Todas las miradas están puestas en Assassin's Creed Unity, la nueva entrega de la saga exclusiva para la nueva generación, sobre la que hace muy poco os contamos nuestras impresiones tras jugar varias horas. Aunque este saldrá solo para Xbox One, PlayStation 4 y PC, Ubisoft no ha querido dejar a los muchos usuarios de PlayStation 3 y Xbox 360 sin su ración anual de Assassin's Creed, y el mismo día que Assassin's Creed Unity, el 13 de noviembre, llegará también Assassin's Creed Rogue, para anterior generación.
Este transcurrirá en 1751, entre Assassin's Creed IV: Black Flag (1715) y Assassin's Creed III (1760-1783), y volverá a estar ambientado en Norteamérica, durante la Guerra franco-india, la parte de la Guerra de los Siete Años que enfrentó a los británicos con los franceses y distintas tribus de indios americanos. Nos meteremos en la piel de Shay Patrick Cormac, una asesino que se siente traicionado por los suyos y acaba en el bando contrario, el de los templarios. Aunque no es la primera vez que controlamos a un templario, si es la primera que vivimos toda una aventura desde el punto de vista de estos, los que hasta ahora eran los "malos de la película".
Por tanto nuestro objetivo en este Assassin's Creed es limpiar Norteamérica de asesinos, y esto trae consigo algunas mecánicas nuevas bastante interesantes. Ahora como templarios debemos andar con mil ojos cuando exploramos los entornos, y en cualquier esquina, tejado o carro con paja puede haber un asesino esperándonos para atacarnos por sorpresa. Para evitar esto tenemos que estar atentos al sonido, de la intensidad de unos susurros que nos avisan de la cercanía de un asesino, y para detectarlos podemos usar la vista de águila, que nos indica por donde se esconden nuestros enemigos.
Una mecánica heredada del multijugador, con el mismo radar circular que indica dirección y proximidad, que se ha integrado perfectamente en la experiencia para un jugador, con gran ingenio. Curiosamente en un Assassin's Creed que después de varios años no va a tener multijugador competitivo, al igual que tampoco lo va a tener la entrega para la nueva generación, Unity. Un descanso en esta faceta de la saga, suponemos, para ser rediseñado y volver con más fuerza el año que viene.
En Assassin's Creed Rogue visitamos tres escenarios principales: el Valle del Río, una localización de la frontera nativa americana que combina la navegación por los ríos y la exploración del terreno que los rodea, con multitud de pequeños asentamientos y campamentos del ejército francés; el océano Atlántico Norte, en el que tendremos que sobrevivir a peligrosas corrientes de vientos helados, esquivar o destruir icebergs, y tener cuidado con los fieros osos polares, y por último la gran ciudad de Nueva York, que ya recorrimos en Assassin's Creed III, pero que aquí visitaremos en un estado más joven, diez años antes.
En esta versión de prueba nos han omitido el comienzo de la aventura y una de las partes más interesantes, saber cómo Shay Patrick Cormac pasa de ser un asesino a convertirse en un templario, y la beta comienza en la secuencia 3, con nuestro protagonista mal herido siendo cuidado por una pareja de amables neoyorquinos. En estos primeros compases nos explican algunas de las mecánicas básicas, como conquistar los campamentos de las bandas que controlan los barrios de Nueva York, para lo que tenemos que acabar con el líder y cortar la bandera de los asesinos.
En nuestros primeros paseos por Nueva York nos llevamos alguna que otra sorpresa con los acechadores, esos asesinos que os hemos comentado antes que pueden estar escondidos en cualquier parte, y cuando escuchamos los susurros, más vale activar la vista de águila y mirar por dónde pueden estar esperándonos para lanzarse contra nosotros. Esto le añade un poquito de riesgo y emoción a la exploración, y no solo a cuando nos movemos por la ciudad, ya que también en algunas misiones de la historia, en otros lugares, nos topamos con estos enemigos ocultos.
Los asesinos usan sus bombas de humo para aturdirnos, por lo que tenemos que ponernos rápidamente una máscara de gas para que no nos afecte, y ahora la típica persecución en la que estamos intentando dar caza a alguien, se vuelve más complicada ya que en cualquier momento nos puede salir un acechador y hacernos un placaje, literalmente, viendo impotentes cómo se escapa nuestra presa. Para combatir estas nuevas amenazas tenemos nuevas armas, como un rifle de aire comprimido y un potente lanzagranadas, que puede lanzar distintos tipos de granadas, como narcóticas, enloquecedoras o de metralla, muy destructivas.
Además de todo esto seguimos contando con los típicos recursos de los asesinos, como la hoja oculta y el dardo cuerda, y en el combate utilizamos una espada y una daga a la vez, lo que permite realizar unos combos tan letales como vistosos. Aunque la base jugable en líneas generales es muy parecida a la de la entrega del año pasado, Assassin's Creed IV: Black Flag, y en multitud de aspectos se siente como una extensión de este, con casi los mismos tipos de misiones secundarias y coleccionables –asalto de fuertes, búsqueda de tesoros y salmos, etcétera-, hay algún detalle nuevo curioso, como poder reformar distintos lugares de la ciudad de Nueva York, no lo que nos recuerda al genial Assassin's Creed: La Hermandad en el que íbamos reconstruyendo la ciudad de Roma, algo que en Black Flag solo podíamos hacer en la hacienda.
Una vez salimos de Nueva York en barco, podemos explorar dos grandes localizaciones, el Valle del Río y el océano Atlántico Norte, dos lugares radicalmente diferentes pero ambos muy bellos, con multitud de localizaciones y tesoros por encontrar. Es el segundo escenario el que más novedades trae consigo, y nuestro barco, el Morrigan, cuenta con un útil espolón, que sirve tanto para cargar contra los barcos enemigos como para romper enormes placas de hielo. El pertenecer a los templarios y por tanto al bando de los ingleses nos beneficia, y contamos en las batallas navales con mejores recursos, con tecnología naval más avanzada.
Nuevas armas como las carronadas, cañones de proa que lanzan explosivos, ideales para ralentizar a las naves enemigas más rápidas, el cañón Puckle, una ametralladora capaz de destruir rápidamente puntos débiles, o el aceite inflamable, que podemos lanzárselo a los barcos que nos persigan y quemarlos. En estas aguas también nos encontramos con nuevos animales que podemos cazar, como osos polares, pingüinos o narvales, que se unen a las ballenas y los tiburones en el minijuego de arponeo.
No os hemos querido contar ningún detalle de la historia, pero deciros que nos volvemos a encontrarnos con viejos conocidos, como Haytham Kenway o Benjamin Franklin, y que al ser un templario nos tendremos que enfrentar a algunos de los miembros de la Hermandad que protagonizaron Assassin's Creed IV: Black Flag, lo que os pondrá en algún aprieto emocional si los cogisteis cariño. Habrá que ver cómo se desarrolla la historia, pero esperamos que se aproveche adecuadamente la interesante premisa, la de ver desde dentro cómo funcionan los templarios.
¿Despidiéndose de Xbox 360 y PlayStation 3?
No sabemos si el año que viene estas veteranas consolas volverán a tener un nuevo Assassin's Creed, pero no nos extrañaría que esta sea la entrega de la saga que se despida de las consolas que la vieron nacer. Por lo que hemos jugado, si os gustó Assassin's Creed IV: Black Flag y todo lo que ello conlleva, como la importancia de los barcos en la aventura, no hay motivos para que no os guste Assassin's Creed Rogue, una entrega bastante continuista. Otra cosa es que si llegando a la vez que el interesante Assassin's Creed Unity, a priori mucho más atractivo, los fans en tan poco tiempo van a tener ganas de jugarse los dos. En cualquier caso si eres uno de los muchos usuarios que todavía no ha dado el salto a la nueva generación y te encanta la saga, puedes estar tranquilo, ya que vas a tener aquí tu ración anual, que parece no va a estar nada mal. Se lanzará el 13 de noviembre en PlayStation 3 y Xbox 360, y a principios de 2015 llegará también a PC.