Shinji Mikami, padre de la saga Resident Evil, tanto en su episodio original como en su "renacer", como fue Resident Evil 4, reconoció no hace demasiado que Alone in the Dark fue el juego que le dio la idea para crear su celebérrimo juego de zombis. Por desgracia, la saga creada por Frédérick Raynal no ha tenido el mismo éxito, y Atari, propietaria de la marca, tampoco ha pasado por su mejor momento. De hecho, la saga fue ideada por Infogrames, más tarde ésta cambió su nombre a Atari para quebrar en 2009, y esta nueva Atari es una compañía completamente diferente que ha "heredado" sus marcas.
Recientemente, esta nueva compañía anunció que recuperaría dos de sus sagas más míticas de terror: la mencionada Alone in the Dark y Haunted House. La última se lanzó el pasado mes de noviembre, y salvo que haya mejorado mucho postlanzamiento, os aseguramos que es una experiencia a evitar. Ahora ponemos por primera vez Alone in the Dark: Illumination, y como gran aficionado al género del terror que es el que firma estas líneas, con miedo de que reciba el mismo tratamiento.
Crisis de identidad
Alone in the Dark: Illumination se define como "una nueva y terrorífica experiencia survival horror", algo con lo que nosotros no estamos totalmente de acuerdo.
En este primer contacto con el juego nos ha parecido que está muy centrado en la acción, pero que aun así no quiere dejar el terror atrás, viviendo una especie de crisis de identidad.
La experiencia básica es alcanzar una serie de puntos para avanzar. Éstos pueden ser una puerta que abrir, una batería que devolver al generador de turno o una palanca que activar, por poner unos ejemplos. Para conseguir llegar hasta ellos tendremos que ir buscando la luz o los interruptores que la enciendan, ya que nuestros enemigos son prácticamente invulnerables en la oscuridad. Los escenarios, además, son más o menos abiertos, y podemos elegir diferentes rutas para llegar a nuestra meta.
El problema, como supuesto exponente del survival horror, es que hay generalmente muchos enemigos, una razonable cantidad de munición y son bastante débiles, por lo que lo convierte prácticamente en la antítesis del género. Además, como somos mucho más rápidos que los enemigos y el objetivo es generalmente alcanzar un punto concreto sin necesidad de derrotarlos, por lo que la opción más sencilla para avanzar es la más lógica: correr. Esto convierte a Alone in the Dark: Illumination en un título más cerca de ser un arcade de acción que de un juego de terror, pero lo cierto es que no termina de ser ni una cosa ni la otra.
Claras inspiraciones en las que apoyarse
Como decimos, Alone in the Dark: Illumination no tiene muy claro hacia dónde va, pero sí que sabe de dónde viene. Las dos inspiraciones más claras en las que se apoya son Resident Evil 4 y Alan Wake; del primero adopta la jugabilidad basada en la acción en tercera persona con cámara al hombro, así como al menos algún que otro escenario de los que hemos visto (por ejemplo, el pueblo donde empezamos); del segundo adopta la importancia de la luz, de correr siempre hacia todo lo que brille y ver en ello la salvación, así como su fotografía oscura que contrasta con los mencionados focos de luz.
El problema, otra vez, es que las mecánicas se quedan a medias. Las de Resident Evil 4 se pierden entre demasiados enemigos y demasiados tiros, y las de Alan Wake en que la luz es una ayuda, pero no es "segura", ya que nos pueden atacar aun bajo un potentísimo foco. La mencionada cantidad de enemigos acaba por convertir la huida en la mejor opción, y al final acabamos paseando una horda de enemigos por el escenario hasta que nos acorralan.
El día a día en Lorwich
Alone in the Dark: Illumination tiene lugar en la ciudad fantasma de Lorwich, Virginia, donde la "vida" se acabó cuando una inundación arrasó las minas locales y forzó la evacuación de la ciudad. Nosotros nos adentramos en ella para luchar contra la Oscuridad, una fuerza extraña que parece mantener la ciudad bajo sus garras. Ésta se manifiesta en forma de criaturas humanoides, más o menos monstruosas, que no suelen ser demasiado fuertes, pero sí numerosas.
Para conseguir derrotarlas tendremos que atraerlas hasta una fuente de luz o alumbrarlas con nuestra linterna, aunque esto no es lo más efectivo. Jugando como el cazador –que es un descendiente de Edward Carnby, protagonista de la primera entrega–, la única de las cuatro clases que hemos podido probar, tenemos cuatro tipos de armas, aunque en esta beta sólo hemos podido probar dos: una ametralladora con lanzallamas y un par de pistolas que usar a lo Lara Croft. Los enemigos apuestan por ataques cuerpo a cuerpo, si bien otros nos lanzarán una especie de ácido desde lejos y otros intentarán noquearnos con golpes en el suelo. Otros son más kamikazes y se inmolan frente a nosotros, causándonos más daño. Obviamente, poco a poco los iremos conociendo y nos acostumbraremos a sus rutinas.
No podemos olvidarnos del sistema de nivel, con el que iremos mejorando nuestro personaje de una manera que todavía no hemos podido disfrutar, aunque teniendo en cuenta que tiene estadísticas como vida y resistencia, la cosa podría ir por ahí. Las otras clases son la bruja –bisnieta de Emily Hartwood, también heroína de la primera entrega de Alone in the Dark–, el sacerdote y la ingeniera. Estas clases pueden dar mucha variedad al juego, y sobre todo al multijugador que, lamentablemente tampoco hemos podido probar.
Las posibilidades del Unreal Engine 4
Como sabéis, Alone in the Dark: Illumination se sirve del motor Unreal Engine 4, uno de los más avanzados. A efectos prácticos no hace nada que impacte en lo visual, pero la verdad es que cumple bastante bien, y siendo un juego donde la luz es tan importante, el buen uso de las sombras, los brillos y demás son de agradecer. Aun así no es nada espectacular, aunque el diseño de los escenarios nos ha gustado, y queremos darle un voto de confianza en este aspecto.
Una buena mezcla, una ejecución mejorable
Por el momento, las sensaciones que nos ha dejado Alone in the Dark: Illumination son bastante enfrentadas. Las ideas son buenas, y de mezclar Resident Evil 4 y Alan Wake podría salir algo genial, pero el componente de acción irrumpe con demasiada fuerza, y no sabemos qué es exactamente lo que quiere hacer. Hay veces que recuerda a los arena shooters de antaño, pero rara vez, si es que alguna, recuerda a un juego de terror.
Alone in the Dark: Illumination puede llegar a convertirse en un título de acción cooperativa entretenido, pero por desgracia creemos que no va a llegar a ser un juego que sea posible catalogar de survival horror, tal y como se anuncia. En cualquier caso, si consigue decantarse por un género y pulir las mecánicas por las que apuesta creemos que puede llegar a ser una experiencia, al menos, divertida.