Análisis de Conker: Live and Reloaded (Xbox)
En el año 2001, durante la recta final del ciclo de Nintendo 64, los ingleses Rare nos ofrecieron un título que sorprendió a propios y extraños: Conker’s Bad Fur Day. Marcado por la polémica, dada su clasificación para adultos, su lenguaje, violencia y difícil distribución y promoción europea tan al final de la vida de la consola (excluyéndose oficialmente España), es quizá uno de los juegos más curiosos que se pudieron disfrutar en el catálogo de la pasada generación de Nintendo y que, posiblemente, más usuarios se perdieron, ya fuese porque estaban demasiado pendientes de las nuevas consolas que empezaban a vislumbrarse en el horizonte o por algo más lamentable como los ya comentados problemas de distribución. En tan sólo cuatro años muchas cosas han cambiado, y ahora Rare es propiedad de Microsoft, y tras Grabbed by the Ghoulies en 2003 éste es su segundo trabajo para Xbox: una reedición de Conker.
Eso sí, no nos dejemos engañar, ya que el juego no se limita a ofrecernos lo mismo que ya pudimos disfrutar en Nintendo 64, como veremos, ya que presenta un completo modo de juego on-line a través de Xbox Live que se ha convertido en el principal atractivo de este remake, aunque lo mejor será que primero abordemos, precisamente, cómo ha sido la conversión desde la ya vieja consola de Nintendo hasta la Xbox de Microsoft, pues el juego se presenta dividido de una manera muy clara y radical entre el multijugador (que, por cierto, es lo que primero se nos ofrece en el menú otorgándole, por tanto, una importancia capital) y el modo para un único jugador que es el susodicho remake de Conker’s Bad Fur Day.
Por primera vez podremos jugar esta aventura con los textos en castellano, aunque se han respetado las voces originales. Esto puede no acabar de contentar a un sector del público, pero dado el trabajo magnífico del doblaje original a cargo, principalmente, de una única persona (destilando una cantidad de registros en los personajes que es desbordante en todos y cada uno de los sentidos posibles) se nos antoja la mejor elección posible, ya que de otro modo hubiese sido harto difícil preservar ese carácter tan original.
Y es que toda la aventura está salpicada de un humor típicamente inglés y un gusto desmedido por la parodia (cualquiera puede ver claramente la intertextualidad de la escena que abre el juego con la versión fílmica de La naranja mecánica), aunque el principal referente está siempre en los Monty Python (con algunas referencias muy explícitas, como cierta rata cebona y pestilente, y otras más sutiles) insertando esos toques de humor, en ocasiones autorreferencial, mediante una trama naíf que se va a desencadenar porque el monarca de turno (en esta ocasión, una pantera) haciendo gala de la debilidad mental que les caracteriza precisa, como bien le sugiere el científico loco y cortesano, una ardilla para ponerla en el lugar de la pata rota de la mesita sobre la que deja habitualmente su copa de leche (o moloko bien disimulado).
Ésa será, sin embargo, uno solo de los detonantes de una historia que irá dando giros estrambóticos que llevarán el juego desde una aventura de plataformas hasta la acción más pura según nos enfrentamos a situaciones cada vez más disparatadas con personajes de lo más estrambótico, aunque no entraremos en detalles pues la expresión de sorpresa que producirá el juego en muchas ocasiones a todo aquél que no se haya enfrentado al título anteriormente será digna de mención. Además, aprovechando el tono general del juego, Rare aprovecha para referirse a su propio trabajo para esta reedición hablando a través de la gárgola que aparece en los primeros minutos de juego, quien de manera muy acertada (y con no poca sorna) nos avisa de que pese a lo que pudiera parecernos, pocos cambios habrá... y así es.
La verdad es que el juego no aporta novedades a lo ya visto en Nintendo 64 en lo referente a su planteamiento (el aspecto gráfico sí ha dado un gran salto, pero es sólo envoltorio), salvo para quitar zonas y fragmentos que han sido descartados por que no se integraban del todo bien en el original o por que se ha considerado que su dificultad y/o planteamiento no era apropiado. En líneas generales no son grandes pérdidas, pero hubiese sido deseable y esperable que en vez de cortar por lo sano optando por la vía fácil hubiesen replanteado esas situaciones para mejorarlas o, quizás, añadir algo al remake en vez de reducirlo. Es por esto por lo que consideramos que el modo para un jugador no supera a lo que ya vimos hace unos años; una auténtica pena.
Pero no son ésas las únicas pérdidas, ya que el juego presenta una censura bastante más férrea y severa de la que hizo gala en Nintendo 64, pese a la siempre tan cacareada (sobre todo en aquellos años) política de Nintendo por crear productos blancos. La censura atañe explícitamente al lenguaje, ya que no hay escenas de sexo en las que meter mano y la violencia y no le importa a nadie (pues es sabido que un niño se convierte en un demente si ve una escena subida de tono, pero será un hombre de provecho si cada día se ve expuesto a la ultraviolencia), y si era costumbre en la anterior edición alternar los pitiditos tapando las palabras malsonantes y los dibujos estilo tebeo (con calaveras, rayos y nubarrones, etc.) para no presentarlas por escrito (pero sí oralmente), en ésta todavía se mantiene, aunque en ciertas ocasiones coincidirán ambas censuras, y en momentos que no se nos antojan precisamente "graves" o "preocupantes" por su contenido.
Lo que sí es cierto es que la censura es mayor, quizás en parte debido a la intención de Microsoft de lograr una calificación que no llegue a la de restringido para mayores de edad, pero como nota curiosa debemos señalar que a través de la traducción se les han colado palabras feas. Con todo, creemos que esto no deja de ser anecdótico, y si alguien considera que el juego pierde calidad por sustituir algún "fuck" (recordemos que el doblaje se mantiene en versión original) por un pitido o "mierda" por unos garabatos, quizá sea porque todavía se ríe cuando oye "culo", "pene" y "caca", y, por tanto, no llega a la edad recomendada para el videojuego. La censura está ahí, es una realidad, pero no hace de éste un juego inferior a lo que sería sin ella.
Y ahora que hemos acabado con las necesarias referencias comparativas a la versión original, podemos hablar del juego en sí. Conker’s Bad Fur Day, para Xbox, representa en sí mismo una experiencia de juego fantástica que combina elementos de muchos géneros. Sí, insistimos, algunos momentos se han perdido por el camino, pero esto es algo que no afectará lo más mínimo a los nuevos jugadores. Como ya hemos señalado, el juego irá pasando de un juego más orientado a las plataformas hasta un juego con mucha acción, en el que el uso de las acciones contextuales (una aportación que resultó muy novedosa y dinámica en el original) será una constante, dando lugar a situaciones de lo más curiosas y divertidas, con bastantes guiños a los artilugios marca Acme, ya que los bolsillos de Conker serán en muchas ocasiones una especie de pozo sin fondo de los que la ardilla podrá sacar casi cualquier cosa.
Teniendo esto bien presente, y midiendo las habilidades como saltimbanqui de Conker avanzaremos por el juego hasta el momento en que se inicie una lucha campal contra un ejército de tintes nazis formado por ositos de peluche, los Ositoz, ya que en esos momentos (aproximadamente el último tercio del juego) lo más importante será nuestra habilidad apuntando y disparando. Hay quien puede preferir una combinación de estos elementos más que una transición, pero en el juego este cambio funciona perfectamente, y eso es lo que importa.
Jugablemente uno de los mayores problemas del título es lo oscuro que resulta en algunos momentos al plantear los diferentes retos. Los que ya hayan superado el juego en Nintendo 64 conocen las mecánicas necesarias para superar zonas determinadas, pero es posible que recuerden lo que les costó imaginar, comprobar y lograr llevar a cabo las rutinas necesarias en algunos fragmentos del videojuego. Esto es algo que se repite en esta nueva entrega, y es una pena que no hayan buscado la manera de solucionar este problema que aumenta artificialmente la dificultad del juego dado lo surrealista de algunos de esos momentos. En lo referente al apartado técnico, el juego es una belleza convirtiéndose en uno de los techos tecnológicos de esta generación.
Flojea en algunas texturas, y algunos personajes no han sido tan bien rediseñados como otros, pero son sólo criticables dentro del altísimo nivel logrado, tanto en la parte del remake como en los modos multijugador, donde los escenarios son amplios y con un buen nivel de detalle, siempre a unos estabilísimos 30 cuadros por segundo, lo que le dota de una suavidad en sus movimientos rozando la perfección. En cualquier caso, juguemos al modo que juguemos, nos encontraremos con un título que da gusto de ver y que con Xbox 360 dibujándose ya en el horizonte puede representar uno de los exponentes gráficos definitivos de la presente consola de Microsoft. Pero como no todo puede ser perfecto, la cámara del juego es tan mala como en el original (bueno, no tanto, ya que se controla mejor).
El sistema de cámara ya era conflictivo en el original, situándose detrás de paredes, cerrándonos la perspectiva y no respondiendo siempre de la manera adecuada o con la velocidad deseable. Esto se ha solventado parcialmente gracias a que en la actualidad se usa un stick analógico para mover la cámara, y no contamos con los ahora arcaicos botones digitales C que servían para moverla en Nintendo 64, pero la cámara sigue dejándonos vencidos en muchas situaciones, estando, además, en algunos momentos demasiado lejos, otros demasiado cerca, o demasiado baja... obligándonos a estar trabajando siempre para obtener una perspectiva jugable. Todo esto hace de la parte para un jugador un título bueno, muy bueno, que no logra corregir los errores del original, prescindiendo de algunos pasajes de éste, y con unas mejoras tan leves en el sistema de control y la cámara que son apenas reseñables. Es una pena que el lavado de cara a nivel gráfico no se haya correspondido con una mejora equiparable en aspectos jugables.
Como ya hemos señalado, la gran novedad del juego es su multijugador online, y dentro de éste vamos a empezar hablando de los CapítuloX, que nos proponen una experiencia para un sólo jugador en diversos escenarios de diferente ambientación simulando mediante bots (personajes controlados por la consola) la experiencia del online. En estos CapítuloX se nos presentan una serie de objetivos (no siempre demasiado claros) que lo dotan de una variedad bastante inusual dentro de la experiencia de jugar con los susodichos bots.
Por otro lado, podemos optar por batirnos el cobre con hasta otras 15 personas mediante el servicio Xbox Live, aunque las opciones de configuración de estas partidas no son tan complejas como en otros juegos igualmente orientados al multijugador, con pocos personajes que, además, están muy desequilibrados entre sí. Además, salvo la apariencia, no habrá diferencia entre escoger el bando de los hitlerianos Ositoz o los mojigatos de los AMA, ya que ambos bandos tienen exactamente los mismos tipos de personajes. El arsenal del que dispondremos es bastante limitado y las armas secundarias son de utilidad cuestionable, contando con munición ilimitada en nuestra arma principal estándar, de manera que si disponemos de una bazuca podremos hacer una auténtica masacre sin preocuparnos de prácticamente nada.
Del mismo modo, el francotirador se basta y sobra para matar de un único disparo (esparciendo sesos, eso sí) a los enemigos, pero es completamente inútil en la distancia media y corta, a menos de que consigamos mejoras para nuestras armas u otras habilidades que, eso sí, serán limitadas. Hay tan poco equilibrio entre los diferentes personajes que, aunque nos obliga a formar un equipo heterogéneo para tener posibilidades en nuestras luchas por la red, en ciertas ocasiones puede ser frustrante para el jugador, sobre todo cuando él no tiene la posibilidad de machacar a todo lo que se mueva de un único disparo y los demás sí, lo que no hace sino quitar relevancia al diseño de estrategias o a pensar, simplemente, un poco.
Dentro de esta experiencia de juego multijugador reinará el caos, tanto por el diseño de escenarios como por la gran cantidad de jugadores que pueden tomar parte, lo que otorga a las partidas un ritmo endiablado no apto para cardíacos que, dado su dinamismo, suple en buena medida las carencias derivadas de lo que hemos señalado en el anterior párrafo. Sin embargo, incluso los mapas más pequeños se nos antojan demasiado amplios para partidas con pocos jugadores, lo que ralentiza su ritmo y, por tanto, afecta a la diversión.
Si optamos por jugar a las misiones propuestas, al igual que en los otros modos multijugador, el primer problema que encontraremos es lo confuso que puede ser al principio controlar a nuestro personaje, identificar a los enemigos y hacer puntería, sobre todo por el exceso de información que aparece en algunos momentos en pantalla. El sistema de control es bastante bueno, en la medida en que responde bien a nuestras instrucciones, pero el sistema para cambiar de arma es extraño, poco intuitivo, y lento. Nada que no se solucione practicando, pero si lo primero que hacemos al tener el juego es meternos en una partida la experiencia puede ser frustrante en exceso. Volviendo a las Misiones, los objetivos planteados aportan una buena variedad al desarrollo del multijugador, si bien no siempre se nos indican de una manera lo suficientemente clara, y aunque puede ir contra la filosofía de las partidas online el resultado general nos parece bastante bueno, pese a los notables desequilibrios que pueden darse en una de estas partidas por los problemas derivados de algunas clases de personajes.
La experiencia multijugador es, por tanto, buena una vez nos hemos hecho con el control y hemos asimilado la necesidad de ir recolectando mejoras para nuestras armas; el problema es que exige una curva de aprendizaje que no todos estarán dispuestos a realizar (al fin y al cabo, se supone que estamos ante un juego tipo arcade, de acción y con multijugador en red, lo que debería asegurarnos una diversión inmediata nada más empezar a jugar... algo que, definitivamente, no han logrado); además, quienes le dediquen ese tiempo a hacerse con el control de las diferentes clases, se encontrarán con los comentados desequilibrios, y ahí sí es posible que más de uno pierda las ganas de dedicarle tiempo a este modo de juego. Habrá a quien le guste, pero sus carencias son palpables, y tan sólo podemos esperar que Rare tome nota de cara a futuras producciones.
Conclusiones
Juzgando este videojuego como dos productos separados que se presentan en un único disco, nos encontramos con un remake notable que se convierte en una muy buena experiencia multijugador que presenta, eso sí, ciertas "ausencias" si lo comparamos con el original, aunque como título en solitario no deja de ser una propuesta divertidísima, que derrocha humor, acción y un diseño general muy bueno. Como remake, carece de novedades e incluso se le han quitado cosas, pero sigue siendo una excelente apuesta dentro del género que resultará atractiva a muchísimos aficionados, que tienen una posibilidad magnífica de descubrir a este personaje en una aventura de gran realización.
En cuanto al multijugador, hay otros títulos mejores, más equilibrados, dinámicos y divertidos, aunque la presencia de los CapítuloX y los objetivos planteados como misiones dentro de las campañas le aportan una dinámica de juego muy interesante que se ve afectada por las carencias jugables derivadas de la falta de equilibrio entre las posibilidades de los diferentes personajes. Este modo de juego resultará atractivo sobre todo a los seguidores del personaje principal, Conker, pero habiendo un amplio espectro de juegos con opciones on-line muy superiores en todos y cada uno de sus aspectos dentro del catálogo de Xbox, lo que debería ser el principal aliciente y gran novedad del juego no es sino un aditivo que no destaca en ninguno de sus aspectos; un modo de juego más que no está a la altura de lo ofertado en el remake.