Análisis de DoDonPachi Resurrection Deluxe (Xbox 360)
Los matamarcianos se resisten a desaparecer de la escena del videojuego, algo que sin duda alguna es una magnífica noticia para los fervientes seguidores de uno de los géneros que podemos considerar fundacionales para esta industria. De hecho, en los recreativos japoneses siguen disfrutando de bastante popularidad y no debe extrañarnos, por tanto, que la producción en sistemas domésticos provenga de ellos en su mayor parte.
Por otro lado, el mercado es cada vez menos receptivo a los juegos más arcade, es decir, a los que -en la concepción más básica de "arcade"- no dan horas de juego para llegar a ver los créditos, sino los que permiten ver los créditos en poco tiempo pero nos dan muchas horas de rejugabilidad. Este tipo de títulos han ido encontrando su mercado en la distribución digital, con precios más comedidos que los caros lanzamientos de las novedades actuales.
Por eso quizás resulta sorprendente que se haya decidido por lanzar mediante distribución física este DoDonPachi Resurrection, un juego de gran éxito en Japón pero no muy conocido fuera de esas tierras si estamos fuera del círculo de aficionados al género. El lado positivo es que los apasionados seguidores de los matamarcianos pueden llevarse la caja a casa, lo que siempre tiene un factor de coleccionismo que sigue siendo muy apreciado por gran parte de los consumidores.
El juego llega firmado por Cave, un pequeño estudio japonés totalmente especializado en ofrecer matamarcianos repletos de enemigos y balas cruzando la pantalla a toda velocidad dejando apenas un resquicio de supervivencia en toda la zona de juego. En los últimos tiempos algunos de sus juegos de más éxito han acabado adaptándose a iPhone, como este que nos ocupa ahora, o Espgaluda II. La compañía se ha especializado en el subgénero del bullet hell, cuya fama en los mercados occidentales no es muy alta, más allá de grandes clásicos como Radiant Silvergun o Ikaruga, ambos de Treasure.
Hay, en todo caso, algunas diferencias que debemos tener en cuenta entre esta versión de consola y la de iPhone, pues la que tenemos entre manos es mucho más fiel a la propuesta del original de los salones recreativos. Sobra decir que esto se ve reforzado por el control a través del mando, claro, pero también por elementos sutiles.
Por ejemplo, y en la mejor tradición del género, aunque la nave es relativamente grande, la única parte vulnerable es la cabina del piloto, que apenas es de unos píxeles. Eso es algo que el jugador debe tener en cuenta a la hora de esquivar las balas que inundan la pantalla: no pasa nada por rozarlas con las alas o el cuerpo de la nave, mientras ninguna de ellas llegue a rozar el centro de la misma.
Esta entrega introdujo algunos cambios en el sistema de puntuación con respecto a sus predecesores, pasando a basarse en un sistema de combos o cadenas, lo que implica eliminar a los enemigos en secuencia, a la máxima velocidad posible, para que el multiplicador de puntuación vaya aumentando, todo ello mientras alimentamos el medidor de combo. Cuanto más alto sea, más puntuación conseguimos por cada enemigo abatido.
Al mismo tiempo, mientras eliminamos enemigos y usamos nuestro arsenal vamos llenando el medidor Hyper que, al alcanzar la cima, incrementa sustancialmente nuestra potencia de fuego, nos da invencibilidad temporal y nos permite, además, multiplicar el resultado de la multiplicación de la puntuación. No todo son ventajas: al hacerlo, también se acelera la velocidad de los disparos enemigos, efecto que se mantiene hasta que llegamos al enemigo final y lo destrozamos.
En esta entrega, los jefes finales son mechas (robots gigantes) con forma de chicas que cuentan con patrones de ataque que nos pueden dar algunos problemas. Estas chicas-robot son un elemento recurrente de la saga y, de hecho, antes eran los personajes que escogíamos como piloto, pues en esta ocasión se viaja al pasado para hacer frente a una amenaza terrible: las Element Dolls han sido infectadas por un virus informático enviado desde el futuro y ahora están intentando destruir a la humanidad a través de su evolución, las Element Daughters, de proporciones gigantescas. Eso sí, las claves reales de la historia se descubren solo al ver el final del juego en lo que, por cierto, es un interesante cierre para la saga.
En esta ocasión nosotros podemos escoger entre tres naves con variaciones en sus características principales: velocidad o movimiento y tipo de disparo. Las diferencias son tales que realmente implican tres maneras diferentes de jugar. La nave de tipo A, por ejemplo, es muy rápida y tiene un disparo fino pero muy potente; en cambio, C es mucho más lenta a cambio de tener un mayor rango de alcance con sus disparos. B, claro, se sitúa a medio camino entre ambas y quizás sea la mejor opción para los novatos.
A eso hay que añadir los estilos de disparo disponibles, con tres opciones diferenciadas. El Bomb Style nos permite pulsar el botón B para lanzar una bomba y nos deja tres opciones de armamento; al ser alcanzados por un disparo, si tenemos bomba, consumimos una bomba pero no perdemos una vida (auto-bomb). En Power Style podemos pasar al modo Boost pulsando B, lo que implica más potencia de fuego perdiendo algo de velocidad. Además, con ese Boost activado las opciones de armamento suben hasta cuatro, aunque en ningún caso podemos lanza bombas (pero sí contamos con auto-bombauto-bomb.
Hay otras implicaciones a la hora de escoger el tipo de disparo. Y es que es posible neutralizar el láser enemigo, tanto los débiles como los fuertes, pero teniendo en cuenta igualmente que las naves Bomb Style no pueden con el láser fuerte y las Power Style solo si estamos usando el Boost. Todo esto se hace a través del medidor Hyper, que es la estrategia que nos permite atravesar el fuego enemigo.
En el aspecto técnico, el juego es una conversión en esencia perfecta del original de las recreativas y mantiene un cuidado estilo artístico dentro del género: muy colorido, lleno de elementos en pantalla, y con una música electrónica absolutamente típica para el estilo de juego que se adapta de maravilla a la acción.
Conclusiones
Los chicos de Cave son unos maestros del género, y aunque la versión original de recreativa se lanzó en 2008, esta adaptación a Xbox 360 se mantiene fresca, en buena medida gracias a que es un juego que no encontramos -no al menos fácilmente- por estas tierras. Así, lo más probable es que salvo para quienes lo hayan disfrutado a través de iPhone, sea un pequeño gran desconocido. DoDonPachi Resurrection en la consola de Microsoft es una conversión perfecta de la última versión de la recreativa (la versión 1.5), por lo que incorpora todos sus ajustes jugables y novedades con respecto a las anteriores encarnaciones de este mismo título.