Análisis de Light Fall (Switch, PC)
Las aventuras de plataformas de desarrollo 2D están viviendo una época dorada en nuestros días. Y gran parte de esta situación se la debemos a los estudios de desarrollo indie, los cuales no paran de regalarnos obras pertenecientes a este mismo género, como es el caso del nuevo trabajo que lleva el sello del estudio canadiense Bishop Games.
Detrás del nombre Light Fall se esconde una aventura oscura, bien interpretada y realizada con mucho mimo. Un título que aparece en formato digital para las plataformas de juego actuales, y que nos ha dejado un buen sabor de boca en líneas generales.
Plataformas clásicas con trasfondo narrativo
Cada vez son más los estudios y compañías que, más allá de realizar un título basado en un determinado planteamiento (sea del tipo que sea), también se preocupan de dotarles de un trasfondo argumental lo más cuidado posible en función de las características de dicha producción. Light Fall nos sitúa en una tierra llamada Numbra, un lugar perdido y abandonado por el resto de la humanidad. Dicho mundo se encuentra sumido en una oscuridad eterna y sólo consiguen sobrevivir los más fuertes, una situación que ha de cambiar.
Por eso entra en acción el protagonista de esta historia, un niño que ni tan siquiera es capaz de recordar su nombre y al que le aguarda un futuro… especial. ¿Quién es ese niño? ¿Cuál es su papel en todo esto? Estas preguntas van desvelándose a lo largo de la historia conforme avanzamos, trama que transcurre a lo largo de varios actos en los que profundizamos tanto en la historia de Numbra como de unos seres llamados Kamloops.
Con este argumento como telón de fondo que, además, es narrado por un personaje secundario bastante curioso llamado Stryx (un Búho que echa una mano al protagonista) tiene lugar una aventura en la que no vamos a parar ni un instante de saltar, correr… y crear bloques. Esta última habilidad viene a ser la seña de identidad principal que alberga esta producción en lo vinculado a la parcela jugable, dado que en gran parte de las secciones más complicadas que nos anima a superar el título es fundamental hacer uso de dicha aptitud.
De esta forma resulta fundamental crear bloques, tanto para caer en ellos tras efectuar un salto (en lugar de hacerlo en algún punto que provoque una muerte instantánea como precipicios o agua) como, también, para usarlos como parapeto o protección ante peligros como bien pueden ser rayos láser letales. Estos objetos sólo pueden ser creados en ciertas cantidades y es necesario emplearlos con toda la sabiduría y habilidad del mundo para conseguir solventar con éxito las zonas más complicadas que nos plantean los niveles.
Siguiendo lo disfrutado en títulos como Super Meat Boy (una referencia clara que ha servido de inspiración para los desarrolladores), a lo largo del juego moriréis una y otra vez, aunque los puntos de control resultan abundantes. El nivel de dificultad del título, sin llegar a los niveles casi insólitos plasmados en la obra de Team Meat, sí que resulta bastante desafiante. Y este nivel de desafío llega a su extremo cuando llega la hora de encarar a los jefes finales, enfrentamientos bastante atípicos que no vamos a desvelaros pero que requieren de bastantes dosis de paciencia y habilidad.
Al margen de la agilidad del protagonista y sus capacidades, nuestro mayor aliado para superar cualquier situación es el control. Simplemente perfecto, os podemos asegurar que no hemos podido achacar ninguna de las muchas muertes que ha sufrido el protagonista en nuestras sesiones de juego a la imprecisión del manejo. Y en un título de semejantes características, se convierte en una virtud fundamental.
Por todo esto el desarrollo que ofrece esta aventura resulta muy entretenido, desafiante y hasta adictivo, aunque también es verdad que hemos echado en falta algo más de variedad. No nos entandáis mal: no es un título monótono, pero más allá de saltar, no hay mucho más que hacer. Siguiendo con las críticas, como ya os hemos avisado antes se trata de un título ciertamente corto y, peor aún, escasamente rejugable a no ser que nos metamos en el mundo del speed runner. Pero dado su precio, bastante reducido, esto último nos parece menos grave.
Antes citábamos como referencia jugable a Super Meat Boy a la hora de plasmar la esencia que posee esta aventura. Bien, pues en lo relacionado con su apartado visual, el espejo en el que se ha mirado Light Fall no es otro que esa maravilla de Playdead llamada Limbo. ¿Cuántos títulos se han visto influidos por su estética? La lista sería incontable. Por lo tanto estamos ante un juego sobrio y oscuro pero que ha sido dotado de un encanto artístico notable. Además las animaciones del protagonista nos han parecido magníficas, así como las ilustraciones que sirven de apoyo para ir desmigando el argumento.
El sonido tampoco ha sido descuidado y a pesar de que no alcanza el nivel mostrado en el apartado anterior, tanto la banda sonora como los efectos sonoros minimalistas dotan al título de una ambientación sonora muy apropiada.
Un excelente plataformas… pero efímero
Después de haber jugado a este plataformas 2D, la sensación que nos deja es que se trata de una obra cuidada y sólida… pero que a pesar de sus muchas cualidades, podría haber alcanzado cotas todavía más elevadas. Ojalá el juego obtenga el éxito comercial necesario para que, en una segunda parte, los desarrolladores puedan aumentar tanto las posibilidades jugables como la duración de esta notable producción independiente.
Hemos realizado este análisis en su versión de Nintendo Switch con un código proporcionado por Bishop Games.