Hay juegos capaces de marcar un antes y un después en la industria, y un claro ejemplo de ello es System Shock (1994), una aventura de acción y rol que plantó una poderosa semilla cuyos frutos todavía estamos recogiendo. Juegos como Thief: The Dark Project (1998), Deus Ex (2000) y BioShock (2007), aportando sus propias ideas y simplificando la fórmula con el paso del tiempo, son algunos de sus más dignos herederos, y sin ir más lejos el año pasado pudimos disfrutar de dos grandes juegos de esta escuela como Deus Ex: Mankind Divided y Dishonored 2.
Prey, el nuevo título de Bethesda y Arkane Studios, pertenece a este tipo de juegos, una aventura de acción con exploración, puzles, pequeños toques de rol y una narrativa muy elaborada, que muy poco o nada tiene que ver con el juego del mismo nombre que se lanzó en 2006 para Xbox 360 y PC.
Ahora esta saga vuelve de la mano de los creadores de Dishonored (al mando uno de sus directores, Raphael Colantonio), y después de haber jugado el inicio de la aventura nos ha quedado claro que va a ser un juego muy interesante, con la capacidad de encandilar a un público muy concreto, que lo recibirá con los brazos abiertos.
Un thriller de ciencia ficción
No vamos a contar demasiado de la historia, no más allá de su premisa, ya que es un juego que desde los primeros minutos plantea sorprendentes giros argumentales, y en su compleja e interesante narrativa va a tener una de sus mayores bazas.
Nos metemos en la piel de Morgan Yu (en su versión femenina o masculina, algo que podemos elegir al principio), un científico atrapado en una enorme estación espacial, la Talos I, en la que unos extraños alienígenas, los Tifón, han escapado al control de los científicos y han arrasado con todo.
Una premisa clásica en el género de la ciencia ficción, pero que es más compleja de lo que hemos resumido en unas pocas palabras.
Si estáis familiarizados con juegos como Deus Ex o Dishonored os sentiréis cómodos desde el principio. Los escenarios están repletos de objetos que podemos coger para utilizarlos después con algún fin o simplemente para lanzarlos, hay elementos del mobiliario con los que podemos interactuar, y si buscamos encontraremos muchos documentos, ya sea en forma de texto, audio o vídeo, que nos van contando la historia poco a poco, como puso de moda hace ya algunos años BioShock.
Ya hemos citado varias veces a estos referentes, pero lo hacemos intencionadamente porque es la mejor manera de que entendáis lo que ofrece exactamente Prey, que está muy lejos de ser un juego de acción más, y es una aventura donde la historia, la exploración, la gestión del inventario, la creación de objetos y los árboles de habilidades son igual de importantes que los enfrentamientos.
Claro que podemos disparar y utilizar armas más o menos convencionales (aunque no hay muchas), pero la acción de Prey apuesta más por la estrategia y usar la cabeza que por tener habilidad con el gatillo, y nos invitan a observar el entorno y utilizarlo a nuestro favor. Los enemigos a los que nos enfrentamos son imprevisibles y desconcertantes, y tenemos que emplear soluciones imaginativas e igual de poco convencionales.
Los primeros alienígenas que nos salen al paso son los miméticos, con la curiosa capacidad de transformarse en cualquier objeto del entorno, lo que hace que el principio del juego sea como una especie de película de terror y ciencia ficción, teniendo que moverte con cuidado y prestando mucha atención, ya que esa silla o papelera que vemos más adelante, puede que realmente sea un enemigo que se nos tirará encima en cuanto tenga la oportunidad.
Al entrar a una nueva ubicación si prestamos suficiente atención hay pequeñas pistas de que uno o varios miméticos nos pueden estar esperando, y eso nos hace estar siempre alerta. Como hemos podido ver en varios vídeos distribuidos por Bethesda, más adelante nosotros también adquiriremos esta habilidad, y nos podremos transformar en objetos para superar todo tipo de situaciones, pero en nuestro contacto con el juego no nos dio tiempo a probar esta posibilidad.
A lo largo de la aventura iremos adquiriendo los peculiares poderes de los alienígenas, y también otro tipo de mejoras gracias a los árboles de habilidades, que nos permitirán piratear elementos informáticos del entorno, reparar dispositivos y otro tipo de ventajas, como ampliar la salud o mejorar el sigilo.
La estructura de Prey es totalmente abierta (a diferencia de Dishonored que está dividido en misiones), y como si de un metroidvania se tratara, dependiendo de las habilidades que vayamos desbloqueando y los dispositivos que vayamos obteniendo cada vez podremos ir accediendo a nuevas zonas de la estación espacial.
Ya desde el principio vimos un montón de lugares a los que no podíamos acceder, y para los que tendremos que volver después cuando tengamos la llave, habilidad o mejora adecuada desbloqueada. Este tipo de estructura para una aventura nos encanta, y apetece explorar cada rincón de la Talos I, ya que todos los documentos que vamos encontrando y que nos cuentan más detalles de la historia son muy interesantes, y además el diseño artístico es muy atractivo, dada la peculiar decoración de las instalaciones, de ambiente "neo-déco" (en muchos momentos nos ha recordado a BioShock, al ser un lugar originalmente muy bonito que se ha ido al traste).
Para que no nos llevemos a equívocos y pensemos que estamos ante un juego de acción más, las primeras armas que conseguimos son cuanto menos peculiares. Primero nos tenemos que defender con una llave inglesa (no pudimos evitar acordarnos de Half-Life y sus primeros minutos con la palanca), y la primera arma importante que conseguimos fue el cañón GLOO, que dispara una espuma que se solidifica casi al instante, y que se puede utilizar para congelar a los enemigos y luego romperlos en pedazos.
Como todos los recursos que hay en el juego esta arma tiene otros usos, y la podremos utilizar para crear caminos y llegar a lugares elevados, o para extinguir fuego y detener ciertas trampas de manera temporal. A lo largo de nuestra partida también nos hicimos con un arma más tradicional como una escopeta, aunque como descubrimos la munición escasea bastante, y deberemos reservarla para los enemigos más duros.
Podremos mejorar las armas y todos los objetos que encontremos en los escenarios tendrán alguna utilidad, ya sea directa o indirecta, ya que con unas máquinas recicladoras podemos emplear los objetos basura y aparentemente inútiles para crear valiosos recursos. Los toques roleros de Prey no son demasiado complejos, pero sí los suficientes para añadirle algo de sal y pimienta a la aventura.
Gráficamente cumple, como podéis ver en las imágenes, y sin ser un portento técnico es uno de esos juegos muy resultones gracias a su elaborada dirección de arte, al igual que ocurre con los dos Dishonored. La banda sonora nos pareció bastante peculiar, con ritmos electrónicos y retro que quieren transmitir una atmósfera extraña, y será de esos juegos en los que la ambientación sonora tendrá un gran protagonismo para meternos de lleno en la ambientación. Como bien nos tiene acostumbrados Bethesda, llegará con voces en castellano, algo importante en un juego en el que escuchamos muchos audios mientras jugamos.
Una aventura realmente interesante
Como jugamos aproximadamente una hora no os podemos contar mucho más, pero hemos visto lo suficiente como para dejarnos con ganas de más, tanto por su interesante historia y ambientación como por su estimulante planteamiento jugable, con acción, exploración y pequeños toques de rol, de esas aventuras de la que cuesta despegarse porque siempre quieres ver una habitación o situación más. Si te gustan juegos como Deus Ex, BioShock o Dishonored apunta el 5 de mayo en tu calendario, que será cuando llegue Prey a PS4, Xbox One y PC.
Hemos escrito estas impresiones tras probar una demo de la versión de PC en las oficinas de Bethesda en Londres.