Análisis de Command & Conquer 3: La Ira de Kane (Xbox 360)
Hace prácticamente un año Electronic Arts superaba una difícil prueba de fuego. Por un lado, recuperar la clásica saga Command & Conquer, todo un referente en el mundo de la estrategia en tiempo real, de forma exitosa manteniendo al máximo la esencia de las entregas originales. Pero también, lograron adaptar de forma notable el juego a Xbox 360, superando así una de las peores pesadillas de los desarrolladores años atrás: trasladar los grandes clásicos de la estrategia en compatibles al mundo de las videoconsolas. No en vano, hay que recordar que antes de la llegada de Tiberium Wars a la consola de Microsoft, Electronic Arts ya había probado suerte en este sector publicando El Señor de los Anillos: La Batalla por la Tierra Media 2, que dicho sea de paso, superó de forma aceptable la prueba.
Y ahora, cuando ya tenemos un sistema de control que responde francamente bien a lo que cualquier aficionado a la estrategia en tiempo real espera, Electronic Arts vuelve a transportarnos al cruento universo de Command & Conquer, en la línea argumental de las guerras por el tiberio, con esta expansión que funciona de forma independiente al título original, y que está protagonizada por el carismático líder de La Hermandad de Nod, Kane.
En este punto, que esta expansión llegue en completo inglés cuando su versión para compatibles cuenta con el excelente trabajo de localización visto en el original resulta cuanto menos incomprensible, algo que por otro lado impedirá a los menos duchos en el idioma comprender la historia que nos narrarán personajes como el citado Kane o el fantástico Hermano Marcion. Al menos, eso sí, pese a este importante contratiempo, superar todas y cada una de las misiones del modo campaña, o los desafíos de Kane, no supondrá problema alguno para cualquier aficionado al género ya que los objetivos que se nos propondrán no se saldrán de los cánones establecidos. Esto significa que con nuestras tropas tendremos que destruir o conquistar determinadas estructuras enemigas, o defender nuestra posición de ingentes oleadas rivales. No por nada, estamos ante un título que, como el resto de entregas de la serie, busca desde el primer minuto sumergirnos en intensas contiendas contra las facciones rivales.
Al respecto, para los menos aficionados a la saga, hay que recordar que estamos ante un título de estrategia en tiempo real muy sencillo y directo en el que principalmente tendremos que hacernos con las reservas de tiberio repartidas por los escenarios para, con esta preciada materia prima, iniciar la construcción de un centro de operaciones y, lógicamente, la creación de nuestro ejército. En este sentido, dependiendo de la facción que controlemos –en el modo campaña básicamente a la Hermandad de Nod y la Mano Negra-, las tropas y estructuras con las que contaremos variarán, aunque a grandes rasgos todos los ejércitos se comportarán de forma idéntica. Por tanto, si hablamos de las estructuras básicas, contaremos con nuestro centro de operaciones, punto neurálgico de la base; las refinerías, en las que el tiberio cosechado se transformará en dinero, las centrales energéticas, que serán básicas para hacer funcionar toda nuestra industria bélica –tendremos que intentar siempre contar con un buen suministro energético para evitar que nuestras estructuras se queden sin abastecimiento-; barracones donde crear a las tropas de infantería, que irán desde soldados rasos a expertos en el sabotaje o unidades anticarro; los talleres donde crear las terribles máquinas de asedio, ya sean terrestres o aéreas, o los clásicos centros de investigación donde desarrollar mejoras para nuestras tropas o nuevas habilidades especiales (como por ejemplo solicitar el bombardeo de una zona concreta).
A partir de aquí, no hay que olvidar que Command & Conquer gira en torno al combate, y este título respeta sobradamente esta máxima. Así, aunque como hemos resaltado contaremos con unos sencillos elementos de gestión de recursos y construcción de campamentos, toda la acción girará en torno a las batallas masivas entre grandes grupos de unidades. Aspecto, sin embargo, que no debe llevarnos a pensar que la estrategia cede todo el protagonismo a la acción desenfrenada, ya que ante todo, deberemos buscar el equilibrio en nuestras fuerzas. Sí, un gran grupo de tanques va a causar muchísimos daños en las filas enemigas, pero no podemos dejar en manos de esta clase de unidades todas nuestras acciones ofensivas ya que una simple batería de torretas anticarro va a poner fin a nuestra incursión en cuestión de segundos. En este caso, la infantería pesada puede despejar el terreno para que después sean los tanques los que prosigan el ataque.
Vista la necesidad de combinar sabiamente los diversos tipos de unidades con las que contaremos, resulta obvia la necesidad de contar con un buen sistema de control para gestionar todos estos detalles. Algo que como ya os comentamos en Tiberium Wars, Electronic Arts ha logrado con nota. Por tanto, con los dos sticks destinados a controlar la cámara tanto en su desplazamiento como en su rotación y zoom, en La Ira de Kane no tendremos problemas para iniciar una partida y, desde el primer minuto, comenzar a producir tropas y más tropas. En este sentido, el sistema circular diseñado para presentarnos todas las opciones disponibles de la unidad o estructura seleccionada tan solo pulsando un gatillo facilita enormemente esta labor. Pero también, las distintas formas de seleccionar a nuestras tropas y agruparlas según nuestros gustos (después usaremos la cruceta para seleccionar los grupos) favorecen considerablemente al desarrollo de la acción. Y lo mejor es que no necesitaremos largas sesiones de juego para hacernos con estos controles, ya que superando el sencillo tutorial que se incluye adquiriremos los conocimientos básicos con los que defendernos sin problemas de las ofensivas enemigas. Eso sí, no se puede negar que una vez entramos en batalla con decenas de unidades disparando sin cesar, el control pierde algo de efectividad, obligándonos en más de una ocasión a lanzar al ataque masivo directamente a todas nuestras tropas.
Mientras que las tres facciones principales, GDI, la Hermandad de Nod y los Scrin, han visto incrementado su número de efectivos con interesantes añadidos, a éstas se les unen también dos subfacciones más por cada ejército con sus tropas, habilidades y estilos de combate bien definidos que sin ser tampoco extremadamente distintas entre sí, sí aportan algo más de variedad al desarrollo de las partidas. Ejércitos que podemos usar también en las clásicas escaramuzas en los más de cincuenta escenarios con los que cuenta el juego, o a través de las divertidas partidas multijugador, que para alegría de los aficionados al género, funcionarán con un gran nivel de fluidez sin problemas de latencia –se mantienen todas las opciones multijugador de Tiberium Wars-.
La misma estabilidad que muestra el motor gráfico del juego, que no presenta grandes cambios con respecto a lo visto en el título original. Por lo tanto, volveremos a disfrutar de intensas batallas masivas en una gran variedad de escenarios de combate (áreas metropolitanas, zonas desérticas, etc.) en los que nuestras tropas, algunas realmente espectaculares, avanzarán de un lado a otro desplegando todo su potencial bélico. En este sentido, la facilidad con la que controlaremos la cámara potencia la espectacularidad de este título, ya que podemos observar las batallas desde la distancia, o descender casi a nivel del suelo para vivir toda la intensidad de las mismas.
Precisamente, esta espectacularidad viene dada por la propia mecánica de juego de Command & Conquer, en la que se prima la rapidez de los usuarios a la hora de crear grandes ejércitos con los que aplastar al rival. En este sentido, la inteligencia artificial con la que han dotado a nuestros enemigos resulta más que aceptable, con unos rivales que no dudarán en atacarnos al poco de iniciar la partida para debilitar constantemente a nuestro ejército, o que tratarán de sobreponerse de nuestros asedios creando más y más estructuras de producción de unidades con las que aguantar la acometida. Sin embargo, también queda patente que el juego abusa en exceso, sobre todo en la campaña principal, de las rutinas de actuación por parte de nuestros enemigos, ya que en un mismo escenario, por ejemplo, podemos ver como siempre una pequeña escuadra de unidades –además siempre las mismas- atacan por las mismas rutas una y otra vez.
En cuanto al apartado sonoro, éste también resulta de lo más correcto, con unas buenas melodías que nos acompañarán a lo largo de las contiendas, unos efectos de sonido contundentes y variados, y un gran trabajo de interpretación por parte de los actores que dan vida a los protagonistas del juego, aunque como decíamos, incomprensiblemente los usuarios de Xbox 360 se quedan sin ni tan siquiera unos subtítulos en castellano para entender la historia del juego.
En definitiva, estamos ante una gran expansión que mantiene el nivel visto en el título original, aunque tal vez las horas de juego que ofrece en su campaña resulten escasas. Campaña que además cuenta con un argumento que podría haber dado mucho más de sí, y que sin duda liará a más de uno –sobre todo a los menos fieles a esta franquicia-. No obstante, teniendo en cuenta que estamos ante un título con un precio de venta inferior al habitual, y que incluye nuevas unidades de combate y seis facciones más a las vistas en el original, su compra resulta más que recomendable para todos aquellos seguidores de la estrategia en tiempo real que se hayan quedado con ganas de más guerras y combates por el tiberio. Kane sabrá recompensar la confianza depositada en él.