Análisis de League of Evil (Switch)
Los juegos de plataformas 2D viven una segunda juventud en los actuales tiempos, algo que los seguidores del género agradecemos en el alma. Y uno de los grandes abanderados de este tipo de obras fue Super Meat Boy, ese clásico irrepetible que destacó por muchos motivos, pero especialmente por ofrecer un reto tan increíble que, aquellos quienes lo hemos conseguido superar, nos resulta inevitable sacar pecho de vez en cuando recordando tal proeza.
Precisamente y dado el éxito de esta creación de Team Meat, a raíz de su lanzamiento empezaron a proliferar juegos similares, moda que continúa en nuestros días. League of Evil es un buen ejemplo de esto, título que debutó hace ya muchos años en los sistemas móviles y que más tarde también se dejó ver en otros formatos como PC y Nintendo 3DS. Ahora aterriza en Switch a través de la tienda eShop, ofreciéndonos una versión que encaja bien con el planteamiento que ofrece la nueva consola de Nintendo y que alberga algunas novedades en relación a lo mostrado en otros formatos… pero que tampoco es que sea la panacea dentro de este tipo de propuestas.
Tan simple como desafiante
Una corporación está reclutando a científicos expertos en el campo de las armas para crear una de destrucción masiva. Eso es lo que tenemos que evitar, y para eso debemos asumir el control de una especie de soldado biónico capaz de acabar con los rivales de un solo golpe.
Este es el argumento que nos propone esta aventura plataformera, trama que desde luego no pasará a la historia por nada en especial, dado que resulta tan inofensiva como tremendamente redundante. Pero bueno, tampoco es que este defecto en concreto afecte demasiado a la calidad del título en sí.
Nuestra misión es tan simple de explicar como increíblemente complicada de superar. Y nos explicamos. A lo largo de unas 140 misiones divididas en cuatro grandes mundos tenemos que dar con el científico de turno y acabar con él de un puñetazo. Lo que pasa es que si bien los primeros niveles que actúan como tutoriales son sencillos de afrontar, la cosa se complica de manera brutal conforme vamos avanzando.
No estamos ante el típico título apto o, mejor dicho, que vaya a llamar la atención de todo tipo de usuarios. Más bien lo contrario. Esta aventura de plataformas 2D únicamente conseguirá atrapar a los jugadores más habilidosos y perseverantes, dado que el nivel de dificultad que llegan a alcanzar muchas de las fases puede llegar a ser del todo exasperante para los usuarios menos pacientes y expertos en estas lides.
El tamaño de los niveles es bastante reducido y, de hecho, es posible superar todos ellos en unos segundos… siempre y cuando lo hagamos a las primeras de cambio, claro, algo que no suele suceder ni mucho menos. El diseño de los decorados es muy caprichoso y suelen estar inundados de todo tipo de peligros, desde ninjas letales a torretas, o pinchos de todo tipo. Y el más mínimo despiste da como resultado comenzar de nuevo dicho nivel.
Afortunadamente contamos con varios aliados de nuestro lado. Por un lado, el protagonista puede realizar un salto doble así como deslizarse por las paredes o saltar de una a otra. También posee unos brazos biónicos que le permiten destruir de un golpe la mayoría de los objetos y rivales que pululan por los fondos, algo que se agradece. Pero su arma secreta es el control, simplemente perfecto, por lo que cada vez que fracasamos no nos queda otra más que culparnos a nosotros mismos.
Por lo tanto se trata de una propuesta rematadamente sencilla y para nada original, pero sí que es cierto que consigue enganchar bastante y logra transmitir esa indescriptible sensación de superación cada vez que solventamos una fase complicada. Pero por desgracia no hay mucho más que comentar acerca del juego más allá de la posibilidad de poder crear nuestros propios niveles gracias a un editor no demasiado bien diseñado en nuestra opinión, pudiendo eso sí disfrutar de las creaciones de la comunidad. Innovaciones plausibles en relación a lo establecido antaño que aportan una mayor rejugabilidad al título, pero poco más.
El apartado técnico tampoco destaca en ningún sentido. La estética de 8 bits por la que se ha apostado cumple sin más, y la línea estética es de todo menos llamativa ni, menos aún, inspirada. Y el sonido tampoco despunta, con una banda sonora chiptune que no cansa pero tampoco es que aporte mucho al asunto y efectos justitos en cuanto a su cantidad se refiere.
Hemos realizado este análisis mediante un código enviado por Ratalaika Games.