¿Un juego en el que tenemos que encarnar a una rebanada de pan? No os culpamos si lo miráis con recelo. Últimamente hemos visto una expansión de juegos con un planteamiento más que discutible, con decenas de simuladores que rozan lo absurdo o conceptos jugables que son difícilmente jugables. Así, la idea de jugar como una rebanada de pan puede encajar a priori entre uno de estos sinsentidos, pero os aseguramos que, más allá de lo cómico de su trasfondo, es un juego como "otro cualquiera".
Este título independiente nos llega de la mano de Bossa Studios, que son conocidos por haber creado Surgeon Simulator. En lo que respecta a su propuesta, la verdad es que no nos engañan, ya que tendremos que convertirnos en una rebanada de pan ligeramente animada en su periplo por tostarse en diferentes entornos.
¿Cómo se juega con una rebanada de pan?
El concepto de I Am Bread no es particularmente difícil de explicar. Como decimos, controlamos una rebanada de pan, la cual puede moverse de manera similar al protagonista de Octodad: Dadliest Catch. La rebanada puede adherir cada una de sus cuatro esquinas a cualquier superficie, generalmente de manera temporal, aunque en algunas puede hacerlo de manera permanente. A diferencia del atareado padre pulpo, nuestra rebanada no puede estirarse, sino que su capacidad de desplazarse generalmente está ligada a girar sobre ella misma.
Así tendremos que intentar encontrar una zona donde tostarnos, preferible, pero no necesariamente, un tostador. Aunque esto no es demasiado fácil, todavía hay una cosa que lo hace hasta más divertido: tenemos que llegar lo más limpio posible. Es decir, nadie se comería una tostada después de revolcarse por una alfombra llena de pelos, arrastrarse por un suelo con pisadas de barro o después de haber caído en la comida de perro. Tenemos un porcentaje de suciedad, y cuando más limpios nos tostemos, mejor que mejor. Si llegamos al cero por ciento de "comestibilidad", aparecerá un mensaje en pantalla que nos dirá "No me voy a comer eso", y nos animará a repetir la misión.
Un importante desafío
Como decimos, la comparación con Octodad: Dadliest Catch es más que obvia. Los que disfrutasen con este juego sabrán la curva de aprendizaje tan interesante que tiene, y cómo al final acabábamos por acostumbrarnos a tan peculiar sistema de control. Es un caso similar al de I Am Bread, donde al principio apenas podremos bajarnos de la primera mesa en la que empezamos, y después de algunas partidas, nos veremos haciendo auténticas virguerías con nuestra rebanada en busca de su tostar.
La otra parte de la jugabilidad podríamos decir que es justo la opuesta a la de cualquier Katamari. Mientras que en esta saga nipona tenemos que llevarnos por delante todo lo que podamos, en I Am Bread tenemos que evitar todo atisbo de suciedad durante el camino a nuestra meta, algo que sobra decir que no será nada fácil.
El control es relativamente tosco, pero principalmente porque necesita una coordinación enorme hasta que nos acostumbremos a él. Podemos jugar con mando –algo que probablemente agradezcáis si habéis jugado al mencionado Octodad: Dadliest Catch, o incluso sin haberlo jugado–, pero también podemos jugarlo con teclado y ratón. El mayor problema al que nos enfrentaremos será sincronizar nuestras pulsaciones de botones para realizar el recorrido necesario sin perder el agarre, ya que, como señalábamos previamente, la rebanada tiene un límite de "fuerza" para sujetarse a una superficie determinada, y la gravedad hace su trabajo rápidamente.
El ejemplo más sencillo sería pasar de un mueble a otro por la pared. Si no lo hacemos rápidamente nos caeremos al suelo, empapándonos de una notable roña. Claro que llegar de un lado a otro implica coordinar nuestros movimientos a contrarreloj. Poco a poco necesitaremos no sólo mejorar nuestra coordinación, sino aprender a aprovechar la inercia para llegar a sitios de otra manera inaccesibles. Aunque os pueda parecer una tontería, la jugabilidad tiene su profundidad, y muchas misiones nos parecerán a priori imposibles hasta que no las comprendamos varios intentos después.
Además, no penséis que todo es mero "plataformeo", por llamarlo de alguna manera, ya que también tendremos que explorar los escenarios en busca de elementos que nos permitan progresar, siendo éstos bastante libres. Es decir, no es que haya un camino a seguir y la dificultad resida en realizarlo, sino que tenemos multitud de opciones con las que probar suerte, elementos con los que interactuar e incluso "caminos" que desbloquear o descubrir para tostarnos.
En lo audiovisual...
I Am Bread es un juego muy sencillo en lo visual, pero que cumple perfectamente, con incluso algún que otro detallito de calidad. Se mueve sobradamente bien en cualquier ordenador mínimamente actual, y nos ofrece escenarios con bastante cantidad de detalles y elementos con los que interactuar, algunos más amplios que otros, pero todos con libertad para encontrar nuestro camino.
Estos escenarios son bastante cotidianos, y van desde una cocina a un cuarto de baño, pasando por un salón, por ejemplo, aunque parte de la gracia reside en averiguar cuál es la siguiente ubicación que nos espera y cómo vamos a tostar el pan en ellos. Esto fomenta la interacción y la exploración, y hace que cada partida tenga un pequeño elemento de sorpresa. De hecho, y hablando de sorpresas, incluso hay una pequeña historia que se cuenta con cada capítulo. Aparte, las melodías, alegres aunque no demasiado variadas, se entremezclan con los efectos que terminan por cerrar un apartado audiovisual hecho para funcionar.
Sin duda, más juego de lo que parece
Ya os comentábamos al principio de estas impresiones que, sin duda, os comprendemos si miráis con recelo lo que parece ser otro proyecto absurdo que quiere aprovechar el boom independiente. Nosotros pensamos que éste en particular no es el caso, y que es un juego que simplemente adopta una temática un tanto original para ofrecer precisamente eso, un juego, como en su momento pudieron hacer Mr. Domino o Mr. Moskeeto, o alguna de esas muchas "japonesadas" que se os venga a la mente.
I Am Bread es divertido, tiene unas mecánicas elaboradas y nos ofrece esa adictividad y esa sensación de progreso que le pedimos a cualquier juego. Si habéis disfrutado con juegos como Octodad: Dadliest Catch o algún Katamari, creemos que este título bien se merece una oportunidad, y si simplemente buscáis algo original, qué menos que echarle un vistazo. Por el momento está todavía en el programa de Acceso Anticipado de Steam, pero es una versión bastante completa y perfectamente jugable.