Muchos de los que acabáis de hacer clic y entrar a este texto seguramente seáis aficionados al rol y muy probablemente jugado a decenas de videojuegos del género y también habréis disfrutado de sesiones de rol de "mesa, dados, lápiz y papel" con Dungeons & Dragons, Aquelarre, Rolemaster, El Señor de los Anillos o, en el caso que hoy nos ocupa, Vampiro: La Mascarada.
Para algunos, Vampiro y el Mundo de Tinieblas (Mago, Hombre Lobo...) fue la puerta de entrada al mundo del rol.
Para nosotros, sin embargo, supuso un soplo de aire fresco a las partidas de D&D o La Llamada de Cthulhu, permitiéndonos disfrutar de algo con lo que todo fan del terror y la fantasía ha fantaseado alguna vez: convertirnos en un vampiro, el rey de la noche.
Esta experiencia que nos ofrecía Vampiro se vio muy bien reflejada en un videojuego que, pese a sus múltiples bugs y errores, logró conquistarnos y se convirtió con el paso del tiempo en todo un juego de culto, ese añorado Vampire: The Masquerade - Bloodlines que tantas horas de diversión nos ha dado.
Ahora, por fin, después de un desarrollo que ha sufrido múltiples calamidades y que ha parecido tener algún tipo de maldición de la Vitae, hemos podido hincarle los colmillos a Vampire: The Masquerade - Bloodlines 2, que llega después de que The Chinese Room tomase el timón del proyecto para rescatar un juego que estuvo a punto de ser cancelado.
Una gran ambientación, una historia que promete y algunas mecánicas jugables interesantes
Con The Chinese Room al frente del proyecto, no teníamos dudas de que, a nivel narrativo, Bloodlines 2 seguramente nos iba a gustar y a llamar la atención desde el primer momento. Sin embargo, también dudábamos de si, a nivel jugable, lograría ser heredero del primer Bloodlines o si este nombre jugaría más en su contra que en su favor. Con esta primera toma de contacto, creemos que ese pensamiento inicial es bastante probable que se confirme en la versión final
A nivel narrativo, estos primeros episodios a los que hemos podido jugar nos han gustado mucho, tanto en los pasos iniciales de la trama como en lo acertada que nos parece la ambientación no noir por la que opta el estudio para ofrecernos una Seattle sombría y violenta que encaja como anillo al dedo en el Mundo de Tinieblas.
Como muchos ya sabréis, en Bloodlines 2 el principal protagonista de la aventura es Phyre, un vampiro anciano que acaba de despertar de su letargo y que se encuentra en una ciudad moderna y en un mundo muy distinto al que estaba acostumbrado, aunque quizás lo más particular de su retorno está en dos sucesos de lo más particulares: El primero es que cuenta con otro vampiro en su cabeza, Fabien (un detective del clan Malkavian) y el segundo que ha despertado con una misteriosa marca en su mano que ha encadenado sus poderes impidiéndole dar rienda suelta a todo su potencial de vampiro anciano.
En la parte que hemos jugado que corresponde al inicio del juego poco hemos podido resolver del misterio, pero ya se nos han dejado algunas cartas sobre la mesa, hemos podido conocer a algunos personajes de lo más interesantes y también "estrechar" lazos con ese tal Fabien que se encuentra en nuestra cabeza.
El argumento promete ser interesante y también todas las mecánicas que tienen que ver con el diálogo, con la elección de la frase exacta en el momento exacto para conseguir información o para adular a un personaje que puede sernos de ayuda tarde o temprano.
También nos ha gustado mucho el respeto que ha tenido el estudio por ciertas cosas importantes: la necesidad de estar pendientes de dónde y cuándo actuamos para no romper la Mascarada; la obligación de alimentarnos con asiduidad para mantener el control y dar rienda suelta a nuestros poderes; y la adaptación de la mecánica de Resonancia de Sangre, que hace que, si nos alimentamos de una presa enfurecida, tengamos diferentes bonificadores y penalizadores.
Un vampiro poco acertado en otras situaciones
Estábamos seguros de que The Chinese Room iba a hacer bien todo lo anterior y, por lo que parece, así será cuando Vampire: The Masquerade - Bloodlines 2 llegue a las tiendas el próximo octubre. Sin embargo, hay otras cosas que nos han chirriado bastante y que creemos que se deben al resultado de un desarrollo caótico que finalmente ha ido a parar a manos de un estudio cuyo fuerte, en nuestra opinión, es precisamente la faceta más narrativa de los videojuegos.
Lo cierto es que el combate, por ejemplo, no nos ha resultado demasiado satisfactorio más allá del uso de los poderes de los diferentes clanes vampíricos que son resolutivos y espectaculares. El cuerpo a cuerpo se siente algo torpe aunque los momentos en los que rematamos a un enemigo bebiendo su sangre están muy logrados y la forma de encarar el uso con armas, al menos en esta versión, no nos ha gustado demasiado.
También hemos sentido que el diseño de niveles está algo encorsetado y que no da apenas libertad de acción. Por ejemplo, al entrar en un rascacielos nos encontramos con un gran hall. Frente a nosotros había unos enemigos y unos ascensores y, además, un pasillo a la izquierda y otro a la derecha. Los laterales eran un callejón sin salida que nos obligaba a enfrentarnos a ese grupo y que restaban algo de impacto al roleo.
Y es aquí donde teníamos dudas precisamente antes de probar Bloodlines 2, en todo aquello más allá de la narrativa y las mecánicas ligadas al diálogo o a dar empaque a la ambientación ya que son áreas que The Chinese Room no domina tanto como lo anterior.
Por otro lado, a esto se suman otras cosas como las pocas posibilidades de personalizar el aspecto de nuestro personaje o la polémica decisión de hacer de pago los clanes Toreador y Lasombra. Esto último probablemente sea una decisión de su editora, Paradox, conocida tanto por sus excelentes juegos de estrategia como por un modelo de negocio cargado de DLC para aumentar la monetización de sus títulos, algo que ha sido criticado en numerosas ocasiones por los aficionados.
El peso de un nombre
Esta primera toma de contacto con Bloodlines 2 nos deja con sensaciones encontradas. Si nos fijamos en la narrativa, la ambientación, los diálogos y las mecánicas asociadas, tenemos muchas ganas de volver a beber la sangre de este nuevo videojuego de Vampiro. Sin embargo, si nos vamos a aspectos como el combate o la libertad de acción a la hora de encarar ciertas situaciones, lo cierto es que el juego no nos ha convencido. A esto, además, se suma una polémica con los DLC que finalmente podría corregirse de cara al lanzamiento y de hecho el estudio ya ha anunciado cambios importantes que afectarán al contenido descargable de pago y quizás también algún ajuste a la jugabilidad, algo que sabremos a partir del 17 de septiembre.
Creemos que podemos estar ante un buen juego de Vampiro: La Mascarada por los elementos que sí nos han convencido (y mucho) con estas primeras horas de juego. Por otro lado, sus puntos débiles nos hacen pensar que quizás (y a falta de jugar la versión final) estamos ante un buen título de vampiros al que probablemente le pesará el sobrenombre «Bloodlines». El legado del primer juego, su libertad y su carácter revolucionario, pueden ser una losa que podría haberse evitado si hubieran optado por otro nombre y apostado por un estilo aún más narrativo.
El 21 de octubre saldremos de dudas.
*Hemos realizado estas impresiones gracias a un código para PC proporcionado por Plaion.
























