Análisis de The Conduit (Wii)

Altísimas expectativas

Por la expectación levantada en los últimos meses, The Conduit ha dejado de ser solo un juego para convertirse en una especie de examen de la potencia de Wii. High Voltage Software, desarrolladores del título, dejaron claro desde el principio que con este juego de acción en primera persona querían exprimir al máximo la consola, lograr un juego con gráficos comparables a las de las otras consolas de esta generación, e incluso "denunciar", predicando con el ejemplo, a las otras compañías que habían sido "negligentes" utilizando el hardware de Wii, evitando experimentar para aprovechar todas sus cualidades. El resultado no es sobrecogedor, pero sí un pequeño aviso de que Wii no solo es una GameCube con más memoria sino que puede aspirar a algo más, y en la parte jugable es de lo mejor de acción en primera persona que hay para la consola. Porque aparte de buenos gráficos, The Conduit ofrece un excelente control y una intrincada historia que nos sumergirá en una conspiración llena de alienígenas y agencias del gobierno. Controlamos al agente Michael Ford en una aventura llena de conspiraciones, en donde nuestro papel en los acontecimientos va cambiando progresivamente, pero siempre se mantiene la misma misión: disparar a lo que se mueve. El juego no nos sumerge en una historia por la fuerza sino que permite progresar sin mayores contratiempos a los jugadores que pasen de Expediente X y similares, mientras aquellos interesados en todo lo que rodea a la misión del agente Ford pueden explorar algo más los niveles y oir las transmisiones de radio, o leer los mensajes alienígenas que nos cuentan algo más del trasfondo. No puede decirse que la historia sea cautivadora, pero sí hay cierto trabajo detrás, y todo dependerá del feeling que tenga el jugador con este tipo de tramas.

Un control excelente

El sistema de control de The Conduit usa la disposición típica de los juegos de acción en primera persona de Wii, pero con una muy buena implementación, teniendo por defecto un buen ajuste de la sensibilidad pero permitiendo un alto grado de configuración. Los desarrolladores del juego han dicho varias veces que están tan orgullosos de su control como de los gráficos, y aunque obviamente estos últimos han recibido mucha atención, la implementación del control también es uno de los grandes logros del juego. Como decíamos, el control por defecto funciona bien, pero para hacer el juego lo más cómodo posible, se ha incluido una nada desdeñable cantidad de opciones de configuración que nos permiten asignar las acciones que queramos a los botones que queramos, aunque obviamente el apuntado siempre se realizará con el Wiimote. Ésta característica parecía que le iba como anillo al dedo a la Wii pero con el paso del tiempo se ha demostrado que por una parte el pulso, y por otra la sensibilidad, a veces hacen difíciles estos juegos para algunas personas. En The Conduit puede decirse que han encontrado un equilibrio muy bueno, que ya lo es por defecto y que puede calibrarse más en las opciones, y en el modo multijugador, que exige obviamente más reflejos que el de un solo jugador, podemos comprobar que aunque nunca será como el ratón y el teclado, sí que resulta cómo y más que viable.

El talón de Aquiles jugable

El gran problema de The Conduit es sin duda su diseño. Los gráficos son impactantes, el control es magnífico, pero el diseño de los niveles, lo que tenemos que hacer en el juego, se vuelve repetitivo y monótono muy pronto. No se trata de los escenarios, que tienen la suficiente variedad visual, se trata de que siempre tenemos que hacer prácticamente lo mismo, los corredores abundan, las situaciones no son lo suficientemente variadas y casi todas se resuelven de la misma forma: disparando a los enemigos, que harán cosas bastante previsibles para acabar con nosotros, y con situaciones demasiado genéricas. Por ejemplo, a veces saldrán enemigos sin parar hasta que no hagamos algo, y durante todo el juego tendremos que estar pendientes de destruir los nidos de donde salen los enemigos, o de lo contrario seguirán atosigándonos. La inteligencia artificial de los enemigos también es un punto flojo. Los combates son intensos por la cantidad de enemigos, pero no lo suficiente interesantes porque no nos exigirán ningún tipo de técnica o táctica: únicamente precisión a la hora de disparar, y estar atentos a que no se termine nuestra barra de vida. Se aporta, eso sí, bastante variedad gracias a las numerosas armas diferentes que nos encontraremos, incluyendo no solo las humanas sino las que podremos birlarles a los alienígenas caídos, y un buen repertorio de granadas que nos salvarán de más de un aprieto. El elemento que diferencia más la forma de jugar es el A.S.E., esa bola luminosa que se puede ver en los vídeos, que nos ayudará a navegar por los escenarios, resolver los diferentes puzles y descubrir secretos.

Buen multijugador

Esta parte jugable se salva en parte por el multijugador, muy poco frecuente en Wii y por lo tanto muy bienvenido. Aparte de los modos clásicos que nos encontramos en este tipo de juegos, como el todos contra todos en solitario o por equipos, The Conduit incluye algunas modalidades nuevas y bastante divertidas, como una variación del capturar la bandera, o un modo de juego cazador donde solo tendremos que perseguir a uno de los jugadores, pero hay uno que nos persigue a nosotros, y si matamos al resto seremos penalizados. Soporta hasta 12 jugadores de forma muy competente, sin apenas retardo, y además cuenta con comuniación por voz -aunque solo entre nuestros amigos. Los siete niveles aportan la misma variedad aunque cojean un poco en diseño.

Excelencia técnica, no artística

Gráficamente The Conduit es muy resultón, si bien es cierto que a la hora de jugarlo lo miramos con lupa por las altas expectativas que se crearon en este apartado. The Conduit prometía ser un juego de Xbox 360 a nivel visual y obviamente no ha llegado a ese nivel, principalmente porque la consola Wii no es una Xbox 360. Sí tiene muy buena factura técnica, con un motor gráfico que se mueve muy bien, y unos efectos visuales que a veces sorprenden por su espectacularidad. Llama especialmente la atención un hecho que podríamos considerar encomiable, que es que el motor gráfico nunca se resiente pese a la cantidad de enemigos y objetos en pantalla. En lugar de forzar la maquinaria y hacer un motor gráfico que en ocasiones sufriese tirones, para así poder deslumbrar con algo más de artificio, High Voltage Software ha primado a la jugabilidad, y ha "cortado" ciertas cosas para que el movimiento de juego nunca se resienta. Aunque técnicamente impresionante, a nivel artístico el juego no llama tanto la atención por un cuestionable diseño de escenarios y enemigos y la poca variedad de éstos. Lo que sí es llamativo son sus efectos de iluminación y de explosiones o humo, de lo mejor nunca visto en la consola Wii. El apartado sonoro cumple bien su función, con buenas melodías, que no llaman demasiado la atención pero ambientan bien lo que estamos viviendo, y unos efectos sonoros lo suficientemente variados para las armas, tanto humanas como alienígenas, que tendremos ocasión de usar. Las voces por desgracia no están en castellano, aunque el doblaje inglés es bueno y cuenta con subtítulos.

Sensación agridulce

Al final, The Conduit deja una sensación ambigua. Es un buen juego de acción en primera persona, con una historia que, aunque un tanto trillada, puede resultar interesante para los aficionados a esa temática. A nivel jugable tiene un control excepcional, pero un diseño de niveles y situaciones mediocre, pese a contar con un competente y divertido modo multijugador. Gráficamente es espectacular a nivel técnico, pero no tanto en el artístico. El resultado es un buen juego, pero en casi todos sus apartados es una de cal y otra de arena, y parece como si estuviese lejos, en todos los aspectos, del que se había prometido. No es que se hayan quedado a mitad de camino, han pasado con creces el Ecuador, pero las expectativas eran tan altas que lo que prometía convertirse en una obra maestra se ha quedado simplemente en un buen juego, y como siempre ocurre en este mundillo, eso deja un sabor agridulce.