Análisis de Hydroventure WiiW (Wii)

El catálogo de WiiWare, como el de Xbox Live Arcade, ha ido generando un amplio surtido de títulos interesantísimos, que en muchas ocasiones ofrece experiencias realmente diferentes que los catálogos físicos no logran satisfacer, quizás demasiado constreñidos por unos elevados costes y la necesidad de rentabilizarse en poco tiempo. Títulos como World of Goo, Limbo, las sagas Bit.Trip y Art Style, o Super Meat Boy son estupendos botones de muestra de lo que nos podemos encontrar gracias a la cada vez más atractiva oferta independiente, y con este Hydroventure nos encontramos con un nuevo título que añadir a la lista.

Muchos de los juegos que nos hemos encontrado entre los grandes de WiiWare no sólo buscan explotar el potencial técnico de la consola con una ambición que no siempre encontramos en formato físico, y, además, también han sabido explotar el mando de Wii. Quizás Hydroventure no resulte tan espectacular en el apartado visual, por su propuesta bidimensional, pero es artísticamente interesante, y resulta muy ingenioso en su planteamiento.

Este mundo, Acuáticos, que se aloja en un libro, ha sido contaminado por la Tintaminación, capaz de tomar la forma de diversos peligros. Pero, por el momento, sólo el agua puede enfrentarse a esta amenaza, y el jugador deberá usarla para derrotar las fuerzas que se esconden. Para ello, tenemos que utilizar las pocas gotas de agua que quedan para ir superando los múltiples retos, explorar los entornos, acumular más agua, y enfrentarnos a terribles enemigos que nos atacarán con ácido.

El sistema de control se basa principalmente en inclinar el mando hacia izquierda y derecha para rotar el mundo, por lo que la física será esencial. El agua, claro, se mueve en función de ese movimiento, pero también puede servir para interactuar con objetos, activar interruptores, etc. Si agitamos un poco el mando, le damos un buen meneo y, claro, el agua salta. Pero pronto descubriremos que el agua puede también convertirse en hielo o en vapor.

La ventaja del control es que es muy fiable y accesible. Necesitaremos hacernos con él, claro, pero la curva de dificultad se ha trazado muy bien y eso hace que los obstáculos a superar se vayan complicando. Quizás hay algún momento en la primera hora de juego que resulta algo frustrante, pero una vez uno ha ganado más confianza y experiencia en el mando y vuelve a pasar por ahí descubre que, en realidad, no era tan difícil. Además, poco a poco iremos desbloqueando nuevas posibilidades para el agua, como hacer una suerte de bola acuática.

La experiencia de juego se sustenta en emplear esas diferentes posibilidades, pero todo ello a través de una física para el agua muy bien implementada y realista, que responde exactamente como uno se espera. Si hay una cuesta, necesitamos buscar la manera de usar el escenario para conseguir que el agua gane el impulso suficiente como para remontar la subida. También hay que tener cuidado con las grietas, pues el agua se filtra por ellas y, claro, tendrá consecuencias fatales si no la recuperamos: pierde toda el agua, y se habrá terminado la partida. Por el contrario, si recogemos suficiente agua, ganamos una vida extra, lo que aporta un factor arcade a un juego sustentado, sobre todo, en la exploración y los puzles.

El objetivo base de Hydroventure es el de reunir las gotas Arcoíris (sí, escrito así). A lo largo de este mundo encontraremos un total de 80, y van restaurando el color a este mundo libresco. Por lo general, se consiguen después de superar un obstáculo o puzle particularmente complejo, con objetivos concretos de lo más singular que, además, ofrecen un punto de variedad adicional. Del mismo modo, se integran misiones adicionales que nos podrán ser encomendadas por personajes secundarios, que los hay. Esto hace que su desarrollo gane un toque muy aventurero, aunque alejado de otros títulos situados en esta línea de combinar plataformas, acción, y exploración, como Metroid. Sin embargo, lo cierto es que ese toque sí existe, y se potencia por la presencia de poderes adicionales que vamos consiguiendo, y que nos permiten alcanzar objetivos que antes eran imposibles, todo ello dentro de un gran mapeado. También, claro, hay una notable sensación de libertad, que, por supuesto, hay una secuenciación pautada de antemano.

Si hasta ahora hemos hablado de la exploración y los toques de plataformeo, lo cierto es que el juego tiene también buenas dosis de acción. Tras las Gotas Arcoíris pasaremos a un mundo lleno de Tintaminación; este mundo se abre sólo después de haber recolectado una cantidad suficiente de dichas Gotas y nos reserva los momentos más peliagudos del juego. Hay una gran cantidad de enemigos de todo tipo, muchos peligros ambientales, y hay que tener cuidado y precisión para poder superar este reto y abrir, así, las puertas al siguiente mundo y seguir jugando.

Durante los primeros pasos se nota una gran escasez en la variedad de enemigos, pero lo cierto es que según progresamos van apareciendo más. No llega a tener una amplia tipología, pero desde luego resulta mucho más variado de lo que uno se pensaba al principio. Además, lo importante es que muchas veces nos obligan a utilizar diferentes estrategias para hacerles frente, por lo que no es una simple cuestión estética, sino de lo que realmente importante.

Se trata de una buena manera de ir ofreciendo más retos, enemigos y puzles según progresa el juego, y eso, como decíamos antes, construye una cuidada curva de dificultad, que es, de hecho, uno de los puntos fuertes más destacados de esta propuesta. Hydroventure es variado, no resulta repetitivo, y sabe ir reinventándose mientras jugamos. El factor de exploración con el que se presenta el juego se ve favorecido por la presencia de un mapa que podemos observar con atención si es necesario, y que nos indica también qué zonas no hemos visitado, y las Gotas pendientes.

La exploración, sin embargo, tiene un factor extraño que no nos acaba de gustar: las Gotas que ya hemos cogido salen en el escenario de juego y si volvemos a pasar por encima de ellas el juego interpreta que, de verdad, la hemos recogido, y eso implica recibir una felicitación y que volvamos al principio del nivel. Es un comportamiento bastante absurdo, y que no tenemos claro si es intencionado o un fallo de programación. Al menos, hay bastantes puntos de teletransporte, por lo que una vez se han ido desbloqueando podemos ir saltando y avanzando rápidamente, algo que se agradece por el gran tamaño del mapa.

Como elemento adicional, Hydroventure añade salas de juego adicional que debemos desbloquear al recolectar piezas de puzle repartidas por los escenarios, toda una misión secundaria que nos da acceso a pequeños niveles que presentan retos específicos adicionales. Conseguir todas las piezas de puzle requiere paciencia, observación y mucha habilidad, por lo que está destinado a los jugadores más dedicados que quieran sacarle todo el jugo. Vale la pena, pues aportan retos muy diferentes, pero exigirá dedicación y paciencia, que se recompensa con uno de sus mejores incentivos para la rejugabilidad.

Conclusiones

Hydroventure es un título original y refrescante, que tiene en su nombre la peor de sus elecciones (en EE.UU. se llama Fluidity), capaz de ofrecer una gran dosis de entretenimiento y diversión mientras exploramos sus entornos y superamos los retos que propone, dando un nuevo giro a las aventuras bidimensionales al tener en el agua su gran protagonista.