Ninja Theory, el estudio que firmó Heavenly Sword, ultima los detalles para la llegada de Enslaved: Odyssey to the West, y que será también su primer lanzamiento multiplataforma, una aventura llena de acción que se centrará especialmente en la relación entre sus dos protagonistas, y en un singular mundo postapocalíptico en el que la Naturaleza ha devorado lo que anteriormente habían sido los restos de esta civilización.
Esto es algo que lo distinguirá, ya desde el principio, de otros juegos de temática similar, pues aquí no nos encontraremos con un mundo desolado o mortecino, tomado por la radiación y el invierno nuclear, sino por un mundo natural y especialmente vivo en el que se introducirán elementos que denotan un claro pasado industrial, e incluso otros elementos serán abiertamente futuristas.
La clave, por supuesto, estará en la presencia de Monkey y Trip, un dúo que establecerá una relación muy especial a lo largo del juego, según avanza su historia, pero también con una jugabilidad sustentada en la pareja, y eso se traduce, como hemos podido comprobar, una serie de situaciones diversas que fluctúan entre la acción intensa y los momentos más centrados en la exploración, e incluso resolución de puzles.
Las sensaciones que transmite Enslaved son buenas, tanto por su historia, como por su propuesta. Sin entrar en detalles sobre la trama, la relación entre ambos protagonistas es tensa, y es una visión diferente de la habitual pareja de videojuego, sobre la que se sustenta además buena parte de su historia. Poco a poco la relación progresa, y al mismo tiempo vamos conociendo más cosas sobre este mundo y lo que tras él se esconde. Del mismo modo, nos encontramos con situaciones diferentes que aportan ritmos diversos según avanzamos.
En este mundo los principales enemigos son entes robóticos, pero hay mucho más, y es que son los vestigios de una guerra que apenas dejó una población superviviente de 50.000 personas. Sin embargo, parece que estos robots son más que habituales en las secciones del juego que hemos estado probando, y las luchas nos permiten tanto jugar con tácticas cuerpo a cuerpo como a cierta distancia, gracias al uso de armamento. Lo cierto es que parece que el juego busca ofrecer amplias opciones, y, al mismo tiempo, marcar ciertas pautas que hacen que la variedad incluso en el combate sea notable, algo que promete ser palpable especialmente contra las criaturas más grandes.
Pero lo que más transmite el juego es la sensación de que realmente se está ante un viaje de descubrimiento, una búsqueda que va mostrando qué hay tras los personajes, e incluso algunos secundarios clave. Monkey es un personaje fuerte, pero Trip no tiene esa potencia física, y eso da lugar a situaciones en las que la labor protectora de Monkey será necesaria e incluso formará parte de algunos de los puzles en el juego. Incluso en la exploración.
Monkey, por ejemplo, puede llegar a lugares que son imposibles para Trip debido a que puede escalar, pero eso implica dejar un poco atrás a Trip. Eso nos lleva a situaciones que son bastante plataformeras, lo que es un elemento jugable más dentro de esta aventura, que se combina también con ciertos aspectos de exploración y sigilo, pues los robots, en realidad, están en un estado durmiente hasta que son alertados por nuestra presencia.
El progreso del juego nos lleva también a enfrentarnos a robots y entes más sofisticados y, por tanto, más difíciles de destruir, al tiempo que se van orientando más a formas humanoides mucho más marcadas, algo que también será interesante a nivel argumental. Por tanto, al principio nos encontramos con enemigos que son obstáculos, pero no especialmente molestos; sin embargo, cuando han pasado varias horas de juego, ya comprobamos que las situaciones son más peliagudas.
Así, por ejemplo, contarán con armas aturdidoras que nos dejarán paralizados unos instantes, y eso hará que haya que tener más cuidado. El sistema de combates es ágil, con ataques rápidos pero débiles y ataques más lentos pero sustancialmente más fuertes, asignados a los botones frontales (X e Y, respectivamente, en el mando de Xbox 360), que, al combinarse, nos permiten realizar cadenas de ataques. Las opciones evasivas se suman a la fórmula para un mayor dinamismo, y se combina todo con unos ataques especiales mucho más poderosos, pero que requieren que gastemos la energía que vamos acumulando durante las secciones de lucha.
Nuestro control se centra, en la práctica, en el propio Monkey, pero se le pueden dar instrucciones a Trip, que gracias a su inteligencia artificial suele dar resultados positivos. Ocasionalmente hemos visto cosas extrañas, pero hay que tener en cuenta que estamos hablando de una versión todavía no finalizada del juego, por lo que es de suponer que este tipo de cosas se solucionen definitivamente en la versión final. Trip nos permitirá hacer muchas cosas que Monkey no puede hacer, sobre todo en tareas más bien "intelectuales", pero tan sólo unas pocas estarán disponibles desde el principio.
La función principal de Trip hasta donde hemos probado se encuentra en el terreno de los puzles y a la hora de emplearla para distraer enemigos, pero también nos puede curar, estar a la defensiva, e incluso proyectar un holograma de Monkey para engañar a los enemigos, aunque, como decíamos, parte de las funciones (algunas bien importantes) se deben adquirir según progresamos en el título. Para ello hay que buscar unos orbes que están escondidos en cofres repartidos por los escenarios, así que la exploración estará bien compensada, según nos ha parecido.
Hay que tener en cuenta también que cuando vamos a darle órdenes a Trip, la cámara se centra en ésta, lo que también nos sirve para localizarla con precisión absoluta en la zona de juego, algo importante porque Monkey no puede alejarse demasiado de ella. Al hacerlo, Monkey empieza a debilitarse, y si no está cerca de ella, terminaremos perdiendo la partida. Esto restringe las situaciones en la que Monkey se independiza, y se alejan, pero realmente la fórmula jugable se centra en el uso de los dos personajes durante casi toda la experiencia.
El juego ha mostrado un aspecto técnico que está a la altura de las circunstancias, con entornos que nos sonarán mucho, sobre todo si estamos habituados a cierta iconografía neoyorquina, todo sea dicho. Este mundo, reconquistado por la naturaleza, nos recuerda en ocasiones a películas de género, pero lo cierto es que resulta mucho más interesante, bello y detallista. Es fácil descubrirse observando pequeños detalles como pétalos flotando en el ambiente, sin ir más lejos, y hay una belleza excepcional en la combinación de estructuras humanas abandonadas, y toda la naturaleza salvaje recuperando el espacio robado por los humanos durante siglos. Además, en este terreno parece ya consistente, sin haber apreciado problemas graves (y se han constatado mejoras en animación y otros aspectos), por lo que confiamos en que la versión final sea incluso mejor.
En cualquier caso, Enslaved: Odyssey to the West se percibe no sólo como un juego preciosista, sino como uno que tiene algo que ofrecernos. Los juegos con dúo protagonista ya hace tiempo que no son novedad, pero por su historia, ambientación y combinación de elementos jugables prometen formar un conjunto general con personalidad y sólido. Esto se debe sobre todo a que, según hemos podido comprobar, es un juego con muchos más toques aventureros y de resolución de puzles que de combate puro y duro, lo que lo sitúa en una línea que sigue siendo poco habitual.
