Análisis de Rabbids: Vivitos & oKupando el salón (Xbox 360)
Muchos títulos de baile, fitness y deportivos en el primer año de Kinect, pero apenas ninguno de pruebas o minijuegos, un periférico que creemos puede ser muy apropiado para este tipo de juegos. Ha tenido que venir Ubisoft a remediarlo con sus simpáticas mascotas que visitan por primera el revolucionario periférico de Xbox 360, que nos permite jugar sin ningún tipo de mando, y como nos imaginábamos, los Rabbids iban a tener más de una ingeniosa idea de cómo usarlo.
Originalmente creados como los enemigos de Rayman 4, finalmente y tras su ascendente popularidad han terminado protagonizando su propia saga de videojuegos, con varias entregas para Wii, y en un futuro próximo incluso van a tener su propia serie de televisión. Aunque las consolas HD las han tenido un poco abandonadas, con este Vivitos & oKupando el salón (uno de los títulos más peculiares para un juego que nos hemos podido echar a la cara) vienen a ponerle remedio, en casi 40 minijuegos distintos a cada cuál más sorprendente y loco.
Para un jugador, para dos, para tres y cuatro, hay de todo tipo, y como podéis imaginar la diversión se dispara si jugamos acompañados, y de hecho no le vemos mucho sentido enfrentarse a este título solos, a no ser que sea un niño pequeño que seguro se lo pasará pipa haciendo todo tipo de movimientos y viendo y escuchando a los simpáticos Rabbids. Apenas hay modos de juego, tan solo Partida rápida, en el que elegimos la prueba que nos apetece probar, o que salga una al tuntún, el Fiestijuegos, tres juegos hasta para 16 jugadores con unas reglas "particularmente absurdas", el modo apropiado para las reuniones de amigos, y Mi Raving Rabbid, una especie de minijuego de realidad aumentada en el que simplemente tenemos interactuar con un Rabbid en nuestro cuarto, poniéndole adornos u objetos interactivos, y hacernos fotos con él –y también darle algún que otro guantazo, a quien le apetezca claro-.
De los casi 40 minijuegos es evidente que unos son más originales que otros, mejor realizados, más divertidos, y de hecho hay como unos quince con gráficos dibujados que son pruebas de menos de diez segundos, que no llegarían ni al calificativo de minijuego. En Bofetadas enrailadas encarnamos un revisor en el andén de un tren y tenemos que golpear con unas manoplas a los Rabbids que pasan a toda velocidad asomados por las ventanas del tren. En ¡Marabunta! las rebajas han llegado a los grandes almacenes, y somos un guardia de seguridad que tiene que correr y apartar a golpes a los Rabbids, hasta llegar a la entrada y poder bajar el cierre. Nubes de fuego se desarrollada en una estación de bomberos, y agarrados a una cucaña mientras los Rabbids no tiran bolas de fuego, tenemos que golpearlas con la bombona de nuestra espalda, como si fuera el clásico Arkanoid, levantando los brazos para subir, o agacharnos para bajar.
Con ¡Salmoneting! muchos podrán llevar a cabo su sueño, protagonizar la popular canción de Andrés Calamaro "siempre seguí la misma dirección, la difícil la que usa el salmón…". Nadando moviendo los brazos, y agachándonos y levantándonos para saltar, tenemos que remontar una calle inundada de agua cogiendo ítems, en una las pruebas más vistosas gráficamente. En Rabbidzilla nos enfrentamos a una descontrolada criatura, y con nuestros brazos y piernas tenemos que devolverle los coches que nos lanza e ir mermando su energía poco a poco. En El día del jugo final hay que usar unos cuantos litros de zumo para combatir unos Rabbids buzos con muy malas intenciones, inundándoles sus enormes gafas con una manguera mientras bombeamos vitamina C. Y en ¡Salven a las salchichas! somos un hombre-perrito caliente que tiene que proteger una enorme montaña de este "manjar", del voraz apetito de los Rabbids.
Posando como posesos es muy divertido, con un falso traje de culturista debemos imitar las diferentes posturas que nos proponen, muchas un tanto ridículas, y cuanto mejor lo hagamos más puntos conseguiremos y pasaremos rápidamente a la siguiente postura. Una de esas pruebas en la que es impagable ver las fotos que nos han hecho a lo largo de su desarrollo, algo que ocurre en todos los minijuegos. ¡Guitar Buaaahero! es una imitación del popular y ahora olvidado juego musical de Activision, pero con la gracia de tocar una guitarra aérea, y teniendo como protagonista a nuestra sala de juego que vemos en pantalla, hay varias pruebas: pisar Rabbids que salen en el suelo, limpiar lo que están ensuciando, o escondernos de unos focos que nos buscan. Una de nuestras preferidas es Con cubo y con-ojo en la que tenemos que guiar a un Rabbid con un cubo en la cabeza por un túnel de lavado, para que se estrelle con la mayor cantidad de trampas posibles. Para hacerlo, usaremos nuestra voz gritando a Kinect y moviéndonos por la sala, risas aseguradas.
Estas son solo algunos de los minijuegos, y ya os explicamos detalladamente otros tantos en nuestras impresiones de hace un mes, por si tenéis curiosidad por conocer más. Las otras quince minipruebas exprés que comentábamos antes, o son de realizar acciones concretas muy rápidamente, o son de inteligencia y percepción, como el típico laberinto de hilos o encontrar las diferencias entre dos imágenes, y no van más allá de la anécdota ni son especialmente originales.
En todas las pruebas obtenemos una puntuación que es la culpable de nuestra valoración, de una a tres estrellas, y dependiendo de lo bien que lo hayamos hecho también nos darán dinero. Este se puede gastar en Mi Raving Rabbid, pudiendo comprar objetos como bombas, guindillas, una pato de goma, un extintor y así ver las distintas reacciones del Rabbid con ellos, que no sabemos muy bien en la mayoría de los casos se acaba comiendo, y otros decorativos como gorras, gafas, cascos y divertidos peinados, que vemos cómo los luce el conejo. Después de esto poco más hay para hacer, y no hubiera estado de más un modo historia, un desarrollo que uniera las distintas pruebas y que fuera interesante para un jugador. Por este y otros motivos, queda claro que es un título muy orientado a jugar en reuniones familiares o con amigos, y que se disfruta mucho más en compañía.
La detección no ofrece grandes problemas, y vamos viendo que en casi todos los juegos de Kinect es prácticamente igual de buena, al contar con los mismos kits de desarrollo, y queda en mano de los estudios el tener buenas ideas de cómo usarlo, ser ingeniosos y sorprendentes, y en definitiva, hacer un buen uso de esta genial herramienta. Si acaso aquí alguna prueba en concreto exige unas condiciones especiales, como una en la que tenemos que tener un objetos tras el que escondernos –como un sofá-, pero en casi 40 minijuegos no es un gran inconveniente que haya dos o tres que no podamos jugar bien por el tamaño o configuración de nuestra zona de juego, y se trata de un título bastante permisivo con las salas de espacio reducido.
Los gráficos cumplen, sin muchos alardes, las pruebas en las que no nos vemos en pantalla y que usan un motor gráfico poligonal, se ven bastante bonitas, con mucho colorido, y cuando se usa la realidad aumentada para meter a los conejos en nuestro salón, se hace con acierto, y se integra muy bien la imagen real con los gráficos del juego. En el apartado sonoro las melodías pasan desapercibidas, y los efectos de sonido ganan todo el protagonismo, con unos Rabbids muy ruidosos que son graciosos tanto por sus gestos como por los indescriptibles y estridentes sonidos que emiten.
Un buen título de minijuegos para Kinect
Puede que nos esperáramos un poco más, ya que tras varias entregas de Wii creíamos que el uso de Kinect podía dar pie a minijuegos más originales e ingeniosos, y solo unas pocas pruebas han conseguido de verdad sorprendernos, mientras que otras son más rutinarias y nos suenan a ya vistas. En cualquier caso siempre simpático y entretenido, generoso por sus casi 40 minijuegos, pese a no contar con un modo historia o aliciente alguno para un solo jugador, y los más pequeños de la casa seguro que se lo pasarán bomba contoneándose delante del televisor, y los más mayorcitos también junto a unos amigos en alguna velada nocturna. Un género que todavía no se ha explotado lo suficiente en Kinect, y que creemos puede dar mucho juego en un futuro.