Análisis de Runbow eShop (Wii U)
Wii U es probablemente una de las consolas más recomendables de la actualidad si lo que buscamos es pasar un buen rato con nuestros amigos jugando a juegos en multijugador local. Super Smash Bros., Mario Kart 8, Super Mario 3D World o New Super Mario Bros. U son solo unos pocos ejemplos de ello, una lista a la que ahora tenemos que sumarle Runbow, un sorprendente título independiente que se ha convertido casi sin avisar en lo mejor que podemos encontrar actualmente en la eShop (con permiso de Shovel Knight) y con el que las quedadas en el salón de nuestra casa no volverán a ser lo mismo.
Una colorida locura multijugador
Para quienes no lo conozcáis, decir que estamos ante un título de plataformas 2D pensado para ser jugado en multijugador, lo que no significa que no haya modos que se puedan disfrutar también en solitario.
Sus controles son bastante simples, ya que solo podremos movernos, saltar, golpear, realizar saltos de pared, impulsarnos hacia arriba o hacia un lateral con un puñetazo propulsado o pegar un culetazo hacia abajo.
Con estas pocas herramientas tendremos que sobrevivir y superar una serie de niveles que no paran de cambiar su estructura y diseño cada pocos segundos. Estos cambios se representan con un barrido que se produce en el color de fondo de la pantalla. Si el color se corresponde con el de una plataforma esta dejará de existir y no podremos utilizarla hasta que vuelva a producirse otro cambio que nos permita verla. Esto no solo se aplica a plataformas, sino que también sucede lo mismo con diversos obstáculos y peligros.
Esta premisa tan aparentemente sencilla se explota hasta sus últimas consecuencias, ofreciéndonos unos desafíos variadísimos y siempre cambiantes que nos obligarán a darlo todo mientras nos fijamos en los escenarios y sus cambios, aprendiéndonos las secuencias de colores para ir siempre un paso por delante y saber dónde tenemos que aterrizar. No os vamos a engañar, se trata de un juego difícil y muy exigente, pero adictivo y divertido como él solo, consiguiendo incentivarnos a cada muerte para hacerlo mejor.
Como decimos, su principal atractivo está en su multijugador, permitiendo que juguemos hasta nueve usuarios en una misma consola, momento en el que la locura se dispara, ya que no solo tendremos que preocuparnos de realizar saltos perfectos, sino también de que nuestros compañeros no nos maten, ya que existe fuego amigo (los golpes de los aliados no matan, pero sí ralentizan y empujan), y los puñetazos propulsados para llegar a los lugares más elevados suelen tener catastróficas consecuencias si no nos coordinamos bien en sus modos cooperativos.
Por si todo esto no fuera suficiente, también existen una serie de objetos potenciadores que podremos recoger a lo largo de los escenarios que suelen añadir más caos al conjunto, como cambios de posiciones entre jugadores o que tengamos que jugar con la pantalla invertida. Eso sí, el uso de ellos se puede regular de múltiples maneras e incluso eliminarlos de la ecuación por si queremos una competición de pura habilidad.
En cuanto a los modos de juego, tenemos una extensa campaña para un jugador llamada "Aventura", aunque esta también se puede jugar en cooperativo con nuestros amigos. Aquí tendremos que superar una gran cantidad de pequeños y breves niveles que consisten en llegar desde el punto A al punto B. Todos ellos buscan ofrecer un desafío distinto y lo suficientemente estimulante como para tenernos despiertos intentando completarlos. Además, dependiendo de lo que tardemos en llegar a la meta, se nos dará una, dos o tres medallas, y ya os avisamos de que conseguir los mejores tiempos es una tarea bastante complicada y que os obligará a jugar a la perfección.
Eso sí, el plato fuerte de los modos cooperativos lo tenemos en Bowhemoth, una modalidad en la que tendremos que pasarnos todos los niveles que nos proponen del tirón (si morís volveréis al principio de la sección en la que estuvierais, pero si apagáis la consola os tocará empezar de nuevo). La gracia de Bowhemoth radica en lo extremadamente difícil que es y en lo perfectamente diseñadas que están sus fases, siendo aquí donde más partido se le saca a la mecánica de los colores, proponiéndonos situaciones tan variadas como originales e inteligentes que nos harán sudar la gota gorda para llegar al final. Y si jugáis en multijugador, preparaos para poner a prueba vuestras amistades.
Para que os hagáis una idea, la primera vez que superamos este modo nos llevó una hora justa entre dos personas, pero por el camino acumulamos entre ambos la friolera de 401 muertes y muchas miradas de puro odio. Eso sí, la sensación de satisfacción que transmite el llegar al final es inigualable y no tardamos demasiado en volverlo a intentar para mejorar nuestra puntuación.
Por otra parte, tenemos cuatro modos competitivos, donde probablemente pasaremos la mayor parte del tiempo jugando con nuestros amigos. Todos ellos se dividen en varias rondas (cada una hace gala de un nivel distinto) y nos permiten configurar muchas de sus características y opciones, como la secuencia de colores que queremos, el número de rondas, las ventajas o el uso de objetos.
El primero de ellos nos propondrá llegar a la meta antes que nuestros rivales, mientras que en el Modo Arena tendremos que luchar por ser los últimos jugadores en pie. Por otra parte, en Rey de la Colina nos propondrán dominar una posición durante unos cuantos segundos para hacernos con la victoria. Eso sí, estos lugares siempre están sobre plataformas de colores, por lo que estas irán apareciendo y desapareciendo al ritmo de los colores.
Finalmente el último modo lo tenemos en "El Señor de los Colores", siendo este además el único en aprovechar las posibilidades del GamePad. Aquí un equipo de jugadores se enfrenta a un único usuario que desde el GamePad (se juega usando la pantalla táctil) puede utilizar todo tipo de trampas y objetos (como manchas de pinturas para ocultar plataformas o rayos) para entorpecer a quienes intentan llegar a la meta. Si un solo corredor llega al final del nivel, su equipo gana la ronda, si todos fallecen, la gana el Señor de los Colores.
Destacar que todos los modos competitivos, a excepción de "El Señor de los Colores", se pueden jugar online a través de internet, por lo que no debería faltaros gente para sacarle partido a su multijugador, una opción que se nos antoja imprescindible dadas las características del título, aunque donde más partido le vais a sacar será jugando con vuestros amigos en el sofá de vuestra casa.
Para rematar también tenemos que decir que existe una enorme cantidad de extras desbloqueables que se pueden obtener jugando a cualquiera de sus modos. Estos van desde imágenes e ilustraciones para la galería hasta nuevos personajes jugables y objetos con los que personalizarlos. Además, esta fiesta de colores incluye muchos personajes invitados de otros juegos independientes, como Gunvolt o el carismático e inigualable Shovel Knight.
A nivel gráfico se trata de un título muy simple y sencillo, pero que cuenta con un apartado artístico muy logrado que lo hace realmente atractivo a la vista, especialmente por lo bien presentado que está todo. De hecho ese minimalismo del que hace gala le sienta muy bien de cara a la jugabilidad, ya que unos gráficos más recargados probablemente habrían entorpecido la claridad con la que lo vemos todo. Y creednos, en partida no os fijaréis en otra cosa que en los colores de fondo y las plataformas, ya que no vais a tener tiempo para más.
Eso sí, lo que nos resulta inexcusable es el rendimiento del juego, con una tasa de imágenes por segundo que tiende a titubear de vez en cuando, entorpeciendo algunos saltos en los momentos más inoportunos. Por lo general funciona bastante bien y cuando ocurren estas caídas no duran ni un segundo, pero el título es tan exigente que eso es más que suficiente para hacernos calcular mal un salto. El sonido está a buen nivel, con una banda sonora muy animada y que encaja perfectamente con la alocada propuesta del juego, así como sus efectos.
Conclusiones
Runbow es, sin lugar a dudas, una de las sorpresas más agradables de todo el año. Por apenas 14 euros tenemos un juego divertidísimo y muy adictivo que se convertirá en una de nuestras elecciones favoritas cada vez que nuestros amigos vengan a casa para jugar a la consola, llevando los "party games" a un terreno mucho más exigente de lo habitual, aunque con las suficientes opciones de configuración como para que sepa divertir a todo el mundo.
Y todo ello aderezado por una inteligente propuesta jugable que sabe darle una nueva vuelta de tuerca a un género tan clásico como lo son los juegos de plataformas. Si tenéis una Wii U, mandos de sobra y amigos con los que soláis quedar para jugar (y que disfruten pegando saltos y llevando sus habilidades y reflejos al límite), no lo dudéis ni por un instante y haceos con él, no os arrepentiréis.