Análisis de Viva Piñata: Party Animals (Xbox 360)
Hace justo un año que aparecía en la consola de Microsoft un juego destinado a romper viejos conceptos, una propuesta fresca e innovadora que dejó encantados a muchos jugadores y que no acabó de convencer al resto de ellos. A pesar de la disparidad de opiniones, nadie pudo dudar del atrevimiento y la valentía del lanzamiento de Viva Piñata para XBOX360, debido a tratarse de un juego alejado de lo habitual en el catálogo de la consola. Ahora, la criatura engendrada por la prestigiosa Rare el pasado año ha cobrado nueva forma para la actual temporada navideña y lo cierto es que los cambios no le han resultado para nada favorecedores.
Pero antes de echarnos las manos a la cabeza y maldecir a Rare por cometer un fiasco en toda regla, dejemos claro que la compañía de llevar a cabo el juego esta vez ha sido Krome, un estudio independiente con sede en Melbourne.
Este es un primer punto de partida más que evidente para empezar a darse cuenta de que difícilmente íbamos a encontrarnos con un producto de la calidad y buen hacer de Rare. Aun así, esperábamos bastante más de este Party Animals de lo que realmente nos ofrece. Entremos en materia.
En Viva Piñata: Party Animals nos reencontramos con viejos conocidos del capítulo anterior. Los que pudieron disfrutar de su antecesor reconocerán sin problemas a la mayoría de las piñatas incluidas en el juego, ya que su aspecto, diseño y cuidado gráfico permanecen intactos. Esta vez nuestros simpáticos y festivos personajes participarán en multitud de carreras, pruebas y minijuegos con el fin de alcanzar el primer lugar al finalizar todas las pruebas. Un planteamiento diferente y atractivo a priori, aunque lastrado por varios errores de gran importancia en su concepto. Sin duda el mayor de todos ellos, y el que acaba arrastrando al juego de Krome hacia el abismo del aburrimiento es el hecho de no poder escoger en momento alguno los juegos y pruebas que deseamos realizar.
El modo monojugador nos conduce, de forma lógica, por una serie de carreras de velocidad intercaladas por minijuegos al azar, en los que competiremos contra los personajes manejados por la IA hasta terminar con todas las pruebas. De buenas a primeras nos daremos cuenta de lo confuso del sistema de puntuación, demasiado poco claro de cara a un juego basado en la competición. Tras completar todas las pruebas (escogidas aleatoriamente por la CPU) finalizará el modo principal de juego. Divertido en principio, pero tedioso desde la segunda partida debido a la escasez de circuitos (siete) y a la aleatoriedad de los desafíos. De esta forma, si deseamos ver todos los minijuegos contenidos en el juego no tendremos más remedio que jugar una y otra vez en el modo de juego de un jugador y rezar por que ese juego que aun no hemos visto aparezca ante nuestras narices. Un error de concepto terrorífico e impensable en un juego de este tipo.
Pero aun más grave resulta que, en un juego orientado teóricamente a la competición multijugador, las restricciones sobre la elección del minijuego se mantenga a la hora de jugar acompañado, tanto en local como a través de Live. Muchos de los minijuegos ideados por Krome resultan divertidos y originales, mientras que otros son directamente infumables, con lo que tener que realizarlos, a pesar de resultarnos aburridos, resultará molesto para la mayoría de jugadores. Resulta incomprensible no haber implementado un simple selector de pruebas con el que poder decidir sobre el juego a realizar, ya que esto acaba suponiendo un golpe mortal a la diversión.
Si a esto le añadimos un paupérrimo número de modos de juego (apenas el modo para un jugador con 3 únicas variables, y el imprescindible multiplayer), ya podemos ir dándonos cuenta de que nos encontramos ante una soberana decepción.
Lástima de estos errores de concepto, porque Party Animals podría haber sido un estimable party-game. Gráficamente es muy vistoso, y su colorido y el buen modelado de personajes ofrecen un agradable despliegue ante nuestros ojos. A pesar de la mediocridad de sus entornos y escenarios, es un juego que entra por los ojos y que resulta de lo más agradable a nivel visual, a pesar de no ofrecernos nada nuevo o excepcional.
En cuanto a la implementación del control sobre los personajes, pocas objeciones podemos encontrar. El control en las pruebas de velocidad responde de forma notable a nuestras acciones con el mando, y contaremos con las funciones habituales en este tipo de actividad, como pueden ser acelerar, frenar, usar ítems y lanzar objetos, todas ellas de sencillísima ejecución. En los minijuegos prácticamente nos limitaremos a mover a nuestro personaje y utilizar un par de botones, dependiendo de la prueba a realizar, y lo cierto es que en la mayoría de ellos la respuesta del personaje es correcta e intuitiva. De esta forma, nos resultará de lo más sencillo participar en una batalla de empujones, tratar de conseguir la victoria en un concurso de eructos o atravesar un campo minado antes de que lo hagan los contrarios. Krome demuestra aquí que ha sabido captar la esencia de este tipo de juegos y ha realizado un estimable trabajo en cuestión jugable.
En el apartado sonoro no encontraremos nada realmente remarcable o fuera de lo común, salvo que volveremos a encontrarnos con la pegadiza y alegre sintonía del primer Viva Piñata al comenzar el juego. Las simpáticas voces en castellano adornan con corrección el devenir de la competición, insuflando cierta vida al producto. Las melodías, en cambio, constituyen un hilo musical suficiente y mediocre que, sin llegar a molestar, no suponen un punto a destacar en absoluto y no tardaremos en olvidar una vez apagada nuestra consola.
Las conclusiones que podemos sacar de este Viva Piñata Party Animals son evidentes: una propuesta que podría haber sido interesante y divertida, frustrada por un error grave de concepto, que hecha por tierra el buen hacer en la mayoría de apartados técnicos. Es una lástima que la continuación de un muy buen juego como Viva Piñata haya sufrido este severo revés, pero confiemos en que se trate simplemente de una piedra en el camino para esta franquicia a la que se le avistan carisma y cualidades suficientes como para remontar el vuelo en futuros capítulos. Quedamos al menos con la esperanza de que Krome aprenda de sus errores de cara a su futuro y confiamos en que el buen hacer demostrado en cuestión de control y jugabilidad sean aprovechados en sus próximos proyectos.