La moda de los roguelike, lejos de perder fuerza, parece crecer cada día. Siempre se corre con el riesgo de saturar un género, pero por ahora seguimos encontrando desarrolladores con ideas nuevas con las que seguir aportando variedad. Uno de estos desarrolladores es Team WIBY, que nos ofrecen una especie de mezcla todavía en acceso anticipado entre Fall Guys, Mirror’s Edge e Indiana Jones, donde sólo un jugador puede conseguir el trofeo de cada templo.
El látigo marca el camino
Phantom Abyss es un roguelike de plataformas en primera persona con la particularidad de que cada fase se genera de manera permanente hasta que un jugador consigue superarla. Esto quiere decir que una vez alguien se hace con la reliquia que aguarda al final de cada templo, que, obviamente, está hasta arriba de trampas de todo tipo, este templo desaparece permanentemente. La otra idea es que, de manera similar a los Dark Souls, podemos ver los fantasmas de los jugadores que han fallado en el intento, aunque aparecerán automáticamente desde que empieza la prueba.
Los fantasmas, en teoría, nos van a ayudar a progresar, ya que podemos ver las rutas que han hecho, los caminos secretos que han encontrado, las zonas donde han muerto e incluso los cofres que han abierto.
Decimos «en teoría» porque al final las cosas se complican –nos fantasmas pueden activar trampas o afectar de otras maneras, como explicaremos en el siguiente párrafo–, pero la idea es que los fantasmas van a ser una herramienta para tomar referencia sobre cómo explorar cada mazmorra.
Por supuesto, como buen roguelike, tenemos diferentes modificadores que afectarán a nuestras habilidades. Según progresamos vamos a desbloquear diferentes látigos con diferentes «poderes» positivos y negativos. Por ejemplo, uno nos dará más monedas por cada cofre, pero hará que los fantasmas puedan recogerlas también. Claro que ¿y si somos los primeros en explorar un templo? Entonces tendremos el doble de monedas sin el riesgo de que nos las quiten. Luego, en ciertas zonas, encontraremos esculturas que nos permitirán comprar ventajas como caer despacito o recuperar salud tirando monedas al agua. Os podéis hacer una idea de cómo funciona.
El borde del espejo (del templo)
A nivel jugable, Phantom Abyss es muy Mirror’s Edge. Tenemos que pulsar círculo antes de caer desde una distancia muy alta para dar una voltereta y no hacernos daño, podemos pulsar el botón de agacharnos para deslizarnos cuando vamos cuesta abajo... Pero también tenemos habilidades únicas, como usar nuestro látigo (¿mágico?) para propulsarnos a plataformas a las que no llegaríamos saltando. Es un sistema de movimiento muy bien diseñado al que puede costar hacerse un poco al principio (sobre todo, acertar dónde vamos a caer), pero al que una vez que nos acostumbramos funciona muy bien.
Esto es imprescindible, ya que cada templo está guardado por un ente sobrenatural que nos perseguirá utilizando su propio ataque –rayos láseres, bombas venenosas...– y que se irá volviendo más y más agresivo en cada sala. Este detalle es fantástico, ya que hace que la tensión vaya aumentando por momentos, y sea más fácil cometer un error cuanto más progresamos. No es lo mismo esquivar las trampas cuando tenemos todo el tiempo del mundo que hacerlo con una cabeza gigante voladora disparándonos.
Los templos cuentan por ahora con tres zonas diferentes, las cuales se van desbloqueando cada vez que conseguimos completar la anterior, y al igual que otros roguelikes nos obliga a progresar cada vez más lejos para conseguir una nueva recompensa. Se echa en falta más variedad de entornos y situaciones, pero como juego en desarrollo estamos seguros de que veremos estas adiciones en los próximos meses. También nos ha llamado la atención que parece haber un enfoque en el speedrunning en la jugabilidad que, por el momento, no ofrece ninguna recompensa.
En lo audiovisual, es un juego bastante discretito pero funcional. Las trampas se iluminan siempre o son perfectamente visibles, dándonos esa retroalimentación visual necesaria para que si fallamos sea nuestra culpa. Se echa en falta algo más de variedad visual entre los diferentes entornos, pero, como decimos, es todavía un juego en desarrollo. Lo mismo en lo sonoro; algunos detalles –como la contundencia de los efectos– nos han gustado mucho, mientras que otros están ahí meramente para cumplir su función.
Una reliquia, un ganador
Nos lo hemos pasado sorprendentemente bien con Phantom Abyss. Conseguir una reliquia es algo muy emocionante, y ver cómo van cayendo los fantasmas mientras tú sobrevives es una experiencia genial. Creemos, también, que necesita evolucionar pronto, ya que la escasez de entornos y la similitud entre ellos puede jugar en su contra y hacer que se le acabe la mecha demasiado pronto a un concepto con mucho potencial. También creemos que es necesario reimaginar cómo funcionan los fantasmas. La mayoría de los jugadores parece tener prisa por terminar los templos, y si tú prefieres ir con calma, lo habitual es verlos desaparecer y acabar jugando «solo».
En general, nos parece un título con muy buenas ideas, algunas mejor ejecutadas que otras, pero con mucha diversión que ofrecer si os gusta el concepto roguelike y una jugabilidad a medio camino entre Mirror’s Edge e Indiana Jones. Si Team WIBY es capaz de corregir ciertos aspectos de Phantom Abyss, estamos seguros de que va a ser un título con mucho futuro.
Hemos realizado estas impresiones en PC (Ryzen 7 3700X, GeForce RTX 2070 Super, 32 GB RAM) con un código de descarga proporcionado por Cosmocover.
