Aquellos que disfruten de propuestas gamberras y desenfadadas conocerán el catálogo del estudio sudafricano independiente Free Lives. Aunque probablemente Broforce sea su obra más conocida, no cabe la menor duda que Genital Jousting es el que mejor representa su peculiar sentido del humor y forma de entender la industria. Este juego de fiesta, pensado para el disfrute multijugador, nos pone en la piel de un pene flácido con ano que ha de abrirse paso por un mundo hostil, repleto de peligros y de obstáculos que superar.
¿Su objetivo? Hay quien dice que concienciar al jugador de los tabús que suelen rodear a la masculinidad tóxica, mientras que otros creen que su verdadera intención pasaba por lanzar al mercado un producto polémico, llamativo, de esos que suelen hacerse virales más por lo que supuestamente ofrecen que por lo que realmente aportan a la industria.
Se mire como se mire, está claro que a los miembros de Free Lives les gusta llamar la atención con juegos que se salen de lo normal, ya sea por su contenido explícito o por el toque retro que de un modo u otro suele tener protagonismo en sus producciones. Su último trabajo es un buen ejemplo de esto que comentamos, ya que combina un marcado tono macarra y sucio con acción a raudales. Nos hemos sumergido en la versión definitiva para descubrir hasta dónde alcanzan las cotas de locura del estudio sudafricano.
A patada limpia
Anger Foot pone al jugador en la verde piel de un matón/vigilante que ha jurado vengarse contra todo lo que se mueve en la ciudad de "Shit City", una especie de parodia de Sin City de Frank Miller que está poblada por todo tipo de matones: desde palomas antropomórficas a encapuchados sedientos de sangre. ¿Su mejor baza? Una potencia prácticamente ilimitada en su pierna derecha y un gusto innegable por las zapatillas deportivas.
Como cabía esperar, no hay un trasfondo especialmente interesante en las acciones de nuestro héroe, aunque tampoco hace falta. Sabemos que se mueve por impulsos y que detesta todo lo que le rodea, así que a los pocos minutos de comenzar a jugar ya estaremos "pateando traseros".
¿Cómo lo hacemos? A través de una vista en primera persona y un estilo gráfico propio de dibujos animados, tan colorido como variopinto en cuanto a los escenarios que visitamos. La mecánica de juego propone un sistema de misiones rápidas. Cada una de ellas cuenta con una serie de objetivos, bien relacionados con terminar la fase en un tiempo determinado o con el uso (o no uso) de armas específicas. Completar estas misiones secundarias es clave para obtener estrellas que a la postre sirven como moneda de cambio para conseguir nuevas zapatillas. Y con las zapatillas llegan nuevas habilidades que facilitan la partida.
Corre, patea, mata, muere
Los primeros compases de juego son frenéticos. Nos adentramos en un escenario en el que un gallo antropomórfico nos aniquila de un golpe con un bate repleto de clavos. Repetimos la partida, esta vez conscientes del lugar en el que se ubica nuestro enemigo. Lanzamos una patada que lo aniquila prácticamente al instante, luego hacemos lo propio con la única puerta que parece llevar hacia algún lugar. Patear objetos no solo sirve para abrirnos camino, sino también para derrotar a los gamberros que osan perturbar nuestra existencia. Así, pronto nos acostumbramos a patear absolutamente todo lo que encontramos en los escenarios, lo que también nos lleva a desbloquear algunos logros secretos y coleccionables.
Como podréis ver, la mecánica no ofrece nada del otro jueves. Más bien al contrario: Free Lives opta por un estilo de juego muy accesible y fácil de entender desde el principio. El objetivo central de las misiones es terminarlas en el menor tiempo posible, eliminando (por lo general) el mayor número de enemigos que podamos durante el proceso. Dejando al margen los objetivos secundarios, la base de la acción es actuar con celeridad, dominar al milímetro los movimientos de nuestro héroe y aprender a hacer frente a las ingentes cantidades de gamberros que nos dan la bienvenida detrás de cada nueva puerta que abrimos.
La estrategia, fundamental
Aunque pueda sonar contradictorio, en este juego de acción vertiginosa es imprescindible establecer una estrategia para sobrevivir a las misiones más complejas. Además de las patadas, nuestro protagonista cuenta con un selecto arsenal del que paulatinamente puede hacer uso. Las pistolas y ametralladoras (por citar dos ejemplos) tienen munición muy limitada, pero son muy útiles para abrirnos paso sin recibir daños. Además, dependiendo de las zapatillas que elijamos, es posible conseguir habilidades extras con las que podemos recargar nuestra munición al acabar de determinada forma con los enemigos. Cada misión requerirá que usemos unas especificaciones concretas para evitar morder el polvo.
Como la idea es terminar las misiones en el menor tiempo posible y teniendo en cuenta que nuestro nivel de energía es más bien escaso, no tardaremos en acostumbrarnos a repetir una y otra vez la misma misión hasta que encontremos la forma adecuada de hacer frente a los obstáculos que esta nos propone. Desde el menú podemos variar algunos parámetros del nivel de dificultad (algo que se agradece, sobre todo si queremos disfrutar de la estética macarra y de su sentido del humor sin que nos den ganas de tirar el ordenador por la ventana durante el proceso), pero la mecánica no varía incluso después de haber seleccionado todas las ayudas posibles.
Un juego divertidísimo
Anger Foot ofrece exactamente lo que sugiere a primera vista: acción desenfrenada, sangre a raudales, un sentido del humor macarra y sucio y un entretenimiento totalmente adictivo. No hay florituras ni pérdidas innecesarias de tiempo. Aquí lo único que importa es matar para sobrevivir y, si nos matan, repetir una y otra vez la misma misión hasta que consigamos llegar a la siguiente, que por lo general ofrece… más enemigos, más acción y más locura. Todo ello acompañado de un incesante martilleo electrónico, con tonos hardcore que por momentos recuerdan al estilo gabber que tan de moda estuvo en Países Bajos a principios de siglo. Si os interesa, podréis hincar el diente a Anger Foot a partir del 11 de julio.
Hemos escrito estas impresiones gracias a un código proporcionado por Cosmocover.