Sabemos que lo estáis esperando con muchas ganas -al igual que nosotros-, y ahora que ya hemos podido jugar sus cuatro primera horas, os decimos que podéis estar tranquilos y que la espera ha merecido la pena: Castlevania: Lords of Shadow 2 cumple sobradamente con las expectativas, y no va a decepcionar a nadie. La reimaginación de la idolatrada saga Castlevania por parte del estudio madrileño Mercury Steam fue recibida con disparidad de opiniones en su día, y aunque la mayoría fueron positivas, más o menos entusiastas, las reacciones más negativas hicieron demasiado ruido.
Pero por suerte el tiempo coloca a cada uno en su sitio, y Castlevania: Lords of Shadow está considerado por un gran número de jugadores como uno de los mejores juegos de esta generación, uno de esos títulos que cuanto más lo recuerdas, más te gusta, con la capacidad de dejar un poso en la nostálgica memoria del jugador.
Mercury Steam apostó fuerte, arriesgó y no se casó con nadie, ofrecieron una nueva y particular visión del universo Castlevania, sin ninguna necesidad moral de complacer a los numerosos fans de la saga, que en el peor de los casos, se sintieron hasta ofendidos por tan osada propuesta, que rompía con muchas de las convenciones de lo que algunos consideraban que debía ser un Castlevania.
Una aventura de acción que si bien no era perfecta y tenía ciertos fallos o aspectos que mejorar, sus numerosas virtudes se anteponían a sus defectos, y sobre todo y lo que es más importante, se trataba de un juego con alma y personalidad, algo de lo que pocos títulos pueden presumir a lo largo del tiempo. Tras su considerable éxito de crítica y público, y un episodio puente para Nintendo 3DS que acabó llegando también a PlayStation 3 y Xbox 360 en formato descargable, en poco más de un mes tendremos entre nosotros el épico desenlace de la trilogía de Drácula, una aventura con mayúsculas.
A lo largo del texto vamos a usar insistentemente la palabra aventura, porque es el término que mejor define a Castlevania: Lords of Shadow 2. No estamos ante un hack and slash con toques aventureros, sino ante una aventura de las de toda la vida, algo que para desgracia de los que amamos el género, no es tan habitual de encontrar entre el mar de títulos que se lanza cada año. Acción, puzles, plataformas, exploración, una narrativa omnipresente, una gran cantidad de ingredientes mezclados casi en idénticas proporciones, que hacen que el desarrollo sea tremendamente variado y entretenido. La historia se fusiona perfectamente con las mecánicas jugables, porque la narrativa no es una excusa para llevarnos de un sitio para otro y provocar diferentes situaciones, sino la que le da sentido a todo, y algo igual de disfrutable que los elementos jugables.
Sin querer destriparos más de la cuenta, ya sabréis que encarnaremos a Drácula, algo que no es precisamente anecdótico. Si en el primer Lords of Shadow se nos contaba cómo el héroe acababa transformado en aquello que tantos esfuerzos dedicó a combatir, el villano por excelencia de la saga, en una secuencia final de las más sorprendentes que se recuerdan, en Lords of Shadow 2 controlaremos a un Gabriel Belmont ya completamente transformado en vampiro, que despierta varios siglos después de los acontecimientos del primer juego. Tras un prólogo en el que controlamos a un Drácula todopoderoso, en una serie de secuencias que sirven de tutorial y que nos explican los conceptos básicos, despertaremos en el presente con un personaje totalmente debilitado y una sombra de lo que fue, que deberá recobrar sus poderes para hacer frente a la amenaza de Satán, ya que si lo vence podrá lograr el descanso eterno, y así librarse de la condena de la inmortalidad.
Para quienes no hayáis jugado Mirror of Fate, la entrega puente entre Lords of Shadow 1 y 2, deciros que no os vais a perder nada, ya que tras el prólogo una larga pero necesaria secuencia de vídeo nos narra detalladamente todos los acontecimientos ocurridos en los dos primeros juegos, poniéndonos perfectamente en situación para disfrutar sin problemas la historia de este tercer episodio. Desde el principio quieren que seamos conscientes de que somos Drácula, y todo lo que ello conlleva, y en una secuencia genial y que ya está dando mucho que hablar por el complicado dilema moral que nos plantea, tendremos que "alimentarnos" para recobrar las fuerzas, y así comenzar la epopeya.
La historia se desarrolla en el presente, en una ciudad moderna que ha sido construida sobre el antiguo castillo de Drácula. A través de unos portales, visitaremos diferentes localizaciones a lo largo de la ciudad y del castillo, entremezclándose momentos en el presente, con viajes al pasado, tal y como lucía el castillo hace siglos. En cualquiera de los dos casos la elaborada estética gótica no nos abandona, aunque no deja de chocar ver elementos como ordenadores y coches en un Castlevania. Mercury Steam vuelve a demostrar su personalidad y no se arrugan ante las posibles críticas que puedan recibir por parte de algunos fans de la saga, tienen muy claro qué nos quieren contar y cómo lo quieren hacer, y ya desde los primeros compases de la aventura consiguen sorprendernos.
Nuestra primera visita es a unos laboratorios farmacéuticos donde se encuentra uno de los acólitos a los que tenemos que vencer, y despojados de nuestros poderes, tenemos que dar esquinazo a unos enormes enemigos, en unas curiosas e inesperadas secuencias de sigilo. Tenemos el poder de poseer a los seres vivos, y nos meteremos en el cuerpo de una rata para eludir a estos enormes enemigos a los que no podemos hacer frente directamente, y que si sorprendemos por la espalda, podemos poseer, al igual que otros personajes. Convertirse en rata sirve también para llegar a sitios que de otra manera serían inaccesibles como conductos de ventilación, y más adelante tendremos que echar mano de este recurso.
Después de una arranque lento con una gran carga narrativa, en el que se colocan delicadamente sobre la mesa las numerosas claves de la historia, estaremos inmersos en una aventura que mezcla con sorprendente naturalidad todos sus ingredientes. Tan pronto estaremos combatiendo, como superando una escena de plataformas, resolviendo un puzle, descubriendo la elaborada historia, y todo de manera perfectamente conectada, nunca se perciben las diferentes mecánicas jugables como secuencias aisladas y separadas, sino que forman parte de manera orgánica de un todo.
Los combates son el elemento más protagonista a lo largo de la aventura, por los elaborados que son y por su dificultad, que no por su abundancia, o no al menos en las primeras horas. Están muy bien dosificados, justificados y resultan siempre interesantes, con cantidad de enfrentamientos con jefes intermedios, y espectaculares cara a cara con elaborados jefes finales, uno de los puntos fuertes del primer juego, ahora más potenciado si cabe. El hecho de tener cámara libre y poder moverla con el stick derecho le da una nueva dimensión tanto a la acción como la exploración, y el sistema de combate diseñado no tiene nada que envidiar al de cualquier hack and slash. Es profundo y muy completo, tanto que incluso en los primeros compases de la aventura estaremos un poco abrumados por la cantidad de posibilidades.
Los combates se fundamentan en el uso de tres armas, la manera en que las combinamos y la importancia del sistema de parrys, defenderse en el momento exacto de un ataque enemigo para poder realizar un poderoso contraataque, con un timing bastante exigente para un jugador medio. Con cualquiera de las armas podemos realizar dos tipos de ataque, directo o de área, y el látigo de sangre es nuestra arma por defecto. Para usar la Espada del vacío necesitamos poder mágico, y esta absorbe vitalidad al golpear, y el tercer arma son las Garras del caos –que también consume magia-, que sirven para romper las defensas de determinados enemigos, como por ejemplo los que portan un escudo, que tenemos que destrozar con las garras.
Tener equipada una de estas dos armas nos permite realizar además ciertas magias, por ejemplo con la Espada del vacío podemos lanzar hechizos de hielo, que tanto congelan a los enemigos como el agua, algo que se usa en secciones de exploración y plataformas. Hay ataques enemigos que se pueden detener pero otros no, lo que se nos indica con una señal visual, y cuando los enemigos estándar están lo suficientemente debilitados los podemos ejecutar bebiéndonos su sangre y recuperando vitalidad, mediante una secuencia QTE -quick time event-, pulsar un botón en el momento preciso. Estos QTE están por todas partes de diferentes formas, y aunque numerosos, la verdad es que no nos han molestado demasiado, están razonablemente bien integrados y además se pueden desactivar en las opciones, una decisión muy inteligente.
La cámara libre como decíamos le da una nueva dimensión al juego, y hace que la exploración de los escenarios haya ganado un enorme protagonismo. Las localizaciones están llenas de coleccionables y secretos por descubrir, los escenarios son mucho más amplios y enrevesados, y quienes echaron de menos en el primer juego el elemento metroidvania, creemos que ahora tienen motivos para sentirse satisfechos. La primera vez que visitamos un nuevo lugar, nos encontraremos con multitud de lugares que no podemos alcanzar, con todo tipo de objetos y coleccionables, que si queremos conseguir, nos obligará a volver con las habilidades y poderes necesarios.
Las cajas del dolor nos proporcionan cristales de magia o vida, y por cada cinco, incrementados la capacidad correspondiente. Los memoriales nos otorgan interesante información del universo del juego, vuelven los interesante diarios de la primera aventura, escritos por guerreros que asaltaron hace siglos el castillo de Drácula, rompiendo elementos del escenario conseguimos artes que se desbloquean en la galería y también puntos de experiencia, que mayoritariamente se obtienen en los combates, y que sirven para desbloquear nuevos movimientos de combate y mejoras. Pasadas unas horas se desbloquea una tienda en el castillo, donde podemos comprar por ejemplo reliquias, ayudas que nos permiten recuperar salud y magia, ralentizar el tiempo, u otras más curiosas como los pájaros Dodo, que nos indican los secretos de los escenarios.
Estamos ante una aventura mucho más ambiciosa en todos los sentidos que el primer Lords of Shadow, que manteniendo lo bueno de aquel, ha añadido una serie de mejoras que le han sentado fenomenal. Sin ir más lejos un renovado apartado técnico, con un nuevo motor gráfico, muy consciente de las limitaciones de las actuales consolas, que prioriza una tasa de imágenes por segundo sorprendentemente estable, que no titubea nunca, y ni un solo atisbo de tearing o falta de sincronización vertical, dos aspectos necesarios para disfrutar del juego como se merece (jugamos a la versión de PS3).
La dirección artística vuelve a ser igual de elaborada y cuidada, mezclándose de manera perfecta lo elementos del pasado y del presente, sin dejar nunca de ser un Castlevania. Hay una enorme variedad de enemigos y personajes, con un diseño siempre muy cuidado, y con ideas bastantes arriesgadas, el gore y el terror están presenten por todas partes, de manera lógica y coherente, y el nuevo Gabriel Belmont, ejerciendo de Drácula, es uno de los personajes más molones que recordamos en un videojuego, despojado de escrúpulos y compasión acaba con sus enemigos de las maneras más salvajes que os podéis imaginar. La banda sonora, nuevamente a cargo de Óscar Araujo, es simplemente impresionante, melodías bellas, evocadoras, épicas cuando deben, no te cansas de escuchar el tema principal, que describe tan bien las sensaciones que transmite esta espectacular aventura. Todo esto redondeado con un excelente doblaje en inglés, repitiendo los actores Robert Carlyle y Patrick Stewart en los papeles principales.
Uno de los juegos del año
Nos ha bastado jugar cuatro horas, que se nos pasaron en un suspiro, para darnos cuenta que Castlevania: Lords of Shadow 2 va a ser uno de los mejores juegos de 2014. Épico, espectacular, variado, completo, una aventura absorbente en la que si nos sumergimos de lleno promete darnos más de 20 horas de diversión y satisfacciones. Con las nuevas consolas entre nosotros, Xbox 360 y PlayStation 3 –también llegará a PC- nos recuerdan que ni mucho menos han dicho su última palabra, y en el que posiblemente sea su año de despedida, van a morir matando con juegazos como este, con los que se nos olvidan las resoluciones, los frames por segundo, la nube y otros términos tan de moda –y tan poco importantes realmente- de la nueva generación. "Simplemente" un gran juego, hecho con mimo y con cariño, generoso y respetuoso con el jugador, que vamos a disfrutar como enanos el próximo 27 de febrero.
