Análisis de Pacific Drive, el terror de conducir un coche viejo (PS5, PC)
Pacific Drive es uno de esos juegos que atrapa desde su premisa: una aventura que combina terror y supervivencia con conducción no es algo que veamos todos los días. Sus responsables, los estadounidenses Ironwood Studios, tenían la difícil tarea de llevar esa idea a buen puerto: no es que les falte experiencia para ello, ya que aunque este sea su primer proyecto independiente sus componentes han trabajado en títulos de la talla de League of Legends, The Legend of Zelda: Breath of the Wild o Ratchet and Clank, entre muchos otros.
Ahora que Pacific Drive ya está disponible en PS5 y PC, plataformas a las que ha llegado editado por Kepler Interactive (editora de otros interesantes indies como Sifu o Tchia), podemos comprobar de primera mano cómo ha salido la traslación de esa fantástica idea al juego como tal. ¿Combina bien todas sus facetas? ¿Es más un juego de supervivencia, uno de terror o uno de conducción?
Conduciendo entre anomalías
La trama de Pacific Drive está rodeada de misterio: comenzamos conduciendo un coche cerca de una zona de exclusión que quedó abandonada tiempo atrás y, por motivos desconocidos, acabamos dentro de ella con coche y todo. Por suerte pronto descubriremos que dentro de este lugar no estamos solos, sino que tenemos ayuda e incluso un lugar en el que recomponer nuestro vehículo, un taller que sirve como base de operaciones y sitio al que volver entre viaje y viaje.
Planteado este inicio, el juego se estructura en un constante ciclo de viaje y preparación. Cuando vamos dentro del coche este se convierte en una extensión de nosotros mismos, así como un escudo que nos protegerá de las anomalías que pululan por la zona. Esto significa que tendremos que pertrechar bien el vehículo, intercambiando piezas por otras más fuertes y reparando las que se hayan averiado en el camino.
Meticulosa y física relación con el coche, segundo protagonista
Aquí Pacific Drive saca a relucir una de sus mejores facetas: la cuidadosa gestión del coche, de sus sistemas y de sus piezas hace que establezcamos con él una relación muy cercana y minuciosa. Debemos tener en cuenta muchos aspectos del vehículo y la interacción con ellos se vuelve personal gracias tanto a las mecánicas como a la cámara en primera persona. Coger ruedas y puertas para colocárselas, abrir el maletero para revisar el inventario, usar una manguera para surtir gasolina… Todo ayuda a sentirnos parte de la experiencia.
Claro que este enfoque llega a jugar en su contra: en las alrededor de 8 horas que dura Pacific Drive a veces su bucle se vuelve repetitivo por lo ensimismado que llega a estar en la recolección de recursos, crafteo y desguace de piezas que nos encontramos por el camino. A veces se enfoca demasiado en ese aspecto y, aunque tiene muy buenas ideas que lo hacen mucho más cómodo que en otros juegos de supervivencia, llega a atiborrar.
Sin embargo, en conjunto suele funcionar bastante bien y a quienes no les importe pasar demasiado tiempo entre menús y crafteos van a encontrar aquí un muy buen survival dado que sabe potenciar la sensación de tensión e improvisación que supone lanzarte a un viaje en carretera con todo lo que necesitas, sufrir accidentes inesperados por el camino y apañártelas con lo que puedas antes de volver a la seguridad del taller. Eso lo consigue gracias a que entiende como dos entes separados al personaje principal, que controlas en primera persona, y al vehículo, dentro del que puedes mover la cámara e interactuar con ciertos botones y palancas.
Más survival que horror
La idea de hacer a la protagonista controlable en primera persona dentro y fuera del coche le da una capa extra de inmersión a Pacific Drive, ya que te ves interactuando con los objetos y elementos del vehículo de manera similar a la que lo harías en la vida real (por ejemplo, mirando por los retrovisores para ver si te sigue algo o teniendo que girar la llave para arrancar). También hay accesos rápidos y a medida que mejoras el coche todo se puede hacer más fácil, menos manual, pero hay cierta magia en eso de dejarte llevar por la simulación del vehículo y su conducción, por lo que el juego se adapta a cualquiera de los dos acercamientos.
Por supuesto, hay que dejar claro que esto no es un juego de simulación de conducción: no cabe esperar un título en el que el coche tiene unas físicas realistas y hay que andar cambiando de marchas cuando escuchas rugir su motor, de hecho ni siquiera importa demasiado (aunque sí hay que tenerlo en cuenta) el terreno por el que vamos conduciendo. Tampoco es un juego muy enfocado en el terror; más en el misterio, con sólo algunos momentos a pie en los que sí se percibe cierta atmósfera estremecedora pero con la mayoría del tiempo utilizando lo paranormal como peligro real y visible (entes que te chocan y explotan, bolas de ácido que te hacen perder el control, carreteras que se destrozan y te lanzan por los aires…).
Y en lo que respecta a lo audiovisual, Pacific Drive apuesta por una estética ochentera con una ciencia ficción sucia y aparatosa representada con modelaje suave y texturas casi planas pero con personalidad. Es además un juego que no nos ha dado problemas de rendimiento en PS5 (aunque sí hemos experimentado algún que otro bug técnico) y que pone mucho el foco en su apartado sonoro, tanto en los efectos como en la música (tiene una radio con canciones licenciadas) y en la voz de sus personajes, muy bien interpretados (en inglés, no viene doblado al español) pese a que su narrativa no sostenga el interés.
Conclusiones
La mezcla de ideas y géneros que confluyen en Pacific Drive tiene como resultado un juego muy interesante que sabe sacarle partido tanto a las mecánicas de supervivencia como a la atmósfera paranormal y a la relación con el vehículo, que es casi tan protagonista como el personaje principal. En las ocho horas que dura una partida estándar puede llegar a hacerse algo repetitivo y engorroso, pero esto es algo ya no sólo fácil de digerir sino casi deseable por quienes gustamos de aventuras de este tipo en las que disfrutar de esa sensación de abandono y supervivencia en entornos hostiles que te fuerzan a apañártelas con lo que tengas a mano. Con un buen enfoque audiovisual y una historia regulera, pero que cumple, el título de Ironwood Studios es un magnífico lugar al que entrar con calma para disfrutar de la tensión constante e intentar sobrevivir.
Hemos realizado este análisis en PS5 con un código proporcionado por Cosmocover.