Análisis de DREDGE, pesca y horrores en la bruma (Switch, PC, Xbox Series X/S, PS5, Xbox One, PS4)
Resulta curioso que la pesca haya pasado de ser una mecánica menor, añadida a la principal casi como un minijuego, a prácticamente un género en sí mismo. Y no de la manera en la que lo entendíamos antes, como un simulador de captura de peces, sino como un punto clave a nivel mecánico y temático de los videojuegos. Desde el divertidísimo arcade Ridiculous Fishing de Vlambeer hasta aventuras más recientes como Moonglow Bay, la pesca ya no es algo secundario ni encasillado en la recreación deportiva, sino versátil e incluso con implicaciones narrativas.
Algo similar ocurre con el terror, que se ha ido diluyendo para alejarse de las formas más tradicionales y se ha convertido en una especie de término paraguas que acoge a todo lo que muestre un mínimo interés en ahondar en temas oscuros, de horror psicológico y mitos ancestrales. En el encuentro entre estos dos términos se sitúa Dredge, un proyecto independiente del equipo neozelandés Black Salt Games en el que tomamos el papel de un nuevo pescador en un misterioso archipiélago cuyas aguas están envueltas en misterio del que pocas personas quieren hablar.
A río revuelto, ganancia de pescadores
Jugablemente, Dredge se divide en dos interacciones clave: por un lado manejamos el barco de manera libre, surcando las aguas mientras pescamos, drenamos, colocamos trampas o interactuamos con pecios, entre otras cosas, y por otro lado, cuando abandonamos nuestra embarcación, podemos conversar con los habitantes de cada isla, comerciar, mejorar el barco o recibir nuevas misiones que nos ayuden a avanzar en la trama. Nuestro protagonista es anónimo, de modo que seremos nosotros mismos quienes le demos la personalidad que queramos a base de escoger opciones de diálogo.
Navegar es el grueso jugable de este título. Nuestro barquito empieza siendo un tanto ruinoso, pero a medida que ganamos dinero podemos ir desbloqueando mejoras como nuevos motores para ir más rápido o luces para alumbrarnos por la noche. También podemos ganar otras habilidades algo oscuras, como la posibilidad de realizar un esprint ideal para escapar de los peligros que nos acechan cuando el Sol se oculta.
Por supuesto, una de las claves de Dredge reside en las mecánicas de pesca, que nos han parecido menos emocionantes de lo que esperábamos: lo común es que la captura de peces se traduzca al videojuego con sistemas muy relacionados con lo físico, obligándonos a pulsar repetidamente después de haber esperado a que piquen. Aquí no es tan así, sino que se representa con un indicador que tenemos que parar en las zonas verdes para acelerar la captura. Hay otros métodos de pesca e incluso un sistema de drenado para recuperar objetos valiosos y materiales, pero ninguno termina de ser gratificante a los mandos.
Pesca, vende, mejora y vuelta a pescar
Lo que sí nos ha gustado mucho es el sistema de inventario del juego: los peces que capturamos ocupan una serie de casillas en la bodega del barco, que tiene un espacio muy limitado. Cuando cogemos un pez tenemos que colocarlo de manera que encaje y deje hueco al resto de piezas que vayamos atrapando, que pueden ser de distintos tamaños y formas (dependiendo de la especie). La clave está en encontrar un equilibrio, ya que al amarrar en puerto tendremos que vender la pesca diaria para conseguir dinero con el que mejorar y reparar nuestro barco; por eso toca decidir si es mejor mantener una pieza de gran tamaño o si es mejor soltarla y cambiarla por un pequeño pez de mayor rareza.
En ese sentido, todo lo que respecta al ciclo de juego y al desafío de Dredge nos ha encantado. La mecánica de pesca es simple, pero se complica por el reto añadido de que es casi imposible salir a faenar cuando cae la noche: la niebla nos impide ver y las aguas se llenan de criaturas terroríficas que nos persiguen, además de otros peligros inesperados como rocas que aparecen de la nada haciéndonos chocar contra ellas y rompiéndonos el barco. Cuando eso ocurre, cuando chocamos y dañamos la embarcación, sufrimos consecuencias tan graves como perder peces aleatorios o que dejen de funcionar herramientas (cañas, motores, luces…).
De la tensión de perder materiales y peces del inventario es de donde surge la mayor sensación de terror que es capaz de provocar Dredge, que no busca el susto por el susto sino acongojarnos con una atmósfera tétrica con un verdadero efecto negativo en nuestra partida: quedarnos a pescar por la noche es poco recomendable, pero al mismo tiempo inevitable si queremos capturar algunas de las piezas que sólo aparecen cuando hay oscuridad; en esos momentos Dredge se viste de survival horror para forzarnos a tomar decisiones apresuradas en cuestión de segundos y gestionar bien el inventario antes de encontrar una nueva zona segura en la que descansar.
Investigando terrores indescriptibles
Claro que el terror de Dredge no sólo está en esa persecución nocturna a la que queramos o no tendremos que enfrentarnos, sino también en la construcción del propio universo, de los personajes, diálogos y puzles que iremos descubriendo a lo largo de la aventura. El juego busca que nos adentremos en su tenebroso mundo de terrores lovecraftianos casi como en una versión liviana de Sunless Sea (la escritura es mucho más simple y directa que la del genial título de Failbetter Games). Hay un punto de aventura que va ganando importancia a medida que avanzamos, tanto que nos vamos dando cuenta de que es casi un gran rompecabezas a descifrar.
Todo esto con el añadido de que a nivel artístico es un juego muy bien llevado, con una mezcla entre tridimensionalidad y bidimensionalidad que le sienta de fábula: los paisajes marinos son verdaderamente bellos pese a que en realidad no dispongan de muchos elementos (tiene un diseño bastante minimalista en general), y las ilustraciones de personajes, ítems y criaturas completan la dirección con algo más de carisma propio fruto de unas líneas bruscas y colores terrosos que combinan perfectamente con la paleta del mundo del juego. A nivel de música Dredge cumple sin destacar, algo que también notamos en los efectos de sonido (que quizás podrían haber ido un poco más allá, pero tampoco es nada que moleste especialmente).
Conclusiones
La originalidad con la que Dredge combina pesca y terror hace que ambos género se diluyan, dando como resultado una tercera cosa mucho más parecida a una aventura de rol con tintes tenebrosos y con la pesca como temática. Nos ha gustado mucho su ciclo de juego, su afán por hacernos explorar física y narrativamente el atmosférico universo lovecraftiano que propone y, por supuesto, la magnífica dirección artística de la que hace gala. No nos han gustado tanto otros aspectos como las mecánicas de captura de peces, que abusa de sistemas demasiado manidos, ni la simpleza de sus diálogos. En general, eso sí, nos parece un muy buen juego que sabe llevar a buen puerto una idea original.
Hemos realizado este análisis en Nintendo Switch con un código proporcionado por Team17.