los combos serán coser y cantar: podremos empezar con un espadazo por la derecha, luego por la izquierda y acabar con una estocada para mandar a nuestros enemigos al otro barrio; con un poco de práctica lograremos encadenar unos cuantos golpes que serán de gran importancia a medida que nos enfrentemos a enemigos más poderosos. Para facilitar semejante labor, tendremos la posibilidad de fijar un objetivo, así como de cambiarlo con la ayuda del botón A.
El uso del nunchuk no se limitará a mover a nuestro personaje, sino que con un ligero movimiento hacia cualquier dirección conseguiremos un desplazamiento lateral, trasero o incluso frontal, para así, combinandolo debidamente con el wiimote, le asestemos un mandoblazo al enemigo. Además, cada personaje dispondrá de movimientos especiales -que consumirán parte de una barra especial- que se llevarán a cabo presionando el botón C a la vez que se realizan los golpes con el Wiimote.
La gama de golpes en sí resulta bastante vistosa sin embargo roza el aprobado en cuanto a variedad: en cuanto hayamos dominado por completo los movimientos de un solo personaje la cruda realidad es que no habrán diferencias entre uno u otro a la hora de ejecutarlos. En general un aspecto que, debiendo ser el fuerte del juego deja un poco frío al jugador después de escasas horas de juego. Y es que, además, nuestra labor no variará mucho a lo largo del juego: Matar enemigo tras enemigo para llegar al final de nivel será nuestro principal cometido.
Por fortuna el apartado técnico sí nos deja bastante bien servidos en el aspecto musical. Las melodías mantienen el nivel de la saga y presenta una calidad general más que notable. Pese a todo la duración de las misiones, en ocasiones algo elevada, puede hacer que este apartado se vuelva algo repetitivo; sin embargo no debería empañar el apartado más cuidado del título.
Pese al citado lastre técnico que presenta, Soul Calibur Legends nos ofrece una pequeña compensación en forma de modos de juego:
Un modo cooperativo en varias pantallas a elegir, basadas en el modo historia partiendo la pantalla en dos y reduciendo aún más los detalles gráficos y la visibilidad. Desgraciadamente no estará el modo historia por completo disponible sino que tan solo nos dejará elegir un número contado de escenarios basados en el modo para un jugador. Y por otra pare, dos modos de enfrentamiento de uno contra uno, bien en un cara a cara rodeados de trampas y objetos donde deberemos emplear todos y cada uno de los combos para derrotar al segundo jugador, o en una carrera por ver quién es el primero en obtener el máximo número de esferas, pudiendo hacernos la vida imposible atizándonos o bien llegando los primeros hasta los puntos en los que encontraremos grandes cantidades de esferas luminosas. Este último resulta ser el modo más divertido, básicamente por su componente competitivo y dicho sea de paso, por lo desenfadado de su planteamiento.